El mundo ha perdido la inocencia. Aunque luce rebosante de inocentes. Pese a que la historia no ha llegado a su fin –pero «estamos trabajando en ello», como decía una política de infausto recuerdo que denominaba «trabajar» a lo que no era más que «enredar»–. Verbigracia, hoy, para conseguir riquezas, para hacer pasta a lo grande, se necesitan habilidades que...
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