Literatura

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Luis Racionero: «Ser un hippie es lo mejor que he hecho en toda mi vida»

Luis Racionero / Escritor. Se ha dedicado a la literatura y al ensayo, pero es urbanista de profesión: «Comparto la teoría estética que dice que es mejor sugerir que aclarar», afirma, y asegura también que las mujeres «están más dotadas. Son más rápidas, directas y prácticas»

Luis Racionero
Luis Racionerolarazon

Se ha dedicado a la literatura y al ensayo, pero es urbanista de profesión: «Comparto la teoría estética que dice que es mejor sugerir que aclarar», afirma, y asegura también que las mujeres «están más dotadas. Son más rápidas, directas y prácticas»

Dirigió en París el Colegio de España y fue nombrado director de la Biblioteca Nacional en 2001. Estudió Urbanismo en Berkeley (EE UU), donde también se hizo hippie. A su regreso a España, fue profesor de Arquitectura. Luis Racionero (Seo de Urgel, Lérida, 1940) ha sido Premio Azorín, Fernando Lara de novela y Espasa de Ensayo. Entre esos dos géneros ha publicado varias docenas de títulos. También ha realizado algunos cortometrajes. Sobrevivió a seis grandes amores. Es un espíritu libre que posee sentido del humor y al que no le asustan ni las feministas ni la muerte. Después de que hicieran aguas sus relaciones sentimentales dice que se ha dado de baja de la convivencia y que vive solo.

–¿Ya se acabó lo de meterse con Gaudí?

–Sí, totalmente, lo criticaron cuando yo era pequeño los racionalistas, los seguidores de aquella arquitectura que inventaron Gropius, Le Corbusier, los de la Bauhaus, que hacían una línea recta, algo completamente geométrico. La arquitectura ondulante, barroca y orgánica de Gaudí les produciría mareos. Sus seguidores llegaron a decir que lo mejor sería derribar la Sagrada Familia. Eso ya se olvidó porque hoy están todos muertos.

–¿Hay un rasgo común a los genios?

–Son gente que genera, que cambia el arte, que lo dejan diferente de como lo habían encontrado.

–¿El taoísmo es compatible con los paraísos artificiales?

–Sí, claro, naturalmente que sí. El taoísmo lo que refleja es que todo fluye, y eso es lo primero que se comprueba en los paraísos artificiales. Donde no se ve es en el racionalismo, que maneja conceptos inamovibles, quietos. Los racionalistas son gente con miedo al cambio y a la muerte.

–¿Usted no la teme?

–En absoluto. Es imposible morirse cuando uno es todo. Lo de Unamuno de querer seguir siendo el mismo, con sus zapatos y todo, era una tontería.

–¿Usted fue hippie?

–Sigo siéndolo y es lo mejor que he hecho en toda mi vida.

–¿Aspira a convertirse en místico?

–Eso no puede programarse ni pretenderse. Hay muy pocos en la historia.

–¿Hay un secreto para envejecer con dignidad?

–No pretender más de lo que se puede, ni aparentar lo que no se es. Aceptar lo que va viniendo, y entrenar en las cosas que van costando. Como estoy jubilado, hay tiempo para entrenar. Hay que tener sentido del ridículo para no hacer el ridículo.

–¿El marxismo aniquiló a la gente que tenía conversación?

–Claro. Pobres marxistas. Supongo que lo hacían con buena intención, y que querían repartir... Los marxistas millonarios como Picasso y Visconti eran unos hipócritas porque la crítica marxista a ellos, claro, no les afectaba.

–Los marxistas también utilizaban lo de «cosmopolita» como acusación. ¿Cree que ése es también el caso de los nacionalistas?

–No lo creo. Para ser cosmopolita tienes que arraigarte mucho. Está el caso de Dalí, que es el más cosmopolita, y estuvo muy arraigado en su pueblo. Dalí pasaba medio año en Cadaqués y en Figueras, y el otro medio en Nueva York. El cosmopolita considera la parte dentro del todo. Y el nacionalismo, en cuanto referente a una región o un espacio concreto, es eso: Cataluña forma parte de España, y España de Europa y Europa del mundo.

–¿Y qué ha aniquilado el feminismo?

–A muchas mujeres que antes podían vivir mejor (Risas). El feminismo es una opción libre, y fue necesario. La mujer se puso en otro punto de las relaciones sociales. Pero las feministas a quienes deben reeducar es a las madres, que son las que educan a sus hijos.

–Ha sobrevivido a un gran amor seis veces, ¿tiene madera de héroe?

–No, de héroe no, de superviviente (risas).

–¿El hombre siempre saldrá perdiendo frente a la mujer?

–Sí, sí, sí. Están más dotadas. Tienen una inteligencia, no necesariamente racional, pero sí superior a la nuestra. Son más rápidas, directas y prácticas.

–¿Cuál cree que ha sido el mejor presidente de la democracia?

–Calvo Sotelo. El más honrado, inteligente, preparado, culto...

–Pero a la gente le gustan simpáticos...

–Bueno, si además son simpáticos, mejor. Yo les pido antes que sean inteligentes, y que sepan idiomas para poder hablar con los presidentes de otros países.

–¿Cuál es la cosa más pintoresca que ha escuchado sobre la Transición?

–Que Felipe González fue un gran estadista. Eso es lo más grotesco. ¡Pero si fue el causante de la república bananera en la que vivimos!

–A usted que fue director de la Biblioteca Nacional, ¿qué le pareció que trataran de relegar la estatua de Menéndez Pelayo?

–Una falta de respeto y de cultura. Es casi imposible leer toda su obra, pero con leer unos cuantos de sus libros es suficiente para percatarse de la categoría intelectual del personaje. Y precisamente en un lugar como la Biblioteca Nacional, es una obra como la de Menéndez Pelayo la que hay que destacar. Otra cosa son las creencias religiosas de ese autor, que nada tienen que ver... Hay que dejar al margen de sus creencias la valoración intelectual y cultural de su obra.

–¿Qué espera de sus lectores?

–Me gustaría que valorasen que escribo claro en un país de cabezas intrincadas como una kasbah.

–¿La Gioconda es la demostración de que la sonrisa es más interesante que la carcajada?

–Claro, comparto la teoría estética que dice que es mejor sugerir que aclarar, que es mejor siempre la sugerencia que lo obvio. Umberto Eco lo explicó en «Obra abierta», cuando dice que la obra de arte siempre es mejor cuando sugiere, cuando es abierta para que el espectador aporte algo.

–¿Qué le ha provocado carcajadas últimamente?

–Cuanto más se indignan, más me entra la risa. Parece que no saben de Historia, ni de Geografía, ni de Economía, ni saben de nada de nada.

–¿Tiene planes para cuando Cataluña sea independiente?

–Entonces podremos jugar la liga francesa y tendremos árbitros mejores. Los árbitros españoles son muy malos y además son todos madridistas.

¿Mar o montaña?

Cuando descansa, descansa, pero sin dejar nunca de leer. Lo hace después de levantarse y tomar un sucinto desayuno acompañado del periódico. Prefiere la playa y la disfruta hasta la hora de la comida. Después abandona la arena para echarse una siesta reponedora. Y luego, más lectura, de nuevo, con la resquita. «Seguía el diario LA RAZÓN en sus inicios, cuando lo dirigía Luis María Anson», dice Racionero. Todavía lee la Prensa cada día, al modo tradicional: en papel. Le gusta mantenerse informado de los sucesos nacionales e internacionales y contrastar informaciones y opiniones en los distintos medios.