Paulita Naródnika, la lideresa del populismo vernáculo, voló a La Paz, ciudad de los Andes y la capital más alta del mundo. Y volvió a demostrar que el peligro que representa para la libertad y los derechos de los pueblos no estriba tanto en lo que oculta como en lo que manifiesta.
Su desprecio a las instituciones, típico de todo...
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