2022-04-02_CRISTIANOS EN DEMOCRACIA

El Gobierno socialista de España impulsa su persecución contra el movimiento Pro-Vida #RezarNoEsDelito Pederastia en la iglesia: un informe de e-Cristians desmiente las mentiras que persiguen a la Iglesia Presenta en Sevilla el 7 de abril la Alternativa Cultural al Totalitarismo Ideológico Entrevista a Juan Carlos Corvera La libertad de educación en peligro Número 1 - Edición Primera - Abril 2022 - Ejemplar gratuito -www.revistademos.com Activismo cristiano www.revistademos.com

2 EDITORIAL ES LA HORA DE LOS CRISTIANOS Cuando en el mundo se aparecen sombras de dolor, de sufrimiento y de angustias, ya no caben más dudas de que es la hora de los cristianos. Ucrania es solo un síntoma más de la destrucción de la sociedad occidental a manos de quienes se han erigido en sus verdaderos verdugos: la mentira, el desamparo, el egoísmo y la deshumanización. Ante un panorama tan desolador, las ideologías que prometieron felicidades eternas, utopías arrasadoras y hasta la fuente inagotable de la felicidad materialista han evidenciado su colapso. Si hasta ahora ha sido posible el éxito de la democracia liberal –el menos malo de los sistemas políticos que ha disfrutado Occidente y el mundo- ha sido por las aportaciones incuestionables del cristianismo. En el centro de la democracia liberal se encuentra la defensa de la vida como esencia fundamental. La vida como tesoro único y verdadero que nos pertenece como un regalo. La vida como piedra angular. Hay lugares del mundo donde la vida no vale nada. Basta una discusión para perderla sin que nadie pague por ello. Hay lugares donde la vida de cada persona es una mera circunstancia. Las virtudes del cristianismo en la democracia liberal hicieron que proteger la vida fuese una de las cuestiones principales que así se recoge en la carta de los Derechos Humanos. No hay nada tan sagrado en el mundo en el que nosotros vivimos y conocemos como la vida de cada persona. Inviolable, intocable. Cada vez son más los países en los que la vida no vale nada. Cada día, se emiten nuevas leyes que justifican el homicidio de bebés no nacidos, ancianos, enfermos terminales… todo ello acompañado, por supuesto, de nuevos “derechos” y nuevas leyes para blindar estos nuevos derechos cancelando a todo el que opine diferente, impidiendo la libertad de expresión de quien se atreva a desafiar a las imposiciones ideológicas de los nuevos tiempos. Por eso no se entiende que desde el mismo Occidente, que consagró la vida como lomás esencial para que la democracia funcionase, se hayan impulsado propuestas para la destrucción de la propia vida. No se entiende que en Occidente siga existiendo la pena de muerte como forma de exterminio como una forma de venganza en sustitución de la redenciónmediante otros métodos comprobadamente útiles. No se entiende que el aborto se haya consagrado en un derecho de las mujeres y que haya quienes lo proclamen como una necesidad. Las mujeres necesitan vías más potentes para resolver sus problemas, vías más eficaces. Pero el aborto, sin duda, no solo no resuelve sus problemas sino que los acrecienta. Desde una maldad premeditada, alguien quiso controlar a las mujeres arrebatándoles lo más sagrado que tienen: el poder de dar vida. Es algo que solo les pertenece a ellas y que solo ellas pueden ofrecer a la sociedad como una bendición. No se conocen casos de mujeres que recuerden sus abortos con felicidad o como un momento memorable de sus vidas. Algunas, quizá, seducidas por el engaño, lo experimentaron como una liberación ante determinadas presiones. Pero a todas, por igual, les queda la duda de qué sería de aquellas vidas que les fueron arrebatadas. Ellas también son víctimas de quienes las indujeron a una decisión desafortunada. No se entiende la eutanasia como final forzoso de la existencia. Si vivir es un derecho humano, un derecho fundamental, ¿cómo puede ser que morir también lo sea? Increíblemente, algunos así quieren hacerlo creer. Físicamente, soplar y sorber no es posible. En las democracias liberales, irremediablemente unidas a la protección del bienestar de las personas, la eutanasia constituye una omisión de este deber. Los datos evidencian que la mayoría de las personas que padecen una enfermedad incurable son rehenes de sus propios miedos y sinsabores, lo que las empuja precipitadamente al vacío. Es responsabilidad de la sociedad salvarlas de ese drama. Sin embargo, hay quienes piensan que la solución es empujarlas por el precipicio. La segunda aportación de los cristianos a la democracia liberal es la defensa de la dignidad de las personas. Esto, que puede resultar genérico, es esencial para entender derechos tan esenciales como el de reunión, el de manifestación, el derecho a la disidencia, el derecho al trabajo y, sin duda, la protección del bienestar de las personas. Si bien la Iglesia es una elefante que avanza lento, nunca deja de avanzar y, en muchas ocasiones, convirtiéndose en vanguardia de las revoluciones sociales más importantes de la historia. Nadie como los cristianos ha defendido el derecho de los trabajadores por encima de todas las cosas. Nadie como los cristianos ha puesto en el centro el valor social del trabajo, de la educación, de la sanidad, de la protección de la niñez y de la ancianidad. Nadie como los cristianos han defendido a los más vulnerables, especialmente a la mujer. A pesar de que el feminismo es ahora una de las corrientes más potentes de nuestro tiempo, entenderlo alejado del pensamiento cristiano es una irracionalidad. Desde las Sagradas Escrituras hasta el pensamiento filosófico del cristianismo la mujer se consagra en igualdad al hombre, no supeditada a él y en el mismo plano de condiciones, derechos y deberes. La tercera aportación es la defensa de la libertad. ¿Quién como los cristianos han defendido el derecho a disentir, al libre albedrío? La libertad es, fundamentalmente, el derecho a estar equivocado. Las democracias liberales consagradas en Occidente después de la Segunda Guerra Mundial fueron posibles gracias a las aportaciones del cristianismo. Sin libertad de pensamiento, de cátedra, de opinión no es posible la democracia. La imposición de la verdad oficial sobre la posibilidad de investigar, de debatir o de disentir limita la democracia y la convierte en un lugar irrespirable. Por estas tres poderosas razones es la hora de los cristianos. Toca coger nuestra bandera y hacerla valer sindar unpaso atrás. Los cristianos somos vanguardia de la modernidad, del progresismo y del desarrollo de las sociedades más avanzadas. No podemos ocultarnos ni debemos arrugarnos. La democracia occidental sigue necesitando de nuestras aportaciones y estamos obligados de vivir coherentemente en mitad de la sociedad para que la vida, la dignidad y la libertad sigan siendo realidades incuestionables. De hecho, sin ellas, la democracia liberal fracasará. dêmos pretende ser un faro de luz en mitad de la oscuridad que ahora se impone sobre la sociedad occidentalm un canal para hacer visible las aportaciones del cristianismo a la democracia liberal y fomentar un debate secuestrado por quienes imponen sus mayorías. También es un soporte crítico a la sociedad actual que le ha dado la espalda a la tradición y la cultura judeocristiana sobre la que se cimienta Occidente. No queremos dejar de denunciar la cultura de la cancelación a la que se ha sometido a la democracia occidental para desacreditar las aportaciones del cristianismo. Nos quieren callados y encerrados. Nos quieren anulados. Por eso es la hora de los cristianos: más que nunca es el momento de alzar la voz, con serenidad pero con contundencia, para que no nos arrinconen y nos saquen de la vida pública a la que estamos llamados por vocación. Sin duda, los medios de comunicación han colaborado en esta nueva persecución que no tendrá final hasta borrar el cristianismo de los fundamentos políticos y sociales de Occidente.

