La valentía - María José Navarro - Younews

La valentía

¡Compártelo para crear debate!
¡Compártelo para crear debate!
3 septiembre 2 min.

Periodista de la cadena COPE

Este martes estuve escuchando a Jordi Évole con Carlos Herrera a propósito de su libro «Confinados. Historia de una pandemia que paralizó el mundo». Contó que, durante este tiempo raro, ha tenido la oportunidad de hablar y conversar con mucha gente a la que, en otros momentos, hubiera preguntado por cosas dispares o por sus trabajos, pero que ahora se...

¿Quieres leer más?

Has accedido a un contenido premium de La Razón. Suscríbete a Younews y tendrás acceso ilimitado a las mejores opiniones, análisis y otros contenidos exclusivos. Una suscripción que va más allá de las noticias, y para que lo pruebes te regalamos un mes gratis.

Has accedido a un contenido premium de La Razón. Te regalamos 10 contenidos gratis para que pruebes.

Leer este artículo

Tienes artículos disponibles

Inicia sesión si ya eres suscriptor

¿Necesitas ayuda? Contáctanos
Déjanos tu teléfono, te llamaremos.
Envíanos un correo electrónico a atcliente@larazon.es
¡Compártelo para crear debate!
¡Compártelo para crear debate!

Periodista de la cadena COPE

icono de la newsletter
Descubre nuestras newsletters y recíbelas en tu correo

Apúntate a la mejor selección de contenidos de ocio, actualidad internacional, agenda electoral y acontecimientos de España

Únete a la conversación

1 cometario en “La valentía

  1. Luchas por tu vida contra la enfermedad. Si ser héroe es pelear por lo único, realmente importante, que tienes, si, efectivamente, se es un héroe pero a la fuerza, no queda otra. Que remedio. Lo he padecido en casa.
    Pero no lo creo. Eso no es heroicidad sino supervivencia, necesidad.
    Para mi un héroe es el que hace algo extraordinario por los demás, desinteresadamente, con exposición de su vida ante un peligro que corre ese otro, uno o varios, al que, incluso, puede que ni tan siquiera conozcas.
    Unos llevan sus enfermedades, mejor o peor, luchando en silencio. Otros las jalean y hacen de la desgracia, hasta de eso se es capaz, un evento para seguir apareciendo en la foto y si es posible cobrando.
    Me quedo con los primeros, los que no dan cuartos al pregonero, los que calladamente intentan superar una canallada, de las muchas que pueden pasar en la vida, dejando al margen revistas y cotilleos, de televisión en televisión. No me gustan, son despreciables, los que de su desgracia o la de los suyos, bajo una capa de bondad y sufrimiento impostado, hacen caja sin sonrojarse, con «lagrima de cámara», la que solo aparece cuando están delante de ellas, como si les tocaran un timbre o abrieran un grifo, y la sensibilidad impostada, a flor de piel y de puesta en escena..
    Para algunos todo vale y la verdad, para mi al menos, es que no vale todo; y menos por la «pasta gansa», a costa de las desgracias, sensibleras o sensibilizadas de diseño, de propios y extraños, menos.
    Estamos volviendo a la España de la pandereta, del postureo y de la vergonzante irresponsabilidad.
    Del no me quiero acordar de lo que dije y critiqué, con toda acritud, ayer y practico y justifico hoy y para mi sin pudor alguno.
    Lo vemos en el faranduleo y en la clase, carente de toda clase, política. En la desfachatez con la que, unos y otros/as dicen una cosa y su contraria sin que se les mueva un musculo de sus caras de cemento.
    Si, admiro la lucha para adentro, el tesón y el esfuerzo del enfermo anónimo y me parece obscena la puesta en escena de tantos y tantos que viven de la vida y miserias de los demás tanto como de las suyas propias, vendidas al mejor postor , con la lagrima fácil cuando les enfoca esa cámara o están en ese plató por un plato de lentejas peor o mejor condimentadas.
    Que con su salud, la de los suyos o la de los demás se las coman y les siente lo mejor posible a ser posible. Vividores todos ellos, los de la política de cola y palacios veraniegos y los «salvados» de tantas jaranas y bajezas.
    Pero por favor no me vengan con heroicidades que no lo son. A menos que intentar vivir la vida sea ya, por si mismo, una autentica heroicidad.
    Entonces, si es así, todos héroes.
    La heroicidad, como decía antes, para mi, es otra cosa muy distinta.
    Buenos días.