Desde las altas esferas del poder nos envían el mensaje –claro, directo, no cabe interpretación porque no hay ni rastro de metáfora en la enunciación– de que el insulto es normal, bueno y democrático, por no decir moderno. Que, verbigracia, la cloaca de Twitter es la nueva normalidad del discurso público. Lo moderno siempre mueve multitudes. Todos queremos ser actuales....
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