Ayer, un Donald Trump convaleciente afirmaba que haber contraído el coronavirus le había servido para comprender mejor a las personas que lo han sufrido y el alcance de esa enfermedad. Hay que congratularse de esa epifanía del mandatario norteamericano, de ese momento de caída del caballo, de ese ver súbitamente la luz gracias a haber sufrido en sus carnes aquello...
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