3 NI VERDAD NI LIBERTAD Raúl Mayoral En plena dictadura nazi, durante una representación en Hamburgo del Don Carlos, drama escrito por Friedrich Schiller, al decir el Marqués de Posa: “Señor, conceded libertad de pensamiento”, hubo por parte del público un aplauso de varios minutos. Al día siguiente, el don Carlos fue retirado de todos los teatros de Alemania. Algo parecido ocurre en las actuales sociedades democráticas con esa tiranía censora de la corrección política que se dedica a acallar la libertad de expresión y a silenciar al discrepante de la mayoría. El resultado es un mundo en donde no se permite a la gente pensar ni decir lo que uno piensa, si no es manejando palabras, datos o información previamente acordada y validada por el ortodoxo discurso cultural dominante. De forma que si algún osado se atreve a pensar por cuenta propia y a decir lo que piensa, es declarado subversivo y proscrito, siendo cancelado y condenado al ostracismo y a la muerte civil. Sin duda, la corrección política dinamita la democracia porque fulmina la igualdad ante la ley, vulnera la libertad de expresión y anula la presunción de inocencia, piezas todas básicas en un Estado de Derecho. La finalidadde la corrección política es imponer un hombre nuevo, una nueva sociedad, en suma, una nueva cosmovisión con una cultura única y una ética única y, tal vez, pretender erigirse en una nueva religión, una especie de religión al revés. ¿Qué es, cómo surge y actúa este virus que está infectando la cultura de la milenaria civilización occidental? Como bien puntualiza Darío Villanueva en su obra Morderse la lengua. Corrección política y posverdad, “estamos ante una forma posmoderna de censura que, al menos inicialmente, no tiene su origen, como era habitual, en el Estado, el Partido o la Iglesia, sino que emana de una fuerza líquida o gaseosa hasta cierto punto indefinida, relacionada con la sociedad civil. Pero no por ello menos eficaz, destructible y temida”. Con un sustrato ideológico de raíz netamente marxista, la corrección política nace en la década de los setenta en los campus universitarios de Estados Unidos, con el fin excluir ciertos usos lingüísticos considerados como tendenciosos contra etnias y minorías. Y lo que empieza como un movimiento de apariencia respetuosa hacia el multiculturalismo se convierte, según Michael Burleigh, en una ideología maniquea cuando “la izquierda hizo un cínico cálculo para crear coaliciones de víctimas”. Por eso, la llamada victimofilia ha sido uno de los cimientos más sólidos en la construcción de la corrección política. Aquel viejo grito de ¡Proletarios de todo el mundo, uníos! ha sido sustituido por otro más novedoso: ¡Oprimidos de todo el mundo, uníos! Y si ellos no se unen, se encarga de unirlos la teoría de la interseccionalidad, introducida en la década de los ochenta por la activista y profesora de Derecho, Kimberle Williams Crenshaw, que sostiene que “el racismo, el sexismo, la xenofobia, la transfobia y otras formas de opresión son el resultado de la intersección de diversas formas de discriminación”. Posteriormente, este fenómeno corrector de las palabras o guerra de las palabras, al decir de Sarah Dunant, comienza a impregnar grandes espacios de la vida pública, desde la política a la economía, pasando por la ciencia, la educación y los medios de comunicación. Se generaliza como una corriente en defensa de minorías, en concreto, raciales y sexuales, empeñada en viciar el lenguaje con tintes excluyentes y liberticidas y al servicio de intereses políticos. Y en un claro abuso de poder, sus partidarios, erigiéndose en histéricos e iracundos guardianes del idioma, atribuyen de forma autoritaria a las palabras el significado caprichoso y sectario por ellos deseado. Toda una ingeniería semántica al servicio de una forma de censura, pero también de dominación. ¡Qué razón tenía George Orwell cuando afirmaba que el lenguaje es una poderosa herramienta para cambiar la sociedad! Insiste en ello Ludwig Wittgenstein en su Tratado Lógico Filosófico al aseverar que “los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”. Hoy, la corrección política se ha convertido en una moda impuesta de forma implacable en Occidente por comisarios del lenguaje. Una auténtica tiranía presentada bajo falsa apariencia de progresismo y tolerancia. Tolerancia represiva propone Herbert Marcuse. Y es que bajo esa máscara se esconde todo un movimiento totalitario de ideología izquierdista, un bolchevismo cultural como lo define Edoardo Crisafulli, que, mediante la manipulación del lenguaje y el pensamiento único, anula libertades de expresión, de pensamiento, de conciencia, religiosa, de prensa, o de cátedra, siendo una seria amenaza para las democracias libres y pluralistas. La finalidad de la corrección política es imponer un hombre nuevo, una nueva sociedad, en suma, una nueva cosmovisión con una cultura única y una ética única y, tal vez, pretender erigirse en una nueva religión, una especie de religión al revés. Ya lo afirma Douglas Murray en su obra La masa enfurecida: “La interpretación del mundo a través de la lente de la “justicia social”, de la “política identitaria grupal” y la “interseccionalidad” es quizás el esfuerzo más audaz y exhaustivo por crear una nueva ideología desde el fin de la Guerra Fría”. Lo que no logró Stalin con sus divisiones y tanques, conquistar y destruir Occidente, puede conseguirlo esta izquierda del siglo XXI que, desorientada tras perder sus banderas tradicionales en defensa de los intereses obreros, ha visto en la corrección política el caballo de Troya con que dominar las ciudadelas democráticas occidentales. A extramuros de la fortaleza, tres arietes, en complicidad con el intruso, intentan derribar los portones: la ideología de género, la memoria histórica y el mito del cambio climático. Tanto el caballo de Troya como los arietes son de pura fabricación marxista. En este contexto, la corrección política es una eficaz herramienta que manufactura estereotipos para alterar la identidad sexual, desordenando el sistema de procreación natural, para manipular el pasado, reescribiendo la Historia y para atribuir categoría divina a la Tierra, alumbrando una religión sustitutoria. Se configura, así una nueva ¿vieja? Humanidad en la cual la identidad del grupo se superpone a la identidad individual, propio de las sociedades totalitarias moldeadas por el fascismo o el