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La Biblia del Fintech

La Biblia del Fintech
La Biblia del Fintechlarazon

Si hay un libro que presente y resuma en un único volumen todo aquello que representa el universo Fintech este es El futuro es Fintech, coordinado por Susanne Chishti y Janos Barberis y recientemente publicado en castellano por Ediciones Deusto.

En El futuro es Fintech se analiza pasado, presente y futuro del Fintech de la mano de cerca de un centenar de autores, todos ellos máximos protagonistas, por sus responsabilidades profesionales, de lo que se ha venido en llamar “La revolución Fintech”.

Se trata, en consecuencia, de un libro colaborativo. El motivo por el cual los editores de la obra decidieron ponerse en contacto con la comunidad Fintech global e invitarla a participar reside en la naturaleza intrínsecamente fragmentada del campo de la tecnología financiera: resulta a todas luces imposible que un único autor sea capaz de cubrir de forma exhaustiva todos los aspectos y matices del Fintech.

La revolución Fintech, impulsada por una oleada de startups con innovadores modelos de negocio y productos y prestaciones nuevos, está cambiando el mundo de las finanzas tal y como lo conocemos. Estas empresas ofrecen al usuario un abanico de servicios financieros que, hasta la fecha, habían pertenecido casi exclusivamente al ámbito de los bancos. Ya no. De hecho el del BBVA, Francisco González, predijo a principios de 2015 que la mitad de los bancos de todo el mundo podrían desaparecer a corto plazo debido a las brechas abiertas por la irrupción de la tecnología en el sector.

Para entender todo ello, en El futuro es Fintech se explican temas clave como la tecnología API, la biométrica del comportamiento, el blockchain, las divisas digitales, la inclusión financiera, los hubs de Fintech, los pagos móviles, los algoritmos predictivos y los asesores robóticos.

Asimismo, se describe con detalle cómo otros inversores y emprendedores han avanzado hasta la primera línea de este dinámico entorno. Se trata, en definitiva, de una herramienta imprescindible para descubrir nuevas oportunidades de inversión en uno de los mercados con mayor capacidad de crecimiento y que está llamado a modificar por completo la banca de servicios que hasta la fecha hemos conocido.

A continuación presentamos una serie de fragmentos de la Introducción del libro.

[...] La revolución Fintech, impulsada por una oleada de startups con modelos innovadores de negocio e ingresos, productos y servicios nuevos, está cambiando las finanzas para mejorar a nivel global. Estas empresas Fintech ofrecen al usuario un abanico de servicios financieros que antes habían pertenecido casi exclusivamente al ámbito de los bancos. ¿Han de temer los bancos el boom Fintech? A finales de 2015, Forbes concluyó: ‘El sector bancario está listo para el cambio con el auge de las startups de Fintech, la popularidad creciente de la tecnología blockchain y el dominio de los millennials. El sector está evolucionando, y la siempre creciente necesidad de prepararse para las amenazas contra la ciberseguridad sigue siendo prioritaria, a medida que los bancos siguen evaluando las nuevas amenazas y los riesgos potenciales de fraude’.

Los principales bancos comerciales del mundo todavía dominan el paisaje de los servicios financieros, ofreciendo los servicios de depósito, pago y crédito que todos nosotros utilizamos y tomamos por seguros, pero ya no son los únicos protagonistas de la ciudad. El actual comprador online puede pagar con una tarjeta de crédito, pero puede también hacerlo a través de PayPal. La empresa que antaño podía haberse apoyado en su banco para conseguir crédito, ahora puede tomar dinero prestado de plataformas P2P (interpersonales) o de prestamistas especializados. Y la banca digital compite con sus equivalentes de ladrillo para obtener los depósitos de los clientes.

La clave está en el acceso y la comodidad. A medida que las finanzas alternativas se ganan el favor de los clientes, la Fintech se acerca a su «momento e-book», el punto en el que una masa crítica de consumidores y clientes de empresas verá las soluciones apoyadas en la tecnología ofrecidas por nuevos participantes del mercado como una alternativa viable —y a menudo preferible— a los servicios ofrecidos por los bancos de turno. Las implicaciones para el sector bancario tradicional son inmensas. El desarrollo de la Fintech tiene el potencial de erosionar el valor de marca de los titulares y quitarles cuota de mercado. Pero los bancos también tienen la oportunidad de abrazar la innovación Fintech y ofrecer nuevas soluciones a sus clientes.

Cualquiera que busque pruebas del poder potencial del mercado y del alcance de los proveedores financieros basados en la tecnología no tiene más que mirar al ya venerable PayPal. Lanzada en 1998, la empresa fue adquirida por eBay en 2002 y se convirtió en el sistema de pago por defecto de todos los sitios internacionales de operadores de subastas online. Desde entonces, PayPal ha ido ampliando su oferta y ahora figura al lado de las tarjetas de débito y de crédito como opción de pago en un número siempre creciente de sitios de comercio electrónico.

Está por ver si este comportamiento online se traducirá en un dominio en las transacciones cara a cara. Hoy en día, la empresa tiene más de 100 millones de cuentas activas y procesa una media de 315 millones de dólares en pagos al día. El mercado de los pagos está evolucionando rápidamente y esta evolución perseguirá la comodidad, la velocidad y la recogida de datos. Pensemos en el éxito inicial del sistema de pago contactless de Apple, Apple Pay, que permite a os consumidores comprar y pagar productos y servicios simplemente acercando un iPhone 6 a la terminal del punto de venta. Apple Pay se está apenas empezando a lanzar en el Reino Unido, pero actualmente representa dos de cada tres dólares procesados mediante sistemas contactless en Estados Unidos.

