Arquitectura

Frederic Amat reinterpreta las estancias de La Pedrera

La exposición «Zoótropo» presenta una serie de proyectos en los que el artista interviene en el mítico edificio de Gaudí

El artista Frederic Amat, ayer, durante la presentación con su obra en La Pedrera
El artista Frederic Amat, ayer, durante la presentación con su obra en La Pedreralarazon

El artista Frederic Amat reconstruye las estancias privadas de La Pedrera para la exposición «Zoótropo», que reúne una selección de proyectos de intervención en espacios, tanto naturales como urbanos, a menudo vinculados a la arquitectura. El comisario de la exposición, Miquel Adrià, explicó ayer que el título de la muestra alude a «la máquina estroboscópica formada por un tambor giratorio y con unos cortes a través de los cuales el espectador puede ver una serie de dibujos que, al girar, dan la sensación de estar en movimiento». Así, como un zoótropo, la exposición, añadió el comisario, pretende mostrar «las diversas facetas de la obra de Amat en relación con el espacio, la arquitectura, la ciudad y el paisaje», con el objetivo de crear «un mapa, una topografía, del trabajo del artista, buscando siempre el componente poético».

«Zoótropo» se divide en tres apartados casi independientes que tejen una única obra en tres actos que constituye una oportunidad para comprender el original imaginario vital y artístico de Frederic Amat.

En el primer apartado, Amat propone recuperar la memoria del edificio de Gaudí con una intervención especialmente creada para la ocasión. La instalación «Zoótropo» (2017) rescata los espacios domésticos de la vivienda de la familia Milà, propietaria de La Pedrera, que se perdieron en las sucesivas reformas y usos de la planta noble a lo largo de los años.

Los ámbitos con atributos específicos –el despacho, la sala, el comedor, el dormitorio o el tocador– y los de servicio y tránsito evocan, a partir de planos de archivo, su morfología, de una forma sutil, casi fantasmagórica, remarca el propio artista, con unos tabiques transparentes.

Sin embargo, aclaró Amat en la presentación, «la reconstrucción no pretende ser una caricatura de Gaudí, ni tampoco una retórica de su obra». En su interior, explicó Amat, ocho cápsulas de memoria son presencias en las que la materia (la cerámica), la forma (crisálidas de lenguas de barro cocido) y el mayestático color negro que cobija lo anterior no hacen más que habitar el espacio de la Pedrera y, como capullos gigantes, esperar su metamorfosis. Al final de este recorrido enigmático, la proyección del filme «Forja» (2011), realizado como un «travelling» infinito que resigue las barandillas que Gaudí y Josep Maria Jujol crearon para los balcones del edificio remite a la caligrafía gruesa del propio Amat.

El segundo espacio reúne una selección personal del artista de obras que remiten a su universo más íntimo. «Se trata de articulaciones formales conceptuales que condensan los enigmas y las resonancias de gran parte de su trabajo de los últimos años, en muchas ocasiones a partir de “objets trouvés”».

El último acto de «Zoótropo» acoge una selección de catorce proyectos de intervención en espacios públicos y privados, algunos realizados y otros no.