
Viajes
Unas vistas inigualables de Budapest
Ninguna ciudad tiene un idilio tan especial con el Danubio como la capital húngara

Todo viaje guarda siempre en la memoria una fotografía, una instantánea, que parece brillar con mayor lucidez entre los muchos recuerdos que traemos al retornar a casa. Una imagen que, de manera inconsciente, dibuja una sonrisa en la cara cuando la volvemos a ver.
Tras mi última visita a Budapest -capital de Hungría y una de las ciudades más interesantes y cautivadoras de Europa- los recuerdos y las añoranzas de aquellos maravillosos días se agolpaban.
Como es sabido, su nombre proviene de la unión de dos antiguas urbes (Buda -ubicada en una colina que va paralela al río- y Pest -en la otra orilla, más llana-). Ambas separadas, y a la vez conectadas, por el caudaloso Danubio.
Sin duda, una de las localidades del viejo continente que, sí o sí, hay que conocer.
De los numerosos miradores que podemos encontrar en la parte de Buda (la orografía da pie a ello) como la ciudadela de la colina Gellért o las increíbles panorámicas que se descubren desde el Bastión de los Pescadores (formado por siete torres construidas con piedra blanca que honran a los siete caudillos de las tribus magiares que llegaron a estas tierras y fueron el germen de la actual Hungría), hoy les recomiendo el situado la terraza del castillo (en lo alto de sus murallas).
Un castillo (más bien un complejo palaciego barroco) con una tumultuosa historia que, en su trazado urbanístico actual, fue ordenada su construcción por la dinastía de los Habsburgo.
Por su altura y por su privilegiada ubicación, en mi opinión, es el mejor de los miradores al regalarnos unas vistas únicas de cuanto se despliega a nuestro alrededor.
Por un lado, mirando a la izquierda, el puente de las Cadenas (el más antiguo y famoso de la ciudad) y el impresionante edificio del Parlamento (uno de sus más importantes símbolos arquitectónicos de Budapest). También, algo más lejos, se aprecia la isla Margarita, uno de los "pulmones verdes" de la ciudad.

Por otro, a nuestra derecha, la colina Gellért (con la colosal estatua de la Libertad, visible desde casi todos los puntos de ciudad, junto a una gran bandera del país que ondea sobre un inmenso mástil).
También en esta zona podemos divisar el puente de la Libertad (con su característico color verde) y el de Isabel (bautizado así en honor a la emperatriz Sissi -Isabel de Baviera-).
A nuestros pies, un majestuoso Danubio cuyas aguas (transitadas por numerosos barcos, en su mayoría dedicados a pasear a los turistas) van formando una suave curva que define la orografía del lugar.
Y, como fondo de tan espectacular escenario urbano, Pest con esa cautivadora mezcla de edificios clásicos y modernos donde son perfectamente reconocibles las torres de muchas de sus iglesias y, sobre todo, la gran cúpula de la basílica de San Esteban (la mayor iglesia católica de todo Hungría)
En cierta forma, el viajero comprende, desde este emblemático emplazamiento, por qué se conoce a Budapest como la “Perla del Danubio”.
Conviene recordar que esta gran arteria fluvial es el río más grande de Europa occidental, atravesando o haciendo de frontera de diez países hasta desembocar, formando un gran delta rico en biodiversidad, en el mar Negro.
Aunque son muchas las ciudades (como Belgrado, Viena, Linz o Bratislava) que son bañadas por estas aguas, no hay duda que con Budapest hay un idilio especial.
En definitiva, junto a un recomendable paseo en barco para ver la belleza de esta ciudad desde otra perspectiva, nada como subir hasta este mirador del castillo/palacio de Buda para darse cuenta de la importancia y el eterno romance entre Budapest y el Danubio.
Datos útiles
Web: www.visithungary.com
¿Dónde comer? Ya que estamos en la zona de Buda, una buena opción para disfrutar de la cocina austrohúngara es el restaurante Ida (www.idabistro.com).

Su carta ofrece un magnífico repertorio de la gastronomía de estas latitudes en un ambiente relajado y elegante. Sin duda, el escenario perfecto para saborear un plato húngaro tan representativo como el “goulash” acompañándolo con alguno de los magníficos vinos que se elaboran en el país.
Baños termales. Reconocida como una ciudad de balnearios, es una de las experiencias que hay que probar.
El más conocido de todos ellos, cuya visita recomiendo, es el balneario Széchenyi (www.szechenyibath.hu), uno de los más grandes de Europa y un símbolo de Budapest.
Es icónica la imagen de sus tres piscinas exteriores, de intenso color azul, rodeado por espectaculares edificios neobarrocos de tonalidades amarillas.

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