marxismo. Asistimos a una batalla cultural que se está librando sobre un campo minado porque los corifeos de lo políticamente correcto han trucado las ideas por las emociones, los argumentos por la indignación y la racionalidad por la intimidación. Es la cultura de la queja, de la que habló Robert Hughes. Con ello, enrarecen la convivencia y la vida pública sembrando división y odio. Resulta muy difícil entablar una discusión civilizada con una masa indignada, histérica y vociferante que, además, emplea contra el disidente armas como la censura, la difamación, las campañas de desprestigios, los escraches, las provocaciones en las redes sociales, los bloqueos en plataformas, cuando no la violencia. Un modus operandi que, como sostiene Dave Rubin en No quemes este libro, “guarda escalofriantes similitudes con las tácticas adoptadas en la Alemania nazi. En esta deriva irracional y frenética, los apóstoles de la corrección política hacen pasar por verdades absolutas lo que son meros postulados ideológicos, falacias y sofismas, cuando nomeras ocurrencias sin base científica alguna. En definitiva, eluden la verdad si contradice su relato. Precisamente, uno de las consecuencias más letales de la corrección política es el desprecio a la ciencia cuando ésta no sirve convenientemente como apoyo a sus dogmas. Es el mismo desprecio ejercido por el nacionalsocialismo hacia las evidencias científicas cuando éstas disentían de las falsas teorías de la superioridad aria. ¿Cómo enfrentarse y combatir esta epidemia sobre el lenguaje y el pensamiento? Primeramente hay que hacer mucha pedagogía y ser didácticos con aquellas personas que, ya por buena fe, ya por miedo al aislamiento o exclusión, se autocensuran asumiendo las tesis de la corrección política. Fue precisamente Alexis de Tocqueville en La democracia en América el primero en observar cómo el miedo a ser aislado socialmente, indujo a las personas a omitir sus opiniones si éstas no coinciden con la mayoría. Y en segundo lugar, hay que actuar de forma organizada y con valentía para desmontar las mentiras e imposiciones con las que opera este fundamentalismo y superar así esa espiral de silencio a la que se refería Elizabeth Noelle-Neumann. Cuenta Vaclav Havel en su libro El poder de los sin poder, que en los regímenes comunistas “el individuo no está obligado a creer todas estas mistificaciones, pero ha de comportarse como si las creyera, o por lo menos, tiene que soportarlas en silencio o comportarse bien con los que se basan en ellas. Por tanto, está obligado a vivir en la mentira”. En una sociedad libre las personas tienen derecho a sostener las ideas que deseen, aunque resulten diferentes a las de la mayoría. Y ésta debe respetar ese derecho. Raymond Aron sostenía que una de las diferencias entre los sistemas democráticos y las dictaduras era el respeto a las minorías en los primeros, que estaba ausente en las segundas. Es necesario defender la libertad pero también la verdad. En las actuales circunstancias, adquieren vigencia las palabras de Roger Scruton: “el concepto de verdad desaparece del paisaje intelectual y se sustituye por el de poder”. Hoy, cuando la crisis de la verdad es la crisis de la libertad, no debiéramos olvidar que la verdad nos hace libres.

4 El Gobierno español prohibirá definitivamente las concentraciones provida ante las clínicas abortivas Ángel Pérez Guerra E l Partido Socialista español con el apoyo de Unidas Podemos, Ciudadanos, ERC y PNV, ha sacado adelante la aprobación definitiva de la reforma del Código Penal que permitirá castigar con penas de cárcel de entre tres meses y un año a quien acuda a las concentraciones provida realizadas en las inmediaciones de las clínicas abortivas para rezar y repartir folletos. Una vez aprobado, el PP y Vox se plantean recurrir al Tribunal Constitucional, porque, según ambos, la reforma atenta contra los derechos fundamentales y libertades públicas de reunión, expresión e ideológica. Sin duda tienen miedo a iniciativas como 40 Días por la Vida: Una campaña mundial de 40 días dirigida a acabar con el aborto a nivel localmediante la oración, el ayuno, la sensibilización de la comunidad y una vigilia pacífica, diaria y constante frente a los abortorios (clínicas donde se realizan abortos). Hasta el día de hoy, cuenta alrededor con 1 millón de voluntarios está presente en 588 ciudades de 65 países y desde 2007 ha salvado la vida de 20.730 bebés. A esto se suman 229 conversiones de trabajadores de la industria del aborto y114 centros abortistas cerrados tras llevarse a cabo las vigilas a sus puertas. Si quieres informarte y participar en las próximas vigilas en tu ciudad o comenzarlas, puedes informarte en https://40diasporlavida.online/ “Puede parecer que la ideología va al principio, pero lo que hay detrás es el interés económico” En una reciente entrevista concedida a El Sol Digital, Nayeli Rodríguez, coordinadora nacional en España de 40 Días por la Vida, declaró que aunque actualmente la “lucha” por convertir el aborto en un derecho (recientemente propuesto por Macron a nivel de la UE y recurrido en España al tribunal Constitucional desde hace mas de 10 años) pueda parecer una cuestión de ideología, al fondo, se trata verdaderamente de un gran negocio. Uno de los colaboradores de dêmos, Ángel Pérez Guerra, ha entrevistado en exclusiva para nuestros lectores al coordinador en Sevilla de “Cuarenta días por la Vida”. Javier Brioso es un joven estudiante de Administración y Dirección de Empresas que coordina los turnos de oración ante uno de los abortorios más “solicitados” de España. La campaña de esta Cuaresma reúne ya a más de medio centenar de voluntarios que dan testimonio en pro de la Vida por amor a Cristo y a su Bendita Madre, al tiempo que hacen “guardia” para atender a cualquier persona que demande su asistencia. Con él compartimos un turno y a continuación nos confió algunas vivencias de esta potente historia. ¿Qué hace un chico como tú en un lugar como éste? Soy un joven sevillano de veinte años que está enamorado de la voluntad del Señor, y eso es lo que me ha traído hasta aquí. Mi historia es un poco curiosa. Tuve la suerte de convertirme al cristianismo. Yo no creía en Dios, o si acaso era un cristiano no practicante (aunque no me gusta nada esa expresión) y pasé en un año de estar muy a favor del aborto a estar rezando frente a los abortorios con la gente de “Cuarenta Días por