Política

Barcelona

Mas radicaliza el sentimiento nacional en el último sprint

Busca agitar al electorado soberanista vendiendo una idílica Cataluña independiente como la solución ante los «nuevos ataques de España»

Artur Mas
Artur Maslarazon

Busca agitar al electorado soberanista vendiendo una idílica Cataluña independiente como la solución ante los «nuevos ataques de España»

El movimiento independentista está, ciertamente, muy movilizado. Las elecciones del 27-S son su ser o no ser. Sin embargo, los movimientos demoscópicos indican que la polarización electoral entre los partidarios del sí o el no a la independencia está haciendo peligrar «la mayoría suficiente» que reclama Artur Mas para seguir adelante con el proceso. Los independentistas han puesto el acento en la precampaña en el carácter plebiscitario de las autonómicas y, esto mismo, que podría considerarse un éxito político –porque lo han conseguido– se convierte en el principal problema para las aspiraciones soberanistas, porque moviliza al electorado no separatista poniendo en jaque las posibilidades reales del independentismo: alcanzar la mitad más uno de diputados en el Parlament.

A un mes de los comicios, el independentismo se apresta a reforzar su discurso épico, que presenta la secesión como la solución a todos los males. El objetivo es agitar a un electorado que se movilizará masivamente hasta el 11 de septiembre, justo al inicio de la campaña, con mensajes identitarios que recreen una idílica Cataluña en el escenario social, económico y político, apelando a los sentimientos en detrimento de los argumentos racionales. Cataluña seguirá en Europa y en el euro porque Europa «no nos puede dejar fuera»; las pensiones y el paro se pagarán sin problemas; la administración tributaria no será coercitiva; habrá menos accidentes y menos enfermos de cáncer –objetivos contemplados en el programa de Convergència en 2010–; la sociedad será más democrática, más plural y social porque «seremos libres», la economía crecerá por la independencia y, por supuesto, no habrá corrupción «porque eso es una lacra de España».

En este contexto no sorprende la última polémica. El actual conseller de Justicia de la Generalitat, Germà Gordó, puso en el debate la vieja aspiración soberanista: el pantacalanismo. La reacción no se ha hecho esperar. Aragón, Comunidad Valenciana y Baleares han reaccionado con indignación a la idea de ampliar el Estado catalán. El soberanismo ha centrado, de nuevo, el debate en el punto de su agrado. Poco importa la reacción airada en el resto de España porque no votarán el 27-S. Importa explotar el sentimiento nacional. Importan las señas de identidad del «pueblo catalán», agraviado por «los nuevos ataques de España». El fin es conseguir movilizar a toda la ciudadanía con aspiraciones soberanistas.

Aunque la campaña no empieza oficialmente hasta el 10 de septiembre, los partidos catalanes llevan meses preparándose para una contienda de «todo o nada». En verano, las maquinarias de los partidos apretaron el acelerador y perfilaron las candidaturas. Mas consiguió su objetivo de presentar una lista unitaria con ERC y las entidades de la sociedad civil. ERC se avino a regañadientes al acuerdo y no desaprovecha oportunidad de marcar perfil propio. Mas no será el número 1 –en manos de un ex de Iniciativa per Catalunya, Raül Romeva– pero se asegura la presidencia. Al menos, sobre el papel. Todo depende del resultado. Si no es bueno, Mas tendrá los días contados. Ese momento espera Oriol Junqueras. A Mas sólo le vale revalidar la mayoría de 71 diputados. 3 diputados es el margen que tiene –la mayoría absoluta se sitúa en 68– para seguir liderando el proceso. Menos de 68 encenderá todas las alarmas y surgirán todos los problemas en la amalgama de lista de «Junts pel Sí» que mañana presentará.

En esta lista no estará Unió. Después de tres décadas ha roto con CDC y presenta a Ramón Espadaler como cabeza de cartel, con Duran Lleida en la trastienda. Aspiran a tener grupo propio apelando al catalanismo moderado, que reniega de la independencia y critica la sumisión de ERC y las entidades soberanistas a Mas.

PP

El PP cambia candidato aparcando a Alicia Sánchez-Camacho. Xavier García Albiol llega para minimizar el augurado fracaso del PP en Cataluña marcando su impronta. No ha perdido ni un minuto para fijar un mensaje siendo el más activo de los políticos durante todo el verano.

Ciudadanos

Albert Rivera ha dejado paso a la joven diputada Inés Arrimadas. Rivera jugará a fondo y asumirá el reto de ser la fuerza no soberanista más votada en primera persona. Un buen resultado será un buen empujón para las aspiraciones del partido en política nacional.

PSC

Miquel Iceta, que estabilizó el partido tras la ruptura con el sector nacionalista y logró un resultado más que aceptable en las municipales, asumirá el liderazgo. El resultado no será bueno pero aspira a un papel decisivo en el nuevo Parlament y, si es posible, a seguir liderando la izquierda catalana.

«Cataluña sí que es Pot»

El liderazgo socialista está amenazado por el líder vecinal, Lluís Rabell, que encabeza la candidatura de Podemos, Iniciativa y los grupos que auparon a Ada Colau y entraron en un buen número de ayuntamientos del área metropolitana de Barcelona. Es en la conurbación de Barcelona, la más poblada de Cataluña, donde se librará una dura batalla. «Cataluña sí que es Pot» tratará de romper la hegemonía histórica del PSC, pero también tratará de ganar al movimiento soberanista, que no sacó buenos resultados ni en las municipales ni en el referéndum del 9-N, y a C’s que también aspira a liderar el espacio no soberanista en el área metropolitana a costa de PSC y PP.

La alianza de izquierdas mantiene una ambigüedad calculada. Son partidarios del derecho a decidir pero rechazan la declaración unilateral de independencia. Colau no aclara su presencia en la manifestación de Barcelona, todo un acto electoral de Mas el primer día de campaña, y quiere abstenerse en la votación sobre la adhesión de Barcelona a la Asociación de Municipios por la Independencia. Su abstención dará al traste con las pretensiones soberanistas, pero no la respalda, porque «Cataluña sí que es Pot» se disputa un amplio segmento electoral con las candidaturas de Unidad Popular, lideradas por el periodista Antonio Baños. Ambas formaciones pugnan por liderar la izquierda radical. Las CUP además quieren ampliar su espacio en el mundo soberanista para marcar el proceso a Mas y Junqueras.

Albiol pide a Iceta y Rivera que se sumen al boicot del PP a Mas

El candidato del PPC para el 27-S, Xavier García Albiol, aseguró ayer que su partido no asistirá a la comparecencia de Artur Mas en el Parlament la próxima semana e instó a PSC y C’s a «plantar» también al presidente de la Generalitat y no convertirse en «extras de un mitin electoral». Albert Rivera respondió que él mismo interpelará a Mas en su comparecencia, que confía sea la última, para representar a los catalanes que «discrepan» con el soberanismo.