La investidura de Sánchez

La investidura se negociará con Junqueras en la cárcel

Los republicanos exigen a Ferraz «el abandono de la vía represiva» para avalar a Sánchez mientras cobra fuerza la posibilidad de que Asens, líder de los Comunes en el Congreso, abra una vía negociadora con Junqueras

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante la rueda de Prensa que ofreció ayer desde el Palacio de La Moncloa / Efe
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante la rueda de Prensa que ofreció ayer desde el Palacio de La Moncloa / Efelarazon

Los republicanos exigen a Ferraz «el abandono de la vía represiva» para avalar a Sánchez mientras cobra fuerza la posibilidad de que Asens, líder de los Comunes en el Congreso, abra una vía negociadora con Junqueras.

Ayer fue un día intenso. ERC, PSOE y Podemos saben que la investidura solo puede salir adelante si son capaces de alcanzar un acuerdo de mínimos. El disparo de salida lo dio Pere Aragonès en el programa de Carlos Alsina de Onda Cero. Críticas a Sánchez por asumir «el nacionalismo español» y por «destruir la confianza». Pocas horas después, Gabriel Rufián se reunía con Adriana Lastra. Un primer contacto para constatar las diferencias y una exigencia de los republicanos: garantías para que el Estado abandone «la vía represiva». Los republicanos huyeron de declaraciones, solo un comunicado para mantener su «no» a la investidura, dejando claro que esperan un movimiento, al que Aragonès puso nombre y apellidos: volver a la Declaración de Pedralbes, «a lo firmado por ambos gobiernos». Ninguna referencia a los 21 puntos que Torra planteó ese día, que en ERC valoran como «papel mojado», y sí a la mesa de partidos, diálogo fuera de las instituciones: «El conflicto no se resolverá de la noche a la mañana. Ante el bloqueo nuestra obligación es abrir caminos, porque los acuerdos de calado, necesitan tiempo, confianza y no estar ligados a un reglamento».

Sánchez casi de inmediato recogió el guante. Apeló al diálogo dentro de la Constitución, aparcó la recuperación del delito de referéndum ilegal y lanzó su órdago: PSOE y Podemos son los únicos que garantizan el diálogo. Fuera de ellos, avisa a ERC, solo hay en el horizonte nuevas elecciones. No aceptó la mesa de partidos, pero el presidente habló de crisis política.

Además, de los actos públicos y el cruce de declaraciones, también se producen otros movimientos entre bambalinas. El más importante, la abstención de los republicanos en el Ayuntamiento de Barcelona, lo que permitirá tramitar los presupuestos de la ciudad al Gobierno de los Comunes y socialistas. El acercamiento no es baladí porque ERC aspira a lograr el apoyo de los Comunes en los presupuestos de la Generalitat, prorrogados desde 2017, una de las grandes batallas de Pere Aragonès, porque sin presupuestos las elecciones se podrían precipitar, aunque con ellos no se ha dicho todavía la última palabra. Además, los Comunes aspiran a erigirse en árbitros en la disputa PSOE-ERC y lograr la abstención de los republicanos, para hacerse valer y conseguir alguno de los ministerios que irían a parar a manos moradas.

Este papel parece reservado a Jaume Asens, el líder de los Comunes en Madrid. Iglesias ya protagonizó un acercamiento con Junqueras, incluso lo visitó en la cárcel de Lledoners, como adelantó LA RAZÓN, a pesar de los desmentidos de Pablo Echenique. Ahora, este paso podría darlo el propio Asens. De hecho, el candidato morado dijo, en una entrevista en Naciodigital.cat, que «los iré a ver pronto –a los políticos presos– para explicarles nuestra propuesta. Los fui a ver después del verano con Ada Colau». Asens tiene una relación fluida con los republicanos, incluido Toni Comín, hoy en la órbita de Puigdemont.

Los Comunes no descartan que esta visita se produzca, lo que pondría en valor el papel de Jaume Asens, porque es impensable que un dirigente socialista se entreviste con Junqueras en la cárcel. De hecho, solo ha acudido a verlo José Montilla, el expresidente catalán, algunos alcaldes metropolitanos pero no Miquel Iceta, primer secretario del PSC, que recientemente negó esa posibilidad. Dirigentes republicanos creen que la iniciativa «es una buena idea», pero el entorno de Junqueras niega tajantemente que se hayan producido contactos para hacerla efectiva. Otros dirigentes consultados de ambas formaciones no descartan el encuentro pero consideran que todavía «no es el momento procesal». Junqueras sigue siendo el presidente de ERC y tiene en Pere Aragonès, Gabriel Rufián y Joan Tardà a sus máximos colaboradores. La única decisión que ha tomado ERC es mantener su voto contrario, pero sin rémoras a la decisión de la CUP o JxC, escondiendo más bien poco que su voto solo dependerá de ERC.