la Vida”. ¿Cómo se desarrolló esta iniciativa en Sevilla? Se hizo por primera vez en 2018, pero no tuvo mucho éxito. Hice un viaje a Córdoba, donde ya funcionaba, y allí viví una aventura muy larga de contar y decidí que aquello quería vivirlo también en mi ciudad. Así nació “Cuarenta días” aquí. Lo hicimos en Adviento con un grupo de voluntarios, y ahora en Cuaresma se está haciendo la primera campaña oficial. Gracias en parte a Nayeli Rodríguez, coordinadora nacional de la organización, que fue la que me animó a hacerla en Sevilla. ¿Qué acogida y qué evolución estáis teniendo? En Adviento fue un poco caos. La hicimos por un grupo de whatsapp. Éramos muchos y no salió muy bien. Fuimos unos veinte o treinta voluntarios, que no estaba nada mal para ser la primera vez. Pero sin duda, el cambio lo estamos viviendo ahora, con la web que nos ofrece la organización. Hemos visto un incremento de voluntarios muy notable. Según mis pobres estimaciones, diría que somos el doble. ¿Sentísmiedo? ¿Cómo lo vencéis? Nuestra labor no es fácil. Podría decir que es asequible para todo el mundo y que no supone ningún riesgo. Pero en honor a la verdad, pienso que es difícil, pero precisamente en este tipo de labores, complicadas, es cuando se hace más presente Nuestro Señor y su Mano, que siempre está con nosotros. En algunas situaciones sí que hemos sentido miedo, pero cuando eres consciente de lo que está pasando detrás de ti, en la puerta de ese infierno, no hay sentimiento que se interponga. Un católico con un rosario en la mano es invencible. No puede sentir miedo de nada porque está acompañado, y más en estas situaciones. Al miedo lo vencemos con la oración. Creo que no hay mejor arma para vencer esta batalla espiritual que un rosario. “Al miedo lo vencemos con la oración. Creo que no hay mejor arma para vencer esta batalla espiritual que un rosario.” Cuéntanos algunas experiencias inolvidables. Precisamente hoy (por el miércoles, 23 de marzo) hemos vivido una experiencia muy impactante, junto con el entrevistador. Hemos visto a un padre arrepentido del asesinato de su hijo. El niño tenía una enfermedad. Estos casos son muy difíciles. Tengo en la memoria una frase como si me la acabara de decir, y es que nos ha agradecido la labor que estamos ha-

5 ciendo. Un padre, recién salido de ese infierno, nos ha agradecido lo que hacemos. Le hemos dado información sobre el proyecto Raquel, que se encarga de ayudar a las madres a superar el síndrome postaborto y sus graves consecuencias. En Madrid se acaba de abrir un “refugio de la vida” en un local situado frente al centro mencionado, que ya ha rescatado una vida humana. Comoquiera que está a punto de aprobarse y entrar en vigor la reforma del Código Penal que persigue la oración ante los abortorios asimilándola al delito de acoso y otros graves, ¿habéis pensado recurrir a esta especie de “burladero” que proclame el derecho a nacer frente a quienes lo niegan? En todo caso, ¿qué pensáis hacer ante la nueva regulación legal? Es un tema de rabiosa actualidad, pero realmente yo creo que ni nos afectará. Desde Cuarenta Días por la Vida me comunican que no nos va a afectar, tras la modificación en el Senado. Y si nos afectara yo creo que es lo mejor que nos puede pasar, porque la Iglesia tiene que estar perseguida. Si en algún momento la Iglesia no está perseguida por la mundanidad es que lo estamos haciendo mal. Llevamos unas décadas en las que la Iglesia se ha acomodado y se han creado esos cristianos tibios, los cristianos de sofá, como diría el Papa Francisco. Leyes como ésta pueden hacer que nos demos cuenta de lo importante que es preservar nuestra fe y del regalo que nos ha sido otorgado. Creo que un claro ejemplo son los cristianos perseguidos en Iraq, que se juegan la vida. Nosotros en el peor de los casos, si nos afectara la ley nos supondrá un rato en prisión o una pequeña multa. No es comparable. Sobre el refugio pro vida, precisamente el 8 de marzo se estableció enfrente de la Dátor un refugio que, efectivamente, ya ha salvado la primera vida. Ya ha merecido la pena. Enfrente del abortorio en el que rezamos hay varios locales. Y Dios dirá si en un futuro podemos seguir el camino que están haciendo los voluntarios de Madrid. Creo que necesitamos refugios no sólo aquí sino en todos los abortorios de España. ¿Cómo os tratan los empleados, las mujeres y los viandantes? Con los empleados nunca hemos tenido ningún percance, aunque pueda parecer extraño. Cada voluntario comparte lo que ha vivido con otros en el turno. A veces les sujetan la puerta a los empleados. Son amables con nosotros. No les hace gracia lo que hacemos; es evidente. Pero no hemos tenido ningún problema con ellos. De momento. Cada mujer que entra vive una situación totalmente distinta. Hay mujeres que entran confundidas; otras decididas. Pero todas sufren el mismo denominador común, que es la pérdida de su propio hijo. Las reacciones de las mujeres son muy distintas. Generalmente salen con las miradas perdidas y anhelando un abrazo que muchas veces no reciben. Algunos voluntarios se acercan a las mujeres más afectadas llorando. Agradecen nuestro apoyo. Otras salen directamente como si nada hubiera pasado. El mayor rechazo, si se puede considerar como tal, lo tenemos de los viandantes. Hay de todo. Hay algunos que pasan y se santiguan. Pero hay otros que están en contra de lo que hacemos, nos hacen fotos o incluso algunos llaman a la Policía. Pero en definitiva, ya digo que cuando uno es consciente de lo que está pasando se olvida del mundo exterior y se centra en la batalla espiritual. ¿Qué es lo mejor de lo que hacéis? Lo mejor, sin duda, es dar la cara por Cristo. Creo que el Señor nos ha dado el mejor regalo que una persona puede recibir, que es la fe en Él. Y es un regalo que va a ser imposible devolvérselo. Pero mediante este tipo de iniciativas se le pueden ofrecer pobres migajas, como es este sufrimiento que tenemos rezando aquí a la intemperie, solos o acompañados, pero sufriendo. No es cómodo. Nunca te acostumbras. Al revés, cada vez te vuelvesmás sensible. Dar la cara por Cristo en estemomento es muy necesario, y más entre la gente joven que, como yo, se ha dado cuenta de lasmentiras de estemundoque han padecido la generación de mis padres, esa obsesión por la estabilidad laboral, por el reconocimiento social y por unas cuantas fiestas que nos ha llevado adonde estamos, a un país en