Más de la mitad de los turistas se quejan de la masificación

Un 40% cree que los precios en Barcelona son muy elevados en relación a la calidad.

La gallina de los huevos de oro corre el riesgo de morir de éxito. El turismo es una de las principales fuentes de ingresos en Barcelona, tanto que ya representa el 14% de su PIB. Cada año, crece el número de visitantes y se baten récord de ocupación. Sobre todo en verano, la ciudad parece pensada para los turistas, hasta el punto de que algunos barrios han perdido su identidad y se han ido vaciando de vecinos, hartos de la masificación, del ruido y del incivismo de muchos de los huéspedes. Desde 2006, la percepción del turismo como un problema grave ha ido creciendo progresivamente, según la encuesta de Servicios Municipales que elabora el Ayuntamiento, hasta colarse este año en el cuarto lugar, sólo por debajo del paro, la inseguridad y la limpieza.

A pesar de los intentos del ejecutivo de Ada Colau por aliviar las zonas más saturadas, aprobando medidas polémicas como la moratoria hotelera y la prohibición de conceder licencias a pisos turísticos en los barrios del centro, la sensación de asfixia persiste entre los barceloneses.

Y ahora, además, empieza a extenderse entre los visitantes. Más de la mitad, un 58%, advierte que la capital catalana está demasiado llena de gente para poder visitarla y un 40% se queja de que sus precios son demasiado elevados. Estas son algunas de las conclusiones extraídas de la encuesta de Actividad Turística, realizada a partir de entrevistas a 6.000 viajeros que pernoctaron en la ciudad durante el año pasado.

El perfil del turista es el de un hombre europeo de 38 años, que se gasta de media 800 euros y que escoge Barcelona como destino de ocio. El 47,6% se aloja en hoteles y el 16% en apartamentos turísticos, si bien llama la atención que más de la mitad de ellos desconozca la situación legal del inmueble. El concejal de Empresa Agustí Colom destacó la valoración positiva que hacen los visitantes de la ciudad, un notable alto, a pesar de la percepción de saturación de algunos espacios. Algo que según Colom, «reafirma la posición del consistorio» en el abordaje de este problema.