Cataluña

Traca final

Ciudadanos hace piña. La candidata de Ciudadanos a la Presidencia de la Generalitat, Inés Arrimadas, y el presidente de la formación, Albert Rivera, junto a otros candidatos durante el acto de cierre de campaña
Ciudadanos hace piña. La candidata de Ciudadanos a la Presidencia de la Generalitat, Inés Arrimadas, y el presidente de la formación, Albert Rivera, junto a otros candidatos durante el acto de cierre de campañalarazon

Siento discrepar, en este artículo, de mis compañeros de LA RAZÓN de Cataluña, que han hecho un encomiable y profesional trabajo en estas elecciones. Titulaban ayer la portada de Cataluña «Traca final». De ninguna manera, el 27-S es la «traca inicial». La campaña que acabó ayer no es más que el principio de un periodo incierto. Pase lo que pase, el 28-S empezará una nueva etapa con los catalanes divididos por la mitad. Pase lo que pase, se debe frenar la espiral secesionista respondiendo a una simple pregunta. ¿Hay un problema en Cataluña o es un problema de España? Pase lo que pase, hay que dar una solución en forma de alternativa y relato social y político no para contentar al nacionalismo –cosa imposible– sino para ofrecer una alternativa para que la mayoría de catalanes entierren el separatismo.

La siempre plural y diversa prensa catalana no le ha dedicado ni una sola palabra. Si la diputada recién dimitida fuera del PP, PSC, Ciudadanos o Podemos, hubiera tenido una amplia repercusión. Si es una disensión en el monolítico mundo secesionista, no merece ni siquiera mención. El jueves por la tarde, el diario digital CronicaGlobal avanzó la noticia. Imma Riera, diputada de Convergència, dejaba su escaño por discrepancias profundas con el camino elegido por su partido. En CDC se apresuraron a quitar importancia a la dimisión alegando motivos personales. La prensa catalana acató la orden. Ni palabra.

Sin duda son razones personales. Riera está harta, de forma personal, del secesionismo, de la destrucción de las relaciones entre Cataluña y el resto de España, de que CDC se haya echado en brazos de ERC y la Asamblea Nacional Catalana, y está harta, a título personal, de su papel en el grupo parlamentario. Con tanto hartazgo personal ha presentado la dimisión. Lo hace en silencio –nunca ha sido partidaria de griteríos ni extravagancias y siempre se ha caracterizado por tender puentes en todas las polémicas– pero de forma contundente. La próxima semana empezará a trabajar en el ámbito privado. Será la nueva Directora General de la Cámara de Comercio de España a las órdenes de su presidente, Josep Lluís Bonet, un empresario catalán claramente posicionado contra la independencia.

El president no le ha dedicado ni un minuto. En Junts pel Sí seguro que le están dedicando una pequeña sesión de vudú por haber engrosado la lista –cada día más amplia– de botiflers. Les ha dejado tirados a dos días de las elecciones soltando un directo a la mandíbula del endiosado líder. Seguro que el «voto de tu vida» de Imma Riera –como reza la propaganda independentista– no es para la lista de Mas, Junqueras y su batiburrillo. Aunque ella no lo quiera, demuestra el hartazgo de muchos catalanes que no se quieren someter a la mentira de un discurso que promete todos los parabienes como los buhoneros que vendían en la Edad Media remedios curativos de carácter milagroso.