Un negocio con vista

Es probablemente la óptica más original de la capital. Y su dueña, Laura, con más de veinte años de experiencia en el sector, no sale de su asombro. Las llamadas para solicitar fotos y entrevistas no cesan. «Llevaba años queriendo darle un cambio», se refiere a la óptica familiar en la que siempre ha trabajado. Cuando por fin se decidió a «independizarse», pensó en bautizar su tienda con un nombre tan original porque «los usuarios de gafas no estamos enfermos, sólo queremos ver bien». Este sentido del humor se palpa también en su «óptica», inaugurada en julio del año pasado, pero que conserva clientela de ésa de toda la vida. «Es gente con la que llevo trabajando veinte años, a la que le gusta la calidad y que reconoce el valor de mi producto», explica. Y al crear este nuevo concepto de negocio asociado al universo de la óptica, la decoración del espacio era un factor muy importante. «En una ocasión escuché que comprar muebles existentes en el mercado era más barato que hacerlos a medida», cuenta Laura. Y a partir de ese momento empezó a recorrer mercadillos y rastros para hacerse con con todo tipo de muebles que al final, por suerte, han cabido en el local. Además de las jaulas -expositores, diseñadas por el arquitecto Anto Chozas, podemos encontrarnos objetos tan dispares y poco comunes en un negocio de este tipo como un mueble-bar, carritos o bandejas. Es importante también destacar que en La Gafería el producto se renueva con recuencia «para no cansar al cliente con el mismo producto siempre y, de paso, tampoco cansarme yo misma». Y es lógico pensar, dado su novedoso concepto, que las gafas que triunfan son las más llamativas, de firmas especiales como Jeremy Tarian, Thierry Lasry o Lafont, poco habituales de encontrar. Por último, Laura nos pide un favor: insistir en la importancia de la salud visual, «ya que un tercio de la información que recibimos entra por los ojos».