Farmacia

Farmacias libres de homeopatía

Farmacéuticos piden al Gobierno, facultades y sociedades científicas que retiren todo aval a la medicina alternativa, cuyos productos incumplen la normativa relativa a los fármacos.

Suso Fernández no confía en los productos homeopático
Suso Fernández no confía en los productos homeopáticolarazon

Farmacéuticos piden al Gobierno, facultades y sociedades científicas que retiren todo aval a la medicina alternativa, cuyos productos incumplen la normativa relativa a los fármacos.

Hace 200 años, Samuel Hahneman afirmó que tomar una sustancia que produce los mismos efectos que una enfermedad puede terminar curándola. Fue el inicio de lo que hoy conocemos como homeopatía. A este primer concepto se añade, siempre según Hahneman, que esa misma sustancia, cuanto más diluida esté en el agua, más eficaz es en su lucha contra la enfermedad. Una solución muy alejada de la investigación científica que tarda unos 10 años en desarrollar un nuevo medicamento. Es por ello que, a lo largo de la última década, con el impulso de normas y de diferentes estudios relacionados con la homeopatía, el uso de estos productos ha empezado a demandarse en las farmacias. Sin embargo, no todos los boticarios apoyan la dispensación de estas sustancias, pero hasta ahora no lo habían reivindicado públicamente.

En una carta abierta tanto al Ministerio de Sanidad, como a los colegios de farmacéuticos, las facultades de Farmacia y los presidentes de sociedades científicas, los firmantes les piden «que intervengan y demanden que la homeopatía no sea avalada por ninguna sociedad científica, gubernamental, universitaria ni profesional farmacéutica». Son más de un centenar de estos profesionales los que rubrican esta misiva y explican sus motivos: «Mucha gente cree hoy que la homeopatía es una terapia válida y sus productos reciben el nombre de medicamentos sin que exista ningún aval científico que así lo demuestre». Uno de los firmantes es Suso Fernández, impulsor del movimiento Farmaciencia, que, en menos de una semana, ya tenía 2.000 seguidores en Twitter. Tras 18 años trabajando en la industria farmacéutica, ahora dispensa en su propia farmacia e insiste en que «a la farmacia acuden tres perfiles de personas que buscan homeopatía: los convencidos, los que vienen recomendados por un vecino o los que, simplemente quieren probar».

Este farmacéutico, miembro del grupo Alternativa Racional contra las Pseudociencias (ARP) lleva años debatiéndose con otros boticarios, «que no son muchos», según Fernández, en contra del desarrollo de la homeopatía. «Ninguno de los productos que comercializan tiene un estudio con pacientes detrás» e insiste en que «no tiene ningún aval científico», a pesar de que desde la Asociación Española de Farmacéuticos Homeópatas (Aefhom) insistan en que «5.000 estudios nos avalan», tal como dice César Varela, presidente de esta formación. Ellos aluden a que en PubMed –el portal más importante de estudios biomédicos– aparecen este número de referencias, pero desde Farmaciencia lo desacreditan con una sola frase: «Si buscas homeopatía te aparecen 5.000, pero ¿cuántos salen si buscas magia?». Lo probamos: los resultados superan los 10.000.

Una de las grandes reivindicaciones de los boticarios en contra de los productos homeopáticos es que «incumplen toda la legislación y normativas a la que están sometidos los verdaderos medicamentos». Según Varela, «está autorizada la venta de unas 6.000 referencias que se están vendiendo exclusivamente en farmacias, aunque aún falta por determinar su registro definitivo». Y es que los expedientes de numerosos productos aún están por concretar por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Farmacéuticos (Aemps). No obstante, como indica Fernández, «el consumo de estos productos sólo representa el 0,05 por ciento de lo que se vende en farmacia». A pesar de que, por el momento, su uso es residual, a los boticarios de Farmaciencia les preocupa que «el paciente grave o terminal deje la medicación y busque solución en estos productos. Y es que, ante una situación como esa, es muy humano que se agarren a cualquier posibilidad», subraya Fernández. Así le ocurrió a Mario Rodríguez, un joven de 21 años que abandonó el tratamiento médico de su leucemia para optar por la naturopatía, una pseudoterapia que le había recomendado un curandero basada en vitaminas. Falleció cuatro meses después. Su padre, Julio, ahora ha comenzado su propia batalla contra la persona que indujo a su hijo a tomar vitaminas en lugar de seguir con la quimioterapia. «Estos productos dan tan poco y pueden hacer tanto daño...», reflexiona el impulsor de Farmaciencia, a la que se han adherido profesionales de varios puntos del mundo y que cuentan con el apoyo de la Organización Médico Colegial. «La homeopatía no tiene evidencia científica» y es algo «ilusorio y engañoso», afirmó el presidente de los médicos, José Antonio Rodríguez Sendín hace sólo unos meses. Sin embargo, los farmacéuticos que sí trabajan con estos productos afirman que «ya existen más de 10.000 médicos formados y que los prescriben. Las palabras de Sendín nos sorprendieron porque ha dado un giro total. Antes no estaba en contra», afirma Varela. Es más, asevera que «cada vez son más los pediatras los que prescriben estos productos. ¿Cómo puede existir el efecto placebo en niños pequeños?», añade en alusión a otra de las denuncias de los contrarios a su uso que sostienen que, en muchos casos, los pacientes experimentan resultados positivos por este efecto.

Varela afirma que en su farmacia de Madrid lo que más le solicitan son sustancias homeopáticas relacionadas «con patologías catarrales, problemas alérgicos o digestivos», así como «algunos complejos personalizados o productos para contraer el sueño». Para el presidente de Aefhom, «el problema de la homeopatía empezó en 2013, cuando el Ministerio reguló, mediante una orden, su uso mezclándola con otros conceptos como el Reiki» que, según Varela, «no ha hecho más que crear más desinformación».

El pasado viernes, la Agencia del Medicamento norteamericano (FDA, en sus siglas en inglés) lanzaba una alerta sobre unos productos que se venden en las parafarmacias estadounidenses para los bebés a los que les están saliendo los dientes. De acuerdo con este organismo, este producto, que no está regulado, puede producir problemas de respiración, somnolencia o problemas para ir al baño. Y es que no todo es tan saludable y tan natural como parece.