Impuestos

Europa pone coto a la evasión fiscal de las tecnológicas

Amazon, primera en renunciar al ventajoso sistema tributario
Amazon, primera en renunciar al ventajoso sistema tributariolarazon

La decisión de Amazon, presionada por la Comisión Europea, de registrar sus ventas país por país, abre la puerta al resto de gigantes del sector para que dejen a un lado prácticas fiscales evasivas.

El muro de la fiscalidad europea cada vez tiene menos grietas. Las complejas tácticas societarias que durante años han permitido a las grandes multinacionales tecnológicas ahorrarse cientos de millones de euros en impuestos comienzan ahora a revertir ante la presión de las autoridades nacionales y comunitarias. Los regímenes fiscales favorables de países como Irlanda, Luxemburgo, Holanda o Suiza, con una tributación reducida o unas leyes que permiten a las empresas trasladar sus beneficios sin apenas coste impositivo, poco a poco se van desmantelando y empujan a las compañías a tributar en los países en los que operan. Amazon ha sido la primera en renunciar a canalizar su negocio a través de terceros países y, desde el pasado mes de mayo, registra sus ventas estado por estado. Un paso adelante que puede suponer un punto de inflexión en el sector, cuya reputación se ha visto muy dañada por estas prácticas evasivas.

En España, se estima, según el cálculo de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), que cada año el Estado deja de ingresar 79.000 millones de euros en impuestos debido, entre otras razones, a la alta tasa de evasión fiscal que se registra en nuestro país. Un agujero en la legislación tributaria del que han sabido sacar especial rédito los grandes grupos tecnológicos que, pese a registrar elevadas cifras de facturación, apenas abonan unos pocos millones en impuestos a Hacienda. En concreto, las filiales españolas de los ocho gigantes del sector (Apple, Yahoo, Amazon, Twitter, Ebay, Google, Microsoft y Facebook) pagaron en 2013 a la Agencia Tributaria cerca de 17 millones de euros. Una cifra que representa tan sólo una pequeña proporción de todas las ganancias generadas por estas compañías en nuestro país. Un ejemplo es Apple. La multinacional de la manzana abonó 3,6 millones de euros en impuestos en 2013, mientras que sus ingresos en ese periodo ascendieron a más de 641 millones.

Estos datos dejan entrever un sistema por el que estos grandes grupos tratan de trasladar el grueso de su facturación o, en ocasiones, de su beneficio, a otros países en los que la tributación es más baja. Toda una serie de estrategias de ingeniería fiscal muy variadas que los estados todavía no han podido demostrar que sean constitutivas de fraude fiscal. «Las estrategias que se han utilizado resultan muy variadas. Entre las más extendidas, hay empresas extranjeras que actúan a través de una estructura de comisionista que sólo percibe un porcentaje sobre la cifra de ventas, mientras que el grueso de los beneficios se entiende generado directamente por la empresa extranjera, que es la que factura al cliente. Otra fórmula consiste en generar grandes gastos en la filial española que obtiene los ingresos y que producen el efecto de vaciar su base imponible del impuesto sobre sociedades y transferir los beneficios a países con una fiscalidad favorable (Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos)», explica Antonio Vázquez del Rey Villanueva, director del Máster Universitario en Asesoría Fiscal de la Universidad de Navarra.

