Cataluña

Guerra en la CUP para decidir la investidura de Mas después de las generales

Antonio Baños, el líder de la Candidatura de Unidad Popular
Antonio Baños, el líder de la Candidatura de Unidad Popularlarazon

Los radicales celebran hoy una asamblea para conocer la postura de su militancia. Un sector del partido no quiere dar a conocer el acuerdo antes de las generales para no favorecer a PP y Ciudadanos.

Todas las miradas políticas, tanto catalanas como españolas, están dirigidas hoy domingo, día de Santa Iluminada, a Manresa, ciudad en la que la Candidatura de Unidad Popular celebrará su Jornada de Debate Nacional. De lo que salga de esta asamblea depende el devenir de los acontecimientos políticos de los próximos meses. O semanas.

La asamblea, a la que ya se han inscrito más de 2.000 militantes y simpatizantes de la CUP, tendrá un carácter informativo y consultivo y, por tanto, no vinculante. La Comisión Negociadora presentará su informe sobre las negociaciones con Junts pel Sí, que será valorado de forma individual por los diez diputados presentes en el Parlament. Después del debate, se abrirán las puertas a los medios de comunicación y se podrán escuchar las conclusiones de la asamblea.

Cuatro son los ejes oficiales sobre los que girará el debate: mantener el «no» a Mas; favorecer su investidura a cambio de la asunción, por parte de Junts pel Sí, del plan de choque de medidas sociales; convocatoria de nuevas elecciones, y valoración de otros escenarios, como la posible abstención de Catalunya Sí que es Pot para evitar una nueva convocatoria electoral. Sin embargo, un elemento, no escrito, sobrevolará el debate en torno a la siguiente cuestión: ¿es necesario tomar una decisión ahora, antes de las elecciones generales, o se puede posponer hasta después del 20-D?

Según fuentes del entorno de la dirección de la CUP, la opción que coge cuerpo es que la decisión sobre la investidura de Artur Mas se tome tras los resultados del 20 de diciembre. La CUP no se presenta a las elecciones y no recomienda el voto para ninguna opción, pero tampoco quiere que Cataluña se convierta en el epicentro de la campaña porque «esa carta» puede favorecer las opciones del PP y Ciudadanos. La organización de izquierda independentista considera que investir a Mas o no hacerlo de forma definitiva pondría a Cataluña en el centro del debate electoral, lo que sería perjudicial para las aspiraciones de la formación. Los «cuperos» prefieren esperar al resultado electoral para tomar la decisión más adecuada: haya cambio de Gobierno –lo más esperado– o no, lo que está claro es que hay «un nuevo escenario político», según las fuentes consultadas.

Sería en este momento, tras el 20-N, cuando la CUP tomaría su decisión. La tomaría el Secretariado Nacional, la dirección política, y no la asamblea, aunque hay disparidad de opiniones sobre esta cuestión. Si esta tesis se impone, como todo parece indicar, Artur Mas se comerá los turrones de Navidad como presidente en funciones y con un futuro más que incierto. Tanto Junts pel Sí como el propio Mas han redoblado la presión sobre la CUP en estos días previos a la asamblea pero no parece que consigan doblegarlos y que Mas vaya a ser investido antes de la campaña electoral. Para Mas, esta investidura significaba su consolidación al frente del Gobierno de la Generalitat y daba un empujón a Democracia y Libertad, nueva marca de CDC, en las generales.

La CUP no es un partido al uso, es un movimiento político, por lo que su sistema de funcionamiento es complejo, diferente al de los partidos al uso y, también, puede ser imprevisible. A la Asamblea asistirán más de 2.000 personas, pero sólo una pequeña parte son militantes de la CUP de forma directa. Según datos oficiales, su afiliación se sitúa en torno a los 1.400 militantes, por lo que la gran mayoría de los que acudirán a Manresa son militantes de asambleas locales o sectoriales que dan su apoyo al movimiento independentista.

La fuerte presión mediática de estos últimos días ha avivado el debate en el seno de la CUP y ha provocado que aparezcan disensiones internas entre los dos partidos mayoritarios del mundo independentista radical –Endavant y Poble Lliure– pero no mayoritarios en la asamblea, a causa de la doble vía de representación. Eso no es óbice para que el debate sea intenso entre partidarios y detractores de apoyar la investidura de Artur Mas. Ante esta dicotomía, la dirección de la CUP prefiere esperar acontecimientos no invistiendo ahora a Mas y dejando la puerta abierta a hacerlo tras las elecciones generales. Además, este planteamiento puede ser un bálsamo para sosegar el debate interno que, si no se calma, puede llevar a la fractura en la organización.