En cualquier país serio, cuando a un ministro le gritan “dimisión” desde las bancadas, bien por su gestión, bien porque algún caso judicial le salpica, el ministro señalado abandona el cargo ipso facto. Aquí, una ya no sabe qué tiene que pasar para que ocurra el milagro. Aquí, por ejemplo, un vicepresidente puede jactarse de que no va a dejar...
¿Quieres leer más?
Has accedido a un contenido premium de La Razón. Suscríbete a Younews y tendrás acceso ilimitado a las mejores opiniones, análisis y otros contenidos exclusivos. Una suscripción que va más allá de las noticias, y para que lo pruebes te regalamos un mes gratis.
Has accedido a un contenido premium de La Razón. Te regalamos 10 contenidos gratis para que pruebes.
Tienes artículos disponibles
Inicia sesión si ya eres suscriptor
Este pais con ésta clase política, la peor de toda la democracia, a mí parece, se ha convertido en Sodoma y Gomorra.