Exposición inédita

De viaje por los pueblos de colonización de España sin salir de Madrid

El Museo ICO de Madrid acoge hasta mayo una emotiva exposición que aúna arquitectura, historia y vivencias únicas

Vegaviana
VegavianaAna Amado y Andrés Patiño

Vegaviana (Cáceres), Realengo (Alicante), Villalba de Calatrava (Ciudad Real), Esquivel (Sevilla), Miralerío (Jaén)... Pueden parecer, a priori, simples nombres de pueblos de España, pero lo cierto es que esconden tras de sí una parte de la historia reciente de nuestro país que apenas se conoce y que bien merece un homenaje. Todos ellos son pueblos de colonización, apenas un puñado de los 300 pueblos que crecieron al albor del agua en plena posguerra española por toda la geografía nacional. Pueblos que ahora protagonizan una emocionante exposición que abrió sus puertas el miércoles en el Museo ICO de Madrid (Calle Zorrilla, 3) y que puede visitarse de forma gratuita hasta el próximo 12 de mayo.

Exposición de fotos sobre los pueblos de la colonización en Museo ICO de Madrid
Exposición de fotos sobre los pueblos de la colonización en Museo ICO de MadridLa Razón

La muestra, comisariada con gran pasión por Ana Amado y Andrés Patiño Erín, está formada por cerca de 200 obras originales entre documentos, dibujos y planos, además de publicaciones impresas y otras tantas reproducciones fotográficas que descubren al visitante una panorámica de las actuaciones del Instituto Nacional de Colonización (INC) en la España rural del siglo XX. En el recorrido se relata el proceso de creación y desarrollo de estos 300 pueblos de colonización, al tiempo que se complementa con las fotografías y entrevistas a colonos y especialistas, realizadas en la actualidad por Ana y Andrés, hasta el punto de que son los colonos quienes cierran el círculo de una historia apasionante que une arquitectura, historia y vivencias. Y es que, tal y como reconoció Ana durante la inauguración, «buscábamos arquitectura, pero nos encontramos con la gente, con historias que nos cautivaron y nos vimos en la obligación de darlas a conocer».

Esa gente, ahora hijos y nietos de los primeros colonos que se dejaron la piel en pueblos como Vegaviana, en Cáceres, muestra con orgullo sus raíces y abre los brazos al viajero dispuesta a honrar a sus antepasados. Porque cuando España pasaba sus peores momentos, subirse a lomos de un burro o, en el mejor de los casos, de un buey, con todos sus enseres a cuesta –niños y bebés incluidos–para recorrer decenas de kilómetros en busca de una vida más próspera, con tierras que labrar y una casa que habitar, podía parecer un privilegio. Pero si por algo se caracterizaron los colonos que se atrevieron a tan magna aventura fue por su capacidad de esfuerzo y de sacrificio.

La ofrenda recibida por tal hazaña era la de «estrenar» un pueblo en un paisaje inventado, pues el Instituto Nacional de Colonización levantó cerca de 300 nuevos pueblos y movilizó a 60.000 familias rurales entre los años 40 y 60 del siglo XX de la mano de un grupo excepcional de jóvenes arquitectos como José Luis Fernández del Amo, Alejandro de la Sota o Fernando de Terán, encargados de diseñar un pueblo que cumpliera con los sueños de miles de colonos.

El sueño se cumplió, tal y como refleja la exposición en la que los bocetos tomaron forma en unos pueblos repletos de vida en los años 60, cuando trabajar el campo y vivir del regadío era una oportunidad salpicada de sudor y mucho empeño, tal y como muestran los aperos originales expuestos, gracias a la cesión de Antonio Galeano, un vecino de Vegaviana.

Aperos de labranza originales de Vegaviana
Aperos de labranza originales de VegavianaRaquel BonillaLa Razón

Sin perder esa esencia, los pueblos de colonización se han convertido a día de hoy en un refugio de calidad de vida, tal y como comprobaron Ana y Andrés después de visitar 45 pueblos y vivir más de un mes en Vegaviana. Este espectacular pueblo cacereño, en el que las impolutas casas blancas serpentean entre alcornoques y encinas sin dejar hueco al asfalto, es uno de los protagonistas de la exposición, gracias a las vivencias de sus entrañables vecinos, como Vito, Ilumi, Juana, María, Loli, Mari Cruz o Marce, quienes relatan con desparpajo y emoción lo que significó criarse en este paraíso extremeño en el que el soniquete de los pájaros, el rumiar de las vacas y el traqueteo de los tractores sigue siendo su banda sonora. Y un paraíso que cualquier viajero puede sentir en primera persona. Visitar la exposición «Pueblos de Colonización. Miradas a un paisaje inventado», tan sólo será el primer paso.