No es que tengamos la piel más fina; es que tenemos la conciencia más asentada. Insultar, como difamar, injuriar o calumniar, sigue saliendo demasiado barato. Sobre todo en los juzgados, donde la mayoría de los jueces– a no ser que les afecte personalmente a ellos– lo enmarcan dentro de la libertad de expresión. Recuerden la sentencia del juez Juan del...
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