Hemos ido «privatizando» la experiencia de la muerte, de tal manera que morirse parece un error que las personas listas deben evitar. Cuando alguien fallece, solemos preguntar dos cosas, de qué y a qué edad ha muerto. Como si el difunto pudiera haber evitado el ingreso en el más allá comiendo más sanamente o caminando más. Esta «individualización» del fenómeno...
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