María Dolores de Cospedal

Orgullosos de ser españoles, por María Dolores de Cospedal

En un inaceptable chantaje contra el Estado de Derecho, una minoría irresponsable se empeña en ignorar nuestro importante pasado, ejemplo de convivencia y progreso

La bandera ocupa las farolas del centro de Madrid
La bandera ocupa las farolas del centro de Madridlarazon

En un inaceptable chantaje contra el Estado de Derecho, una minoría irresponsable se empeña en ignorar nuestro importante pasado, ejemplo de convivencia y progreso.

Tal día como hoy, el 12 de octubre de hace exactamente 525 años, cambió el curso de la humanidad cuando dos hemisferios separados por un océano se encontraban para siempre. Por lo que aquello significó en la historia del hombre, pero también por lo que supondría para nuestra proyección en el mundo como gran foco de civilización, se conmemora esta fecha como nuestro Día de la Fiesta Nacional.

Por aquel entonces, los Reyes Católicos sentaban, no solo en el frente de la conquista territorial, sino en el diseño administrativo, de la economía, la sociedad y la cultura, las bases de una pujante identidad política que se consolidaría en los siglos siguientes con el nombre de España.

Es la nuestra una vasta y fecunda historia que pocos pueblos pueden igualar. Porque hablamos de los 525 años del 12 de octubre de 1492, pero podríamos estar recordando en este mismo 2017 los 450 años del «Camino Español» instaurado en 1567 entre Milán y los Países Bajos. O los tres siglos que acaba de cumplir la Real Compañía de Guardiamarinas, cuna de ilustres navegantes. O, por poner un ejemplo mucho más cercano, los 40 años que se cumplieron el mes de junio pasado de las primeras elecciones democráticas tras la dictadura.

Se abra por donde se abra el libro de la historia, encontraremos en él una hazaña protagonizada por un español, un descubrimiento geográfico o científico, una obra de teatro o poema inmortales, un momento para los anales.

Pero como ocurre con toda gran nación, en nuestro pasado no todo son éxitos. Hemos sufrido conflictos, retrocesos, graves crisis. De todos esos malos momentos hemos aprendido y salido adelante, puesto que lo que prueba la fortaleza de un pueblo es su capacidad de superación ante la adversidad. España es hoy un país moderno, desarrollado, rico en cultura y patrimonio, plural y diverso: un país a la vanguardia. En estas décadas de democracia, hemos dado un ejemplo de convivencia y progreso que todas las crónicas contemporáneas califican de éxito cívico, económico y social.

Pero siendo nuestro pasado importante, digno de ser recordado y celebrado, España es, además, un gran proyecto de futuro. Un proyecto incitante y sugestivo que ha de sustentarse en los valores de la unidad y la concordia, los mismos que nos han permitido disfrutar de los mejores momentos de prosperidad. Es la gran lección que nos dan siglos de convivencia y que en estos días una minoría irresponsable se empeña en ignorar, contra toda lógica y acatamiento de las leyes, en un inaceptable chantaje contra el Estado de Derecho.

Nuestros valores democráticos prevalecerán. Con la fuerza y la razón de la ley, y porque lo que se protege es, nada más y nada menos, que la soberanía de todo un pueblo, la soberanía que emana de todos y cada uno de los españoles.

Unidos celebramos esta fiesta que es de todos los españoles. Por historia, por presente y por el porvenir. Por el orgullo de pertenecer a nuestra nación. Orgullosos de ser España. Orgullosos de ser españoles.