Violencia de género

El «Gran Hermano» del maltrato machista

LA RAZÓN comprueba cómo funcionan los sistemas de seguimiento de la víctima y el futuro de la prevención: anticiparse a la agresión. Además del Viogen, desde Interior trabajan entrevistando al entorno de la fallecida, al del maltratador y al propio asesino.

Julián Sierra y Arturo Calvente, responsables técnicos del sistema de seguimiento de la violencia de género Viogen
Julián Sierra y Arturo Calvente, responsables técnicos del sistema de seguimiento de la violencia de género Viogenlarazon

LA RAZÓN comprueba cómo funcionan los sistemas de seguimiento de la víctima y el futuro de la prevención: anticiparse a la agresión. Además del Viogen, desde Interior trabajan entrevistando al entorno de la fallecida, al del maltratador y al propio asesino.

Cada vez que un hombre agrede a una mujer y se denuncia, el sistema de seguimiento de la violencia de género (Viogen) del Ministerio del Interior abre un nuevo caso. A 31 de octubre de 2016 había registrados más de 430.000, de los que 52.885 son casos activos, 17 están calificados como extremos y 142 como altos. LA RAZÓN se reúne con el equipo de policías y guardias civiles que han desarrollado este sistema y que ya trabajan en su futuro, «en lo que queremos que sea el ‘‘Gran Hermano’’ de la violencia de género», afirma el comisario Jorge Zurita, al que acompañan Julián Sierra y Arturo Calvente, responsables técnicos de su desarrollo.

En 2007, el Ministerio empezó a trabajar en la creación de un sistema informático que fuera capaz de determinar las amenazas a las que se enfrenta una mujer víctima de violencia de género. Tardaron unos tres años hasta contar con un formulario fiable, con 16 indicadores que permitían, al evaluarlos asignar a la víctima un nivel de riesgo. Desde no apreciado hasta extremo. Entre medias están los bajos, medios y altos. Todo en función de una serie de variantes. Sin embargo, como se ha demostrado en los últimos años, «estos indicadores se habían quedado desfasados y en 2014 decidimos volver a valorarlos para poder incluir nuevas variantes», dice Zurita. Año y medio de trabajo después, en septiembre, entraron en funcionamiento los nuevos marcadores, mucho más precisos y que incluyen aspectos como la situación social y laboral de la mujer o si los menores de la pareja también sufren abusos. Han pasado de 16 a más de 20 indicadores, ya que el nuevo formulario es desplegable, «mucho más preciso». Sin embargo, «hasta dentro de dos o tres meses no sabremos cómo es de preciso, aunque en el 95 por ciento de los casos, evaluador y máquina están de acuerdo», añade el comisario.

A este sistema acceden más de 37.000 usuarios, dentro de los que se incluyen no sólo Guardia Civil y Policía, sino que también participan los agentes autonómicos, los servicios sociales de cada comunidad a autónoma, así como el Ministerio de Justicia o el Consejo General del Poder Judicial. Instituciones Penitenciarias también tienen acceso a este sistema de seguimiento, sin embargo, la coordinación aún falla de vez en cuando y es lo que Interior quiere mejorar en el próximo mes gracias a un nuevo sistema. «Hasta ahora, estamos trabajando con un proceso manual. Cuando un agresor sale de prisión se envía un fax a la unidad de violencia y a la delegación a la que pertenece la víctima para ponerles en preaviso». Pero este proceso en ocasiones falla y la mujer se encuentra cara a cara con su agresor sin previo aviso, para evitarlo «hemos creado un nuevo sistema informático que permite transmitir los datos en tiempo real y hacer los avisos críticos sin posibilidad de error», sostiene el responsable. Y es que, «la mayoría de los penados están en régimen abierto», puntualiza. El siguiente paso se dará en 2017, cuando los servicios sanitarios también tengan acceso a Viogen. En Atención Primaria tienen protocolizado cómo actuar ante un posible caso, aunque la víctima no quiera denunciar, ellos lo hacen de oficio y, por ello, se han convertido en uno de los sectores que más alertas tempranas activa.