el que desde el 85 se ha asesinado a más de dos millones de personas, solamente en clínicas abortivas, sin contar las víctimas, más numerosas, que se producen en la reproducción asistida. LA CUARENTENA COMO CUARESMA “Mi caso es un poco curioso. Yo me convertí al Cristianismo en plena Cuarentena, después de una vida sin Dios. Lo primero que me ayudó fue alejarme de esa vida que te ofrece el mundo y un pilar fundamental que me ayudó fue darme cuenta que a escasos kilómetros demi casa se estaba cometiendo esta atrocidad que es el aborto. Recuerdo que en una conversación con un amigo en junio de 2020, él me preguntó y le dije que estaba muy a favor. Recalco el “muy”. Al mes vi que en Francia iban a legalizar el aborto de nueve meses. Fue leer esa noticia y darme cuenta de que algo estaba pasando. El razonamiento que me hice fue bajar el número de meses. Con nueve meses todo el mundo está en contra, pero me pregunté: “Oye, Javi, con nueve meses te parece una locura, pero ¿qué te parecen siete, o seis?” Y me di cuenta que esa ley de plazos es absurda. Es jugar a ser Dios. Una vez que descubres esa trampa, todo te lleva a la Iglesia Católica, porque es la única entidad que está haciendo algo para acabar con esta tragedia. Y luego la misa tradicional. Sí, fue como una segunda conversión. De la primera vez que fui a una misa tradicional, en San Ildefonso en septiembre de 2021, hasta la primera vez que fui a rezar a un abortorio pasaron pocas semanas Creo que el papel de la misa tradicional en la Iglesia actual es admirable, y muchas vocaciones al matrimonio y al sacerdocio están saliendo de ahí.”

6 Informe de sobre la pederastia en la Iglesia INFORME e-Cristians sobre la pederatisa en la Iglesia Es muy extraña, a poco que se piense, la persistencia en situar el foco de la pederastia solo en la Iglesia católica, como si fuera solo en ella donde se concentrara tal perversión, o algunos de sus miembros aportaran un gran número de casos en relación con este mal. Hay un segundo motivo de extrañeza: la permanencia y reiteración en el tiempo, dado que las primeras acciones contra la organización católica se inician en el año 1992 en el área anglosajona. Es decir, hace tres décadas. Desde entonces han proseguido, a pesar de la evidencia de que lamayoría de estos casos estaban prescritos y además correspondían a los años anteriores a los ochenta. Al mismo tiempo, esta insistente mirada atrás es estrábica, porque la cultura moral que eclosiona en el “Mayo 68” proclama la necesidad de legitimar la pedofilia, pero esta dimensión social y cultural y las personas que la lideraron siempre han quedado fuera de foco. Pero ni los medios de comunicación ni las instituciones políticas y de gobierno parecen interesadas en recordar el contexto cultural, cuya semilla ha determinado un crecimiento exponencial de la pederastia oculta. El papa emérito Benedicto XVI reflexionaba en 2019 en estos términos: “Podría decirse que en los 20 años de 1960 a 1980, las normas hasta entonces vinculantes con respecto a la sexualidad colapsaron por completo, y surgió una falta de norma que hasta ahora ha sido objeto de laboriosos intentos de interceptación (…). Parte de la fisonomía de la Revolución del 68 fue que la pedofilia también se diagnosticó como permitida y apropiada”. A llí donde hay niños y adolescentes, acuden, por desgracia, los pederastas y abusadores. Les interesan los sitios donde puedan acceder a muchos, especialmente a los más vulnerables. Centros de menores, centros deportivos, asociaciones de barrio con actividades infantiles, colonias, campamentos... Y luego están los que abusan de los menores en su entorno familiar o semi-familiar. Además, hay nuevas formas de depredar usando Internet y el móvil. ¿Cómo es que de repente en España se ordena una investigación de la Fiscalía, y otra del Congreso al Defensor del Pueblo (de recursos limitados) para investigar la lacra de los abusos a menores limitándose exclusivamente a entornos religiosos, y no en otros entornos? ¿Les interesa prevenir abusos, proteger a los niños y reparar a las víctimas? ¿O sólo interesa golpear a la Iglesia una y otra vez? ¿Son distintas las víctimas de colegios públicos que las de colegios religiosos, las de campamentos religiosos son distintas a las de campamentos municipales? Esto es lo que investiga un análisis de la asociación E-Cristians, que ha difundido con el título “Informe a lamayoría: La Iglesia como chivo expiatorio y el ocultamiento de la pederastia”, que reproducimos a continuación. Una inexplicable ignorancia de las instituciones políticas Existe una notable bibliografía científica sobre esta cuestión. Señalemos solo algunos de los autores relevantes a título de ejemplo. Se trata de las obras de Pierre Verdrager, L’enfant interdit: Comment la pédophilie est devenue scandaleuse (2013), y de Anne-Claude Ambroise-Rendu, Histoire de la pédophilie: XIXe-XXIe siècles (2014). (Citados por Javier Elzo en Deusto Journal of Human Rights/Revista Deusto de Derechos Humanos http://dx.doi.org/10.18543/ djhr-4-2019pp203-225). En estos textos, entre otros, puede constatarse cómo parte de las elites intelectuales francesas, en especial las de la izquierda, justificaban la pedofilia en los años 70 y 80, incluso había personajes notorios (Michel Foucault, Daniel Cohen-Bendit) que afirmaban que habían mantenido relaciones con niños. La tesis de esta ideología tenía dos premisas básicas: el niño debe ser considerado como adulto, incluso con fines sexuales, y lo contrario representaba la represión y el dominio a manos de los adultos. La otra gran cuestión era el ataque contra la familia hasta proclamar la necesidad de su destrucción por ser el lugar privilegiado de dominación y opresión. El argumento antropológico básico para llegar a la conclusión de que las relaciones sexuales entre adultos y niños existían es que eran ampliamente aceptadas en otras sociedades y, por lo tanto, su rechazo actual en nuestro marco cultural occidental era contingente y arbitrario. Un ejemplo práctico de esta concepción lo encontramos en enero de 1977, con motivo de la apertura de un juicio contra tres acusados de relaciones sexuales consensuadas y sin violencia con niños en 1973, y que habían permanecido tres años en prisión preventiva. El 26 de enero de 1977 Le Monde publicó una carta firmada por sesenta personas, entre ellos intelectuales tan destacados como Louis Aragon, Roland