Amazon, pionera

El primero en renunciar a este ventajoso sistema tributario ha sido Amazon que, desde el pasado 1 de mayo, registra sus ventas país por país en lugar de, como hacía hasta entonces, canalizar todas sus operaciones a través de Luxemburgo para reducir al mínimo el pago de impuestos. Así, las ventas de productos desde las páginas web de España, Alemania, Italia y Reino Unido se contabilizan ya en cada uno de estos Estados, y allí pagarán el impuesto de Sociedades que les corresponda. El cambio de táctica fiscal llega después de que el pasado mes de octubre la Comisión Europea comenzara a investigar los acuerdos de la multinacional fundada por Jeff Bezos con el Ejecutivo luxemburgués ante el temor de que estuvieran violando la legislación europea en materia de ayudas públicas. Fuentes de la propia Comisión consultadas por este diario han valorado de forma positiva el camino emprendido por Amazon y celebran «la idea de que se acabe con aquellas prácticas destinadas a inflar y desinflar los beneficios de forma artificial para tributar allí donde la fiscalidad es más baja». «En líneas generales, cualquier medida que haga que las empresas tributen allí donde ejercen su actividad es positiva», añaden. Desde la compañía, sin embargo, se sacuden la presión de Bruselas y aseguran que llevan dos años trabajando en el nuevo sistema de facturación.

El de Amazon no es el único expediente abierto que tiene sobre la mesa de su despacho la comisaria de Competencia, Margrete Vestager. La Comisión ha abierto procedimientos similares contra otras cuatro multinacionales sospechosas de haber alcanzado acuerdos fiscales ventajosos con países de la Unión Europea: Fiat en Luxemburgo, Apple en Irlanda y Starbucks en Bélgica y Holanda.

Sin embargo, los funcionarios comunitarios están encontrando problemas para cerrar las investigaciones debido a la falta de colaboración de las empresas. «Es difícil recabar la información, lleva tiempo, y no siempre recibimos lo que pedimos. Ni la primera vez que lo pedimos, ni la segunda», lamentaba Vestager hace unas semanas. Además de los cinco expedientes mencionados anteriormente, la Comisión Europea tiene entre manos otros 65 casos que afectan a 15 países.

Irlanda

De entre todos los países que cuentan, o han contado, con regímenes fiscales laxos con las grandes multinacionales destaca el caso de Irlanda. El país británico, el primero en dejar atrás el rescate económico, también ha sido pionero a la hora de reformar su sistema tributario para acabar con prácticas como el denominado «doble Irlandés». Este sistema permitía a las compañías explotar las diferentes concepciones de residencia corporativa de Irlanda y Estados Unidos. Dublín cobra impuestos a las empresas si están establecidas y administradas desde Irlanda, mientras que Estados Unidos se basa en dónde está registrada la corporación. De este modo, una empresa registrada en el país británico que es controlada desde un paraíso fiscal consigue una doble rebaja a la hora de abonar el impuesto de sociedades. Las medidas, que entraron en vigor el pasado mes de enero, dan de plazo hasta 2020 a las compañías extranjeras que han venido beneficiándose de este agujero legal para adaptarse a la nueva legislación.

A los esfuerzos de la Comisión Europea por poner coto a la tributación a la carta de las multinacionales tecnológicas, hay que sumarle también las iniciativas impulsadas por los Estados miembro. Destaca la iniciativa tomada por Reino Unido que ha decidido aplicar un gravamen del 25% sobre los beneficios generados por las multinacionales en suelo británico. Con la denominada «Tasa Google», el Tesoro británico espera recaudar alrededor de 1.700 millones de euros hasta 2020. «El problema fundamental es que este impuesto no deja de ser una solución unilateral que puede entrar en conflicto con los principios básicos de la imposición sobre la renta y con los principios de fiscalidad internacional», asegura Vázquez del Rey. A juicio del docente, la receta para controlar la evasión fiscal en Europa, se calcula que la Unión deja de ingresar alrededor de un billón de euros al año en impuestos, pasa por una mayor colaboración y coordinación entre los implicados: instituciones comunitarias, organismos internacionales y Estados soberanos. «Para que la solución sea realmente eficaz y no un parche transitorio o maquillaje electoral debe estrecharse la cooperación y la coordinación entre los países, no sólo en el ámbito de la UE sino de la manera más amplia posible. En este sentido, cabe destacar también el esfuerzo que la OCDE está haciendo para potenciar el intercambio automático de información entre las Administraciones fiscales de los distintos países», subraya.