Que nos organicemos mal, encima de la que nos está cayendo, no tiene perdón de Dios. Que los virus nos ataquen no tienen remedio. Es una circunstancia biológica mundial que, como mucho, podemos pensar agravada por nuestra forma tan mediterránea de socializar, especialmente en verano. Que nuestra economía se desplome, porque los turistas ya no vienen y la gente consume...
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