Barthes, Simone de Beauvoir, Patrice Chéreau, Gilles et Fanny Deleuze, André Glucksmann, Guy Hocquenghem, Bernard Kouchner, Jack Lang, Jean-François Lyotard y Jean-Paul Sartre, protestando por una prisión provisional tan larga y dejando ver que ya no merecían una pena mayor por tener relaciones sexuales conmenores, niños y niñas, o por haber favorecido y fotografiado sus juegos sexuales. “La ley francesa se contradice a sí misma cuando reconoce la capacidad de discernimiento para un niño de trece o catorce años que puede ser juzgado y condenado, mientras que esa ley niega esta capacidad con respecto a su vida emocional y sexual… Tres años de prisión por abrazos y besos es suficiente” (citado por J. Elzo. Ob. Cit.). En la Declaración de los Derechos del Niño de la ONU, de 1959, no hay referencia al abuso sexual, y hay que esperar treinta años, hasta 1989, para que tal cuestión aparezca. Toda esta permisividad, o relativización, fue cambiando con el tiempo. En todo caso lo que debe resaltarse es que en nuestra sociedad tal práctica ha gozado, en un periodo no muy lejano, de una determinada aceptación cultural y una inacción política evidente. No es gratuito considerar que los minoritarios casos de pedofilia y pederastia a cargo de miembros de la Iglesia se dan precisamente antes de la década de los ochenta, y esta es la causa por la que las indagaciones actuales, más que perseguir responsabilidades penales, hagan más bien un relato histórico, porque solo mediante esta acumulación se consigue un número suficiente de casos. Pero, al concentrar tanto el foco de atención, están ocultando la historia y la extensión de la pederastia en nuestra sociedad durante aquellos mismos años.

7 Cabe recordar que hoy en día todavía existe la organización Nambla, que significa North American Man/Boy Love Association. Esta organización, radicada en Nueva York y San Francisco, defiende que no debe haber una edad mínima para mantener relaciones sexuales entre personas. Es, por tanto, una organización de activismo pedófilo que fue creada en 1977. Pero, lo más interesante del caso es que formaba parte de ILGA, la Asociación Internacional de Gais y Lesbianas desde 1983. Era un miembro de pleno derecho y solo fue excluida de la internacional gay y lésbica cuando esta entidad pidió ser miembro de las organizaciones no gubernamentales de Naciones Unidas. Este hecho comportó numerosas protestas y condujo a la internacional homosexual a excluir a Nambla de su organización, porque de lo contrario no habría logrado el reconocimiento que buscaba. Cabe también recordar en este sentido que en 1985 la ILGA votó una resolución que señalaba que “los jóvenes tienen derecho a decidir por sí mismos su vida sexual y social” y que “las leyes sobre la edad de consentimiento tienden más a oprimirlos que a protegerlos”. En nuestro país, la revista Lambda no tuvo inconveniente en publicar un reportaje en el que se explicaba cómo un adulto seducía a un menor. A pesar de estos hechos, hoy en día se evita curiosamente relacionar la homosexualidad con la pedofilia y la pederastia, aunque, precisamente en el caso de los presuntos o reales culpables eclesiásticos, en su inmensa mayoría y a diferencia de otros grupos de población, como los maestros y profesores, se caracterizan por ser relaciones pederásticas con chicos menores de edad. En una fecha tan reciente como en 1998 se publicó un notable estudio, bajo el patrocinio de la Asociación Americana de Psicología (APA), en el que tres investigadores discreparon de «la creencia común de que el abuso sexual infantil causa un daño intenso, independientemente del género» (Rind, Tromovitch, Bauserman 1998). Los autores criticaron además el uso de términos convencionales como víctima y perpetrador, y recomendaron que «un encuentro voluntario con reacciones positivas» se etiquete como «simplemente sexo adulto-niño». En buena medida, también compararon el sexo consensuado entre adultos y niños con comportamientos de «masturbación, homosexualidad, felación, cunnilingus y promiscuidad sexual» que “la APA alguna vez consideró patológicos, pero ya no lo hace”. Este enfoque presentaba el sexo «adulto-niño» como una realidad que algún día se normalizaría en los círculos terapéuticos, como había sucedido con aquellos otros precedentes de prácticas sexuales consideradas antes como patológicas. Un caso espectacular de la impunidad ha sido el del presentador de la BBC Jimmy Savile. En una fecha muy tardía, diez años después de su muerte, la emisora que lo encumbró emitía el reportaje “Depredador” que entonces sí ponía fin a años de silencio e informaba de los múltiples y reiterados abusos sexuales que cometió en ejercicio de su cargo y teniendo a favor su notoriedad y sus relaciones con políticos y famosos. En realidad, en 2013 la Policía Metropolitana de Londres revisó casi 500 denuncias por violación. La conclusión era que, como mínimo, había cometido 214 delitos contra la libertad sexual, de los que habían sido víctimas 70 mujeres y niñas, una de ocho años. La fama le facilitó la oscuridad para sus abusos. Solo un año después de su muerte, en el 2011, empezaron las investigaciones. Una auditoría independiente estableció que “la cultura corporativa de la BBC permitió a Savile pasar desapercibido”. ¿Cómo se hace para pasar desapercibido con 70 mujeres y niñas abusadas y 500 denuncias? Solo cuando todos colaboran mirando hacia otra parte. Y esta “generosidad” con Lavin contrasta con esta información del año 2001, con el presentador en plena acción depredadora, en la que El País -siempre El País y la Iglesia católica- informa que una Comisión -siempre una comisión- concluye que la “policía debería investigar a fondo el pasado de los clérigos y voluntarios laicos que colaboran con la Iglesia católica en el Reino Unido para evitar abusos de menores” (Un informe sobre pederastas en la Iglesia católica aconseja que la policía investigue a los curas. El País. 18/4/2001). El contraste es escandaloso: hay que vigilar a los católicos que colaboran con la Iglesia, el resto -la mayor parte- del problema no importa. Si esto no es “marcar”, criminalizar a todo un grupo de población debido a su confesión religiosa, ya nos dirán. Y la cuestión siempre es la misma, ¿Por qué solo los católicos? El caso de España. El mirar hacia otra parte de los gobiernos Ya en 1994 el Ministerio de Asuntos Sociales encargó al Dr. Félix López