Trabajo

Infusiones de calidad gourmet envueltas en fécula de maíz

Una empresa navarra produce 60 especies de plantas medicinales y aromáticas sin coste energético gracias a un mix de paneles solares y aerogeneradores. Su plantilla la componen personas en riesgo de exclusión social. El 84% de ellos sale de ahí con trabajo

Existen varias infusiones recomendadas para el tránsito intestinal, así como para reducir la hinchazón del estómago y las flatulencias
Existen varias infusiones recomendadas para el tránsito intestinal, así como para reducir la hinchazón del estómago y las flatulenciaslarazon

Una empresa navarra produce 60 especies de plantas medicinales y aromáticas sin coste energético gracias a un mix de paneles solares y aerogeneradores. Su plantilla la componen personas en riesgo de exclusión social. El 84% de ellos sale de ahí con trabajo

En 2002, Jesús Cía se quedó sin empleo. Llevaba gran parte de su vida laboral trabajando con personas con discapacidad intelectual y dándole vueltas a cómo podía volver al mercado laboral se le ocurrió montar una empresa de producción de plantas aromáticas que diera una oportunidad a «aquellos que se encontraran fuera del mercado laboral». De aquella idea surgió Josenea, una empresa en la que la mitad de la plantilla son personas en riesgos de exclusión social (inmigrantes, parados de larga duración o personas que se han rehabilitado de antiguas adicciones). Ahora son 34 , de los que 18 ya están en proceso de reinserción laboral. De hecho, tienen un convenio con los Servicios Sociales de Navarra y ocupan a estos colectivos durante un periodo mínimo de tres meses y máximo de tres años. Durante este tiempo reciben formación constante, lo que posibilita que «el 84% de los trabajadores encuentren un empleo tras su paso por esta sociedad. La idea era demostrar que con la gente que nadie quiere se puede hacer una empresa», explica el fundador.

La actividad principal de la empresa es el cultivo ecológico, un proyecto en el que, admite Jesús, empezaron sin tener ni idea y para la que se ha tenido que construir toda la infraestructura con las manos, incluidos los secadores de las especias. Producen infusiones, chocolates y galletas aromatizados en pleno Pirineo; entre las selvas de Irati y Salazar se ubican sus 13 hectáreas de terreno y sus alrededor de 60 especies de plantas medicinales y aromáticas, desde ortigas a salvia, romero, menta poleo, abedul, tomillo... «Vimos que la agricultura por sí sola no es rentable y por eso decidimos hacer un producto final acabado. Hacemos todo el proceso, desde la siembra de la semilla a la elaboración del producto, de manera que podemos emplear a personas de diferentes rangos de edad y habilidades», matiza Cía.

Su elección fue desde el principio la producción ecológica, para lo que cual no usan ni pesticidas ni abonos químicos en sus plantaciones y utilizan algunos principios de la agricultura biodinámica. Hasta el acabado es respetuoso, ya que las pirámides de sus infusiones están hechas a partir de fécula de maíz. «Cuando empezamos tuvimos que dejar la tierra sin trabajar durante tres años para poder empezar con la producción ecológica. Luego se realizó una acequia perimetral del terreno para que no entren las sustancias químicas de los cultivos aledaños. Las malas hierbas se mantienen para cubrir la tierra, de manera que se mantiene la humedad y las plantas están protegidas. En esta zona las temperaturas bajan de los cero grados y en verano hace mucho calor», matiza Cía.

Ahorro en la factura

Cuentan además con dos aerogeneradores con una potencia de 350 kW y placas solares. «Tenemos todo el sistema conectado a baterías de almacenamiento para que se pueda cubrir la demanda de las secadoras. Para el día hemos construido un muro negro en ella, está orientado al sur y cerrado herméticamente, así que de día no solo no le da la luz a las plantas sino que se secan por la acción del sol. Antes de hacer la instalación renovable gastábamos unos 200.000 euros anuales en electricidad. Ahora, nada de nada y la instalación sólo nos costó 9.000 euros gracias a las ayudas públicas de entonces», explica Cía. Los baños de los trabajadores son compostadoras. Ahí se separan los líquidos y con el material sólido de las aguas negras se hace el abono natural.

Cía admite que la península ofrece unas enormes posibilidades para plantar especias, por la variedad de climas, mientras afirma orgulloso que les llaman de muchos países para interesarse por su producto. Aunque lo que más le enorgullece es que las personas que trabajan con ellos se van con más autoestima de la que traían.