Fue en Renacimiento cuando se forjaron las dos reglas que, desde entonces, han regido en la investigación científica. La primera alude a que sus resultados deben ser publicados para ser sometidos a escrutinio de la comunidad científica. Y la segunda, a que los miembros de esa comunidad reconozcan la autoría de las ideas pioneras. Ambas encuentran su razón de ser...
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