Mandataron mandamases de la gobernación que el tema de la república acaparase la Navidad. ¡Quia! Pese a la ordenanza de timoneles omnipotentes, la república no logró ser la comidilla de la comilona familiar. Ni ganas teníamos de mascar, así que mucho menos de envenenarnos la sangre con disputas familiares. Pues a eso nos enviaban: a luchar armados de cuchillo y...
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