Uno de los principales y mayores obstáculos es la omnipresencia; al consumidor se le pueden presentar infinitas maneras de pagar. Actualmente, estamos viendo una oleada global para introducir transferencias bancarias en tiempo real las 24 horas del día, 7 días a la semana, en todas las jurisdicciones principales. Este cambio, unido a la reforma regulatoria, creará oportunidades para que nuevos actores entren en el mercado y ofrezcan servicios de agregación de datos y opciones de iniciación de pago para dar vida a la revolución del Internet de las Cosas. El uso de las tarjetas de prepago está también al alza. Un informe de 2012 de MasterCard predice que el mercado del llamado dinero electrónico (tarjetas precargadas con dinero en efectivo), tendrá en 2017 un valor de 822.000 millones de libras. Aunque estas cifras resultan impresionantes, son sólo la punta del iceberg de la Fintech.

El crédito y los depósitos están también experimentando algo parecido a una revolución, gracias, en parte, a la emergencia de las plataformas de préstamos P2P. En el Reino Unido, los préstamos P2P aparecieron poco tiempo antes de estallar la crisis financiera, con el lanzamiento de Zopa en 2005. Otras plataformas como Funding Circle y RateSetter les siguieron. Hasta la fecha, el sector ha prestado una cifra acumulada de 2.600 millones de libras y el mercado sigue creciendo. El crédito en el primer cuarto de 2015 fue de 459 millones de libras, un aumento de un tercio respecto de los tres meses anteriores. Estas cifras son pequeñas cuando se comparan con las sumas avanzadas por los grandes bancos, pero representan también un mercado joven y en rápido crecimiento.

Y, lo que es también importante, el mercado P2P no sólo proporciona a las empresas y a los prestatarios individuales una fuente de dinero en efectivo, sino que también ofrece a los inversores y a los ahorradores un lugar en el que depositar su dinero y sacar un mayor rendimiento que en una cuenta bancaria convencional. En todo el resto del mundo se están también instalando este tipo de bancos —algunos de ellos solamente digitales— en el mercado de los depósitos.

Algunos aspectos de la innovación Fintech siguen estando fuera de la corriente general. Las divisas digitales como el bitcoin ofrecen potencialmente una oportunidad y un medio de intercambiar valor, pero la mayoría coincidiría en que el auténtico valor aparecerá de la aplicación de la tecnología de registro de asientos contables en que se sustenta. El uso de estos asientos contables aporta un valor adicional en el registro de la propiedad de activos no financieros y eso, unido a la divisa digital, podría constituir una plataforma de innovación futura para reducir costes y acelerar las transacciones. Es necesaria una regulación efectiva de este entorno para reducir los riesgos de todos sus participantes.

Cuando nos alejamos de la cara corporativa de la innovación Fintech —PayPal, Apple, Google y otros—, hay miles de empresas que trabajan en hubs tecnológicos de todo el mundo sobre las maneras de hacer que actividades conocidas como el comercio de valores o las transferencias de dinero sean no sólo más cómodas, sino también adaptadas a la manera en que los consumidores usan sus smartphones, tabletas, PC y smart watches. Esta oleada de innovación no sólo proviene de centros de Fintech consolidados, sino también de hubs emergentes. Por ejemplo, Johannesburgo se ha convertido en un centro del desarrollo de la bitcoin, mientras que por toda África hay emprendedores desarrollando el sistema de banca basado en el móvil y los sistemas de pago adecuados a las telecomunicaciones y las infraestructuras de servicios financieros locales.

Entonces ¿cómo reaccionarán las instituciones financieras —y, en particular, los grandes bancos— ante esta oleada de innovación Fintech? El sector bancario es vulnerable a la disrupción, en parte como resultado de la historia reciente. Hasta la llegada de la crisis financiera, los bancos disfrutaban de un grado de credibilidad pública que resultaba crucial para sus marcas. Aunque esta credibilidad no ha desaparecido del todo, está claro que se ha visto mermada. Como reveló un estudio de la CCP Research Foundation en junio de 2015, los dieciséis mayores bancos globales mundiales, entre todos ellos, incurrieron en 306.000 millones de dólares en costes relacionados con la conducta desde 2010.

En contraste, los líderes de la era digital tienden a contemplarse de manera positiva. Los estudios llevados a cabo por el informe del Millennial Disruption Indexhallaron que el 73 por ciento de los encuestados (adolescentes y hasta la treintena) se sentirían mucho más atraídos por un nuevo servicio financiero ofrecido por Google o Apple que uno anunciado por su banco habitual.

En este sentido, los proveedores tradicionales de servicios financieros están en riesgo. Los clientes ya no consideran necesariamente al banco como al proveedor por defecto o como el primer puerto al que acudir, lo que ofrece el mercado por ahí es mucho más emocionante. Y lo que hay por ahí en el mercado está pisando rápidamente los talones de los bancos tradicionales. De modo que, aunque los particulares y las empresas siempre necesitarán servicