Investigación Médica

Felip Fenollosa: «Tener un tumor impreso en 3D marca la diferencia entre la vida o la muerte»

En 2014, el doctor Krauel, de Sant Joan de Déu tuvo una idea, imprimir en 3D un tumor para ensayar una operación quimérica. La Fundación CIM de la UPC, que preside Felip Fenollosa, lo hizo posible y ahora juntos salvan vidas.

En 2014, el doctor Krauel, de Sant Joan de Déu tuvo una idea, imprimir en 3D un tumor para ensayar una operación quimérica. La Fundación CIM de la UPC, que preside Felip Fenollosa, lo hizo posible y ahora juntos salvan vidas.
En 2014, el doctor Krauel, de Sant Joan de Déu tuvo una idea, imprimir en 3D un tumor para ensayar una operación quimérica. La Fundación CIM de la UPC, que preside Felip Fenollosa, lo hizo posible y ahora juntos salvan vidas.larazon

En 2014, el doctor Krauel, de Sant Joan de Déu tuvo una idea, imprimir en 3D un tumor para ensayar una operación quimérica. La Fundación CIM de la UPC, que preside Felip Fenollosa, lo hizo posible y ahora juntos salvan vidas.

–La impresión 3D no deja de sorprender con noticias como que un niño con una escoliosis grave puede volver a sentarse gracias a esta tecnología o que en un futuro cercano podremos imprimir a nuestra pareja. ¿Cuántas cosas se pueden hacer?

–En la pantalla de un ordenador podemos ver desde un correo electrónico a una pieza diseñada en 3D. En el momento en que tienes una pieza dibujada piensas, ¿esto no lo podría tener encima de al mesa? Y de la misma manera que puedes imprimir en papel el texto en word que hay en la pantalla de tu ordenador, con el 3D pasa lo mismo. Desde el momento en que se puede dibujar una pieza en 3D y rotarla en la pantalla, se crea la necesidad de tenerla encima de la mesa. Ya en 1989 aparecen los primeros sistemas de impresión en 2D.

–¿Se imprime con unos materiales concretos?

–Los primeros modelos eran más limitados, pero en paralelo hubo una revolución de los materiales. En el Centro Avanzado de Automoción de Bilbao, para hacer reactores de aviones ya se trabaja con titanio. Hay mucho trabajo por hacer, pero dime un material y te diré se imprime en 3D.

–La madera

–También se imprime madera, en láminas, como si fuera papel

–Hace 100 años Henry Ford revolucionó la industria con el trabajo en cadena, ¿la impresión en 3D está alterando la industria como entonces?

–Nadie duda de que estamos ante la Revolución Industrial 4.0, en un momento disruptivo. El fordismo hizo factible superar los grandes costes del trabajo artesanal y democratizó el acceso a los bienes: bajaba el coste en base a la producción, que también se abarataba, y de esto hemos vivido y seguimos viviendo. Con la impresión en 3D, se propone volver a lo artesanal, pero con los costes de la fabricación en serie. Es interesante porque Henry Ford nos decía «tendrá un coche siempre que sea negro» y ahora con la impresión 3D puedes elegir el color y cuesta lo mismo. No hay un sobrecoste por personalizar. Además, hoy puedes tener una impresora en 3D en casa por el precio de un smartphone

–¿Estos robots sustituirán la mano de obra de las personas?

–No, porque tras una impresión en 3D hay mucho trabajo manual. Toda pieza empieza con un proceso de creación. Alguien debe proyectar la pieza que quieres imprimir en 3D.

–¿En muchas aulas todavía se aprende como en la escuela industrial del siglo XIX, clase, timbre, clase ... la revolución en la industria va acompañada de una revolución en la escuela?

–Se ha de cambiar la ecuación para poder formar a los trabajadores del futuro. La impresión 3D es una buena herramienta para trabajar con proyectos que fomentan la creatividad, pues se aprende haciendo. En la Fundación CIM de la Universidad Politécnica de Catalunya estamos formando a profesores de la ESO y de FP, incluso, ayudamos a redibujar un plan de estudios y a crear nuevas titulaciones.

–Y ¿qué título de nueva formación reclama la industria?

–Un técnico de prototipaje.

–¿La industria automovilística es pionera en el uso de la impresión 3D?

–La industria de la automoción y de bienes de consumo, como electrodomésticos, son pioneras en utilizar la impresión 3D para crear prototipos. Pero una vez tienen el producto apuestan por la fabricación en serie, como toda la vida. Sin embargo, hay sectores como la aeronáutica o empresas de material médico que se han lanzado al manofacturing.

–Empresas que, por ejemplo, producen material médico en pocas cantidades ¿pueden utilizar los servicios de impresión del CIM, teniendo en cuenta que son máquinas muy caras que no todas las pymes pueden comprar?

–Hay empresas, cuyo valor añadido es el I+D. En el CIM, por ejemplo, damos servicio a una empresa de material médico que imprime 200 piezas cada año. Estas piezas son la carcasa donde va el dispositivo electrónico que ellos han desarrollado con su I+D. El CIM ofrece un «service bureau» que a muchas empresas les interesa que sea local porque ellas invierten en productos de gran valor añadido y les interesa tener relocalizado este servicio. Es mejor hacerlo en casa que no en un país lejano. No interesa tanto el bajo coste laboral, como la logística.

–Una de las colaboraciones que ha dado los frutos más gratificantes es con el hospital Sant Joan de Déu. A un equipo de pediatras se les ocurrió imprimir tumores que parecían imposibles de operar para practicar y lograron intervenir y salvar la vida de niños que estaban desahuciados.

–¡Es la foto que preside mi despacho (un tumor en 3D)! Revela el potencial de la personalización de cosas que no se hacían y que son necesarias. Ante un caso crítico de operación tener un prototipo en 3D en la mano puede marcar la diferencia entre hacer o no la operación. Nosotros somos su taller para poder hacer este prototipo

–¿Cómo nace esta colaboración?

–Parten de liderazgos personales. En Sant Joan de Déu, hay un equipo médico brillante, dinámico y muy humano encabezados por los doctores Lucas Krauel, Jaume Mora y el departamento de R+D dirigido por Jaume Pallerols que empezaron a explorar. Innovamos juntos. Hacíamos un prototipo con el tumor y otros sin para que los doctores pudieran ver y tocar las venas que hay dentro. Estamos aprendiendo juntos. Cuando nos traen un caso, estudiamos qué hacemos. El reto ahora es cómo conseguir que esto sea una herramienta común. Un médico debería poder imprimir en 3D, igual que tiene la radiografía al momento de un paciente que se ha todo la muñeca, pero hay un tema de costes. Sant Joan de Déu ya tiene una impresora sencilla en 3D para que los casos que no requieren mucha complejidad los puedan hacer ellos. Es un primer paso.

–Otro paso para democratizar la impresión 3D son los FABLABS

–Una vecino de Barcelona puede entrar e imprimir en los FabLabs del Ayuntamiento. Gente que quiere hacerse una jaula para cazar mariposas o quiere arrancar una startup. También vienen escuelas, niños de barrios difíciles que ven que con estas máquinas hacen cosas, una carcasa del móvil, por ejemplo. Los profesores nos dicen que la impresión 3D ayuda a luchar contra el fracaso escolar y a crear vocaciones para seguir estudiando porque los chicos ven «ipso facto» la recompensa de su esfuerzo. Es el primer paso para salvar la industria.

–Adidas imprimió una serie de bambas en 3D, ¿debe temblar la industria de la moda?

–Debe temblar «Tiger» o los «chinos». Sobre una camiseta puedes imprimir un relieve, en cambio, puedes imprimir tu escritorio.