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Rajoy convoca el martes a los mandos territoriales para reordenar el PP

Sáenz de Santamaría compareció ante los medios tras el Consejo
Sáenz de Santamaría compareció ante los medios tras el Consejolarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@1cade527

Se está reuniendo con los barones para valorar los cambios en el partido.

MADRID - El próximo martes se reunirán en Génova todos los secretarios regionales y provinciales del PP para analizar los resultados de las elecciones autonómicas y municipales del pasado domingo, valorar la situación, analizar los pactos y estudiar posibles medidas de futuro. Los cuadros territoriales han sido convocados por carta a una reunión en la que estarán el vicesecretario de Organización, Carlos Floriano, y el vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas. Es posible que al final también asista a ella la secretaria general, María Dolores de Cospedal.

Esta convocatoria hay que enmarcarla dentro de la decisión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de pulsar el clima interno en su partido antes de ejecutar los cambios que considere oportunos para responder a los resultados electorales. También ha abierto una ronda de reuniones con los barones autonómicos para intercambiar impresiones sobre la situación y conocer su opinión sobre las medidas a adoptar.

Rajoy necesita trasladar la imagen de que recupera el control y tiene que cortar los signos de división y rebelión interna. En Moncloa y en la dirección del PP hay un malestar palpable con la precipitación de los barones que han anunciado su retirada sin esperar ni siquiera a ver cómo concluyen los pactos postelectorales. La dirección popular quiere que la salida sea ordenada y no autorizará que se convoquen congresos regionales extraordinarios antes de las generales. La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, y el de Baleares, José Ramón Bauza, fueron los primeros en dar un paso al frente, y Génova dice que han sido movimientos dirigidos a atender sus problemas internos sin atender al interés del conjunto, y que el calendario, salvo contraorden, establece que no habrá congresos hasta después de las generales.

Así se lo está trasladando Rajoy a sus barones. Pero las conversaciones van mucho más allá, ya que son la base desde la que el presidente «quiere poner a punto el PP y preparar los siguientes comicios». El jefe del Ejecutivo está tanteando a todos para actuar después de la constitución de los ayuntamientos y de los gobiernos autonómicos.

Hasta entonces, ha pedido que en Génova no pare la acción política. Además de la reunión con todos los cuadros territoriales, en el área de Organización llevan toda la semana preparando un pormenorizado informe sobre los resultados electorales para detectar los puntos territoriales en los que el PP ha aguantado mejor y dónde ha mostrado más debilidades. Esta información tienen la intención de cruzarla con los análisis postelectorales del CIS y de otros institutos, que se publiquen próximamente, para señalar las bolsas de votos a las que tienen que dirigirse para remontar la pérdida de los 2,5 millones de votos que no les dieron su aval el 24-M.

Evidentemente, la evolución de los acontecimientos ha hecho que en Génova tengan la sensación de que todo está en el aire hasta que los pactos terminen de concretarse. Hay clima de transición hasta que Rajoy hable y aclare qué va a hacer con el partido para afrontar las elecciones generales. Pero hasta ahora, siempre que se ha generado un clima de expectación al respecto, la sensación interna mayoritaria apuntaba a que no iba a haber cambios significativos y, si acaso, ajustes, y así se ha cumplido siempre. Ahora, al contrario, el clima se inclina más a favor de la tesis de que esta vez sí habrá cambios y de alcance. Y éstas son las expectativas con las que tendrá que lidiar el presidente del Gobierno en las próximas semanas. La vista está puesta en el ajuste en el Gobierno, con la salida de José Ignacio Wert de Educación, y en la cúpula del partido. En cualquier caso, Rajoy necesita corregir cuanto antes esta sensación de provisionalidad para poner en marcha la preparación de las elecciones generales. Génova ya da por hecho que en los próximos meses se convocará un gran acto de partido, se llame convención o no, para cerrar filas y tratar de tomar impulso hacia las generales.