un informe que, entre otras cosas, apuntaba que los abusos a menores cometidos por maestros y profesores afectaban al 23% de las niñas y al 10% de los niños. No abundan los estudios, pero, los pocos que hay, deberían haber promovido el escándalo al mostrar el desinterés de los poderes públicos hacia una práctica desbocada. El Dr. Félix López Sánchez, catedrático de Psicología de la Sexualidad de la Universidad de Salamanca, avala aquel ratio referido a España. En el libro, Abusos sexuales a menores: lo que recuerdan de mayores (1996), refiriéndose a los menores de 17 años, refiere la cifra del 15,2% de los varones y del 22,5% de las mujeres. Es el único estudio de prevalencia realizado en el ámbito estatal. Esto ya da idea del desinterés político, académico y mediático. En el País Vasco encontramos el estudio realizado por De Paúl, Milner y Múgica (1995) en el que se refleja una prevalencia en varones de un 9,7%, frente a un 14% en las mujeres en población universitaria de la UPV/EHU (ob. cit. pág. 7). Si, desde medianos de la década de los noventa, es público y notorio que los abusos sexuales en la infancia afectan entre el 14% y 22,5 % de las niñas y en torno al 10% de los niños, ¿por qué los gobiernos, defensores del pueblo, medios de comunicación como El País, lo han ignorado? Una de tantas escandalosas constataciones de este no querer ver, de este ocultar la pederastia en España por parte de los poderes públicos, lo muestra la publicación de los documentos del VIII Congreso Estatal sobre la “Infancia maltratada” realizado en Santander, en una fecha tan próxima como 2006, y cuyo Comité de Honor presidía Jesús Caldera, Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales del Gobierno de Rodríguez Zapatero. En la extensa documentación que aportó el Congreso hay una sola referencia a los abusos sexuales, consistente en unas pocas narraciones de unos casos individuales. No hay ni un solo abordaje al problema, ni de su dimensión, ningún diagnóstico, nada. Ahora, eso sí, hay dos aportaciones extensas dedicadas a la violencia de género. De hecho, y en este enfoque, el abuso sexual, tan extendido, no forma parte o es marginal al maltrato infantil. ¿Cómo se pasa un gobierno socialista (Rodríguez Zapatero) de este “no ver, no saber”, a ver “solo” (Sánchez) lo que atañe a la Iglesia católica? Padre Compañeros Amigo Pareja/Novio-a Tío Padrastro/pareja de la madre Internauta Adulto sin relación con el menor Primo Profesor Amigo de la familia Abuelo Expareja/Exnovio-a Menor implicado Hermano Otro familiar Hermanastro Madre Vecino Monitor actividad extraescolar Abuela Madrastra/pareja del padre Sacerdote Otros 0 5 10 15 20 25 porcentaje Explotaciòn de la muestra 2008-2019 ¿Quién es el agresor? 23,3 8,7 5,7 5,6 5,4 5,4 5,2 4,7 4,7 3,7 3,3 2,8 2,4 2,3 2,1 1,9 1,6 1,4 1,0 1,0 0,3 0,3 0,2 7,0 Fuente: Elaboracion propia a partir de los registros de la fundación ANAR

8 Y llegamos a la situación actual. Un estudio realizado entre 2009 y 2019 de la Fundación ANAR, dedicada desde 1970 a la ayuda de los niños y adolescentes en riesgo, muestra que los presuntos delitos cometidos por miembros de la Iglesia solo significan el 0,2% del total, de acuerdo con sus observaciones, que pueden elevarse al 0,4%, según la referencia que se tome del estudio. En cualquier caso, el resultado es obvio: se trata de un grupo muy marginal en la autoría de estos delitos. De hecho, la misma fuente permite constatar que por cada delito de abuso cometido por un sacerdote, 5 han sido cometidos por monitores, 18 por maestros y profesores, 26 por relaciones iniciadas por internet, 50 por su pareja o expareja y 72 por un amigo o compañero. En la actualidad es noticia el hecho de las numerosas imputaciones de personas que trabajan en la Generalitat Valencia, acusadas presuntamente de encubrir abusos sexuales a jóvenes tutelados, y un afer de características parecidas, también en su reiteración, pesa sobre el Gobierno Insular de las Baleares por el mismo motivo. Más dudosos, pero también noticia de prensa, son los casos de la Comunidad de Madrid. La omisión reiterada, a pesar de los datos, demuestra irresponsabilidad gubernamental, y está por ver que no constituya un ilícito penal, sobre todo, a partir del momento en que sí se investiga el delito colectivo, pero solo referido a una ínfima minoría de casos: aquellos que pueden afectar a la Iglesia católica. Porque esta acción abre una especie de proceso general contra la Iglesia y contra los católicos a ella vinculada, porque son los únicos sujetos a escrutinio. No se está indagando sobre un delito, sino señalando como sospechosos de este a aquellos que manifiestan una determinada fe religiosa. Es obvia su utilización como un chivo expiatorio, que permite continuar sin abordar un abuso tan extendido en la sociedad, como lo mostraban las cifras anteriormente citadas. En toda esta historia, unos puntos señalados por los hechos son evidentes: • El primero es que hace demasiado tiempo que dura. Se sitúa el foco solo sobre la Iglesia Católica, dando vueltas a un molino que poco nuevo aporta, con el agravante de que esta institución es de las pocas en todo el mundo que desde hace más de una década viene tomando medidas para subsanar, prevenir e indemnizar los casos que pueden producirse. No hay ninguna otra institución que haya abordado con tanta constancia e intensidad este problema. No lo han hecho las corporaciones profesionales dedicadas, por ejemplo, a la enseñanza o práctica deportiva, en las que son numerosos los casos de abuso. No lo han hecho los poderes públicos a pesar de que abundan los casos en los ámbitos de su responsabilidad, y ni siquiera lo ha hecho Naciones Unidas, sobre la que, no solo pesan abundantes denuncias de abusos, sino también de explotación sexual de menores con cargo a miembros que se encontraban en el ejercicio de misiones bajo la responsabilidad de esta institución. • El segundo hecho es que a estas alturas ya es evidente que la Iglesia desempeña el papel de un chivo expiatorio de una enfermedad social muy extendida y de la que ella tiene una responsabilidad marginal. La pedofilia, la pederastia, el tráfico de pornografía infantil son un mal extendido que corroe a nuestra sociedad, y que los poderes públicos y los medios de comunicación no abordan en toda su dimensión. Probablemente porque cuando el mal está tan extendido, una parte de quienes deberían abordarlo