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Ni Llanes ni Cudillero; este es el pueblo marinero más pintoresco de Asturias

Su casco antiguo esconde callejuelas empedradas y en el recorrido encontrarás iglesias centenarias

Ni Llanes ni Cudillero; este es el pueblo marinero más pintoresco de Asturias
Ni Llanes ni Cudillero; este es el pueblo marinero más pintoresco de Asturias Turismo Asturias

Menos conocida que otras villas marineras como son Llanes o Cudillero, hoy te descubrimos un precioso lugar que tienes que conocer si te enamora la costa asturiana. ¿Ya conoces Luarca?

En el corazón de la costa occidental de Asturias, Luarca aparece como una joya escondida, una villa que despliega una belleza que deja sin aliento. Con su puerto pesquero encajado entre colinas, sus casas blancas reflejándose en el agua y sus calles empedradas que huelen a salitre, Luarca es un lienzo pintado por la naturaleza y la historia. Si alguien tuviese que pintar un pueblo marinero, seguro que el resultado del cuadro sería algo muy parecido a Luarca.

Se fundó en la Edad Media y su faro, situado en el Cabo Busto, no solo guía a los barcos, sino que también ilumina el pasado de este pueblo que ha vivido del mar y para el mar. La pesca, especialmente la del bonito, sigue siendo el alma de Luarca, y su puerto es un hervidero de actividad que conecta el presente con el legado de generaciones de pescadores. Aunque todas las épocas del año son perfectas para conocer esta villa, sin duda el verano es la mejor, y disfrutar de un atardecer en Luarca es maravilloso.

Pero Luarca no es solo mar. Su casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico, es un laberinto de callejuelas que esconden iglesias centenarias, como la de Santa Eulalia, y palacios que hablan de un pasado señorial. Además, la villa es cuna de personajes ilustres, como el premio Nobel de Medicina Severo Ochoa, cuya casa natal es hoy un museo que rinde homenaje a su legado científico.

La cultura y las tradiciones también cobran vida en sus fiestas, como la Fiesta de San Timoteo, donde el folclore asturiano se mezcla con el sonido de las gaitas y el sabor de la sidra. Y no podemos olvidar su gastronomía, que combina los frutos del mar con los productos de la tierra, ofreciendo platos que son un auténtico regalo para el paladar.

Luarca te espera con los brazos abiertos. No es solo una villa pintoresca; es un pedacito de paraíso que, una vez visitado, nunca se olvida. Si buscas un lugar con toda la belleza de la vida vinculada al mar, donde además se come muy bien, donde poder darte un baño en una playa, disfrutar de un paseo viendo atardecer y caminar por su puerto en donde todavía sigue viva la actividad de los marineros y pescadores, este es tu lugar. No te pierdas Luarca... la villa blanca siempre enamora.