Una vez se evalúa a la mujer y entra en el sistema, la cosa no queda ahí. Existen dos nuevas valoraciones que permiten a los agentes hacer un seguimiento del riesgo e intentar conocer si éste varía. Aquí, como reconoce Zurita, está el principal talón de Aquiles del sistema de vigilancia. A las mujeres que se encuentran dentro del riesgo no apreciado, que son la mayoría –unas 33.000– no se les revisa su situación hasta pasados tres meses, a no ser que se produzca algún incidente; mientras que las que están valoradas dentro del riesgo alto no tardan ni siete días en cumplimentar el formulario. «Las mujeres que están dentro del extremo sólo suelen durar unas horas. Jamás ha muerto nadie que esté en esta categoría porque para calificarla de extremo es que de verdad corre peligro su vida y eso no suele durar más de 24 horas», explica Zurita.

Existen asociaciones que demandan una vigilancia similar a todas las víctimas, pero como argumenta el comisario, es inviable: «Para proteger a una de estas mujeres se necesitan entre siete y ocho policías. Si extendiéramos esta vigilancia a todas, no habría suficientes agentes». El problema es que las mujeres que están dentro de este sistema y han fallecido, en su mayoría estaban dentro del rango no apreciado o bajo. «Tenemos que mejorar estos sistemas de medición y el problema es que los maltratadores suelen ser muy variantes. Pueden estar amables un segundo y al siguiente ponerse agresivos», describe. Es por ello que desde Interior son conscientes de que necesitan un sistema de anticipación porque desde 1999 hasta hoy el número de víctimas se ha mantenido estable cada año: entre 50 y 70. Aunque es una cifra muy inferior a la del resto de Europa, no es suficiente. En Alemania, hace apenas unos días han hecho pública la primera estadística de violencia de género y es especialmente alarmante: 331 mujeres fallecieron a manos de sus parejas en 2015, cuatro veces más que en España, aun teniendo en cuenta que nos duplican en población.

Desde el Ministerio que dirige Juan Ignacio Zoido están trabajando en dos nuevos planteamientos: crear una valoración del riesgo de homicidio y un nuevo sistema llamado DARA (Detección Automatizada del Riesgo de Agresión). En el primero, un grupo de psicólogos, profesores universitarios y agentes de todos los Cuerpos están analizando los feminicidios de los últimos cuatro años para obtener «indicadores de muerte», afirma José Luis González, comandante de la Guardia Civil y uno de los impulsores del proyecto, junto al profesor de la Universidad Complutense, José Luis Graña, experto en maltratadores. «Estamos entrevistando al entorno de la víctima, al del maltratador y al propio asesino para intentar conocer las causas», explica González. Y no sólo eso, también «entrevistamos a las que consideramos como muertas en vida». Mujeres que han quedado parapléjicas, con alguna discapacidad, a las que han quemado... por una tentativa de homicidio. Llevan tres años ya recopilando todos estos testimonios. ¿Y los maltratadores acceden? Por ahora ninguno se ha negado.

El sistema DARA es aún un proyecto que desarrollan con varias universidades politécnicas pero con el que «queremos contar con capacidad anticipativa y preventiva». Para ello utilizan tanto Inteligenica Artificial como redes neuronales. Algo así como trasladar lo que hacía Tom Cruise en «Minority Report», anticiparse a la agresión.

«Víctimas vulnerables de España»

Desde Interior han comprobado que el sistema Viogen tiene muchas más posibilidades, más allá de la violencia de género. Así, «en cinco o seis años esperamos tener operativo el sistema VIVE («Víctimas Vulnerables de España»), afirma el comisario Zurita. Dentro de esta nueva herramienta se incluirían a todos los colectivos vulnerables. Desde la violencia doméstica, a los mayores maltratados, los casos de acoso escolar y laboral, la trata, las personas desaparecidas, los casos de pederastia o los delitos de odio, entre otros. Todo un sistema con el que poder proteger a cualquier ciudadano que se encuentre ante una situación de riesgo.