Por qué no debes comer alimentos carbonizados

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) anunció la semana pasada que ha llegado a la conclusión de que la acrilamida en los alimentos, una sustancia química que puede desarrollarse durante la alta temperatura de la cocción, aumenta potencialmente el riesgo de padecer cáncer.

La agencia publicó por primera vez su dictamen en julio de 2014, pero ha sido ahora cuando se ha corroborado y se ha vuelto a publicar una opinión científica oficial sobre el asunto, confirmando que la acrilamida "aumenta potencialmente el riesgo de desarrollar cáncer en los consumidores de todas las edades."

La acrilamida es una sustancia química que se forma en los alimentos -como el almidón que contienen las patatas fritas o los chips de patata- cuando los cocinamos (bien sea a través de cocción, fritura o tostado) a altas temperaturas. Según la agencia, los estudios en animales han demostrado que la acrilamida puede dañar el ADN y causar cáncer, pero, en cualquier caso, cabe destacar que los estudios sobre el efecto que provoca o puede provocar en los seres humanos no es aún concluyente. Aún así, la agencia confirma que sigue creyendo que la sustancia química podría ser perjudicial para el público y por lo tanto, advierte precaución.

El proceso de creación de acrilamida ocurre típicamente cuando están dorados alimentos. "En general, ya que es prácticamente imposible eliminar totalmente la acrilamida en la dieta, lo que recomendamos al consumidor es que transforme sus hábitos de cocinar siendo más selectivos con los ingredientes e incluyendo más variedad de productos en la dieta", aconseja la agencia.

La EFSA también añade algún consejo útil para los consumidores a la hora de cocinar los alimentos "lo ideal es no quemarlo, simplemente dorarlo ligeramente”, y que esto sirva como un indicador sobre cómo cocinar los alimentos. Además, también se pueden emplear otros métodos de cocción un poco más saludables, como hervir, cocer al vapor y saltear, tres opciones que evitan quemar los alimentos.

Tanto en Europa con la EFSA como en Estados Unidos con la Food and Drug Administration (FDA), las recomendaciones sobre alimentación son bastante claras; lo mejor basar nuestra dieta diaria en alimentos como frutas, verduras, granos enteros, y leche sin grasa o baja en grasa (así como el resto de productos lácteos), carnes magras, aves, pescado, huevos y nueces.