están implicados, directa o indirectamente, en el problema. • En este sentido, tercer hecho, es evidente que situar el foco de la pederastia en la Iglesia permite ocultar la inmensa masa sumergida del iceberg del problema. • Cuarta consideración. En la cultura heredera del Mayo 68 toda una corriente era partidaria de despenalizar la relación sexual con los niños, y muchos de sus líderes eran líderes intelectuales sobre todo en Francia. ¿Por qué no se censuran ahora las actitudes de personajes como Michel Foucault Simone de Beauvoir, Gilles Deleuze, André Glucksmann, Bernard Kouchner, Jack Lang, JeanFrançois Lyotard o Jean-Paul Sartre? ¿Por qué no se pasan cuentas con esta cultura del pasado reciente y la surgida de determinados ámbitos homosexuales, como se ha apuntado más arriba? En estos temas y protagonistas, la ideología de la cancelación no se aplica como sí que se hace en otros muchos campos. La razón de su inmunidad se debe a que son exponentes de la perspectiva liberal progresista, que hoy domina en nuestra sociedad. A este escenario general, que hace 30 años que dura, se le añade ahora la anomalía española basada en la coincidencia en el tiempo, de una iniciativa parlamentaria del PSOE, es decir, del Gobierno, para que el Defensor del Pueblo asuma la investigación de los casos que ha habido de pederastia, pero solo en la Iglesia católica, y la iniciativa de la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, de que se abra una investigación de índole parecida. La finalidad que persigue la investigación es “la determinación de los hechos y responsabilidades, la reparación de las víctimas y la planificación de las políticas públicas para la prevención de estos casos”. La anomalía surge de cuatro evidencias 1. La de propia coincidencia de las dos vías, la parlamentaria y la fiscal. 2. El objeto de la investigación. Los presuntos delitos de pederastia, pero solo si han sido cometidos por personas vinculadas a la Iglesia católica. 3. La rectificación operada en relación con este tema por la Fiscalía. 4. El hecho de que todo ello responda exactamente a los fines enunciados por la campaña realizada por un medio de comunicación, El País. A las que debe añadirse una más: el hecho de que, para Catalunya, el Síndic de Greuges, equivalente autonómico del Defensor del Pueblo, ya constituyó por iniciativa propia una Comisión en 2019, también y solo limitada a los casos que pudieran afectar a miembros de la Iglesia católica, con resultados concretos muy pobres en cuanto al número de casos encontrados. Tan pobres que se sintieron en la necesidad de afirmar, sin ningún fundamento, que los denunciados “deberían ser” “solo el 10% de los casos reales”, la mayoría cometidos antes de 1980. Pero por lo visto con esto no basta y es necesario volver a empezar. La coincidencia de la vía parlamentaria y fiscal Lo habitual es todo lo contrario: evitar el solapamiento parlamentario y fiscal para evitar situaciones de indefensión y contaminaciones cruzadas, que puedan perjudicar a las partes afectadas, promoviendo la “pena de telediario”, en la que desaparece la presunción de inocencia. Lo que se hace en este caso, es concentrar aún más toda la cuestión de la pederastia en la Iglesia católica de manera deliberada. ¿Pederastia solo de personas vinculadas a la Iglesia católica? ¿Cuál sería la reacción si se planteara en el Congreso la constitución de una Comisión para estudiar los delitos de robo con violencia, pero solo los cometidos por gitanos o inmigrantes? Con razón se acusaría a la iniciativa de racismo y xenofobia, incluso podría dar pie a considerar un posible delito de inducción al odio hacia el grupo de población estigmatizado. Pues esto mismo es lo que se hace en relación con los miembros vinculados a la Iglesia católica y el delito de pederastia. Al actuar de esta manera se fuerza ante la opinión pública un señalamiento que vincula exclusivamente la pederastia a las personas vinculadas a la Iglesia, puesto que de no ser así no se concentrarían sobre ellas unas diligencias parlamentarias, por una parte, y fiscales, por otra. Este señalamiento afecta al buen nombre no solo de la Iglesia como institución, sino de todos sus miembros, al convertirlos en objeto único de la indagatoria parlamentaria y fiscal. Esto comporta un perjuicio grave que, si no es inmediatamente rectificado, puede dar lugar a reclamaciones judiciales y políticas, en razón que se vulneran elementales derechos civiles y políticos. Adviértase que no se trata de la investigación sobre la pederastia lo que se cuestiona, sino el hecho de que se focalice en un grupo particular. Precisamente lo que se reclama es que se investigue de acuerdo con los propósitos que enuncia la iniciativa socialista: “determinación de los hechos y responsabilidades, la reparación de las víctimas y la planificación de las políticas públicas para la prevención de estos casos”, y esto requiere actuar sobre todos los casos, única manera de que tales fines se vean satisfechos. Esta iniciativa criminalizadora es todavía más grave si se considera que los datos objetivos señalan, además, que este tipo de casos constituyen una ínfima minoría del total de delitos de este tipo, como ya se ha establecidomás arriba. Contradiciendo a esta práctica irregular, que consiste en indagar en un grupo un determinado delito y no el delito en sí, la opinión pública tiene las ideas más claras. En la encuesta realizada por DYM para el periódico 20 Minutos los días 16 a 20 de febrero, por tanto, en plena polémica, tiene como resultado que el 87,6% de las respuestas señalan que la investigación de los abusos de menores debería extenderse a más ámbitos que la Iglesia, y solo un 5,8% opina lo contrario. Estas cifras señalan una clamorosa unanimidad por parte de los ciudadanos, que además se distribuye de manera bastante homogénea entre todos los votantes de los partidos: PSOE (89,8%), PP (91,3%), Vox (89,8%), UP (94%) y Cs (98,2%). En definitiva, para los ciudadanos es incompresible que no se extienda la indagación a todos los casos. La irregular actuación de la Fiscalía La investigación ordenada por la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, muestra así mismo, un criterio perjudicial dudosamente compatible con la “defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley”, porque actúa con la misma inequidad que la

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