Museos

Las buenas fiestas

La Razón
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Posiblemente desde los medios contagiamos a los ciudadanos demasiado «regusto» por los problemas reales que existen, pero también conviene poner un mayor empeño en lo bueno, en lo que sucede en la vida cotidiana a muchísimas personas y, las fiestas navideñas de este año, demuestran que estamos en un país, en una región, en una ciudad envidiable. Realizar un paseo estos días desde la Puerta de Jerez hasta la Plaza del Duque era encontrarte con la vida, miles de personas disfrutando de la iluminación, actuaciones, campanilleros, bandas...y esto durante veinte días seguidos. Las cifras nos dan cuenta del gran incremento del turismo, del tiempo que éste se queda en la ciudad, del gasto por persona y una cifra que me hace feliz: el gran Museo de Bellas Artes de Sevilla ha superado los 300.000 visitantes en un año de bajadas a nivel nacional, que encabezan el Prado y el Thyssen. Sin duda, el efecto Murillo se ha empezado a notar. Personalmente, a todos los amigos que vienen a pasar unos días a nuestra tierra les pongo una condición: si quieren mi compañía y agasajo, visita obligada al Museo. Desde el comienzo del año Murillo, el recorrido empieza en la grandiosa Iglesia de la Magdalena, visita al Bellas Artes, capilla del museo, espacio Santa Clara y luego, Sevilla. Sería necesario que se aprovechara el empujón que el bueno de Murillo nos brinda para que el Ayuntamiento, la Junta y el Ministerio de Cultura se pusiesen de acuerdo –aunque pueda parecer algo exótico– y crearan un plan con el objetivo de lograr los 500.000 visitantes anuales. No es una cifra descabellada en una ciudad tomada por el turismo y con un gran museo. Añadir que todos los ciudadanos de la Unión Europea pueden hacer la visita gratuitamente, algo que a mí no me parece bien. Esa toma de las calles, de los museos, de la Catedral, del Alcázar, de los restaurantes, de los hoteles y de los lugares de copas nocturnos se ha producido sin incidentes de importancia. Disfrutemos de todo ello y sintámonos orgullosos de vivir en un lugar privilegiado y hagamos entre todos lo imposible porque sigan los buenos tiempos y, si es posible, que lo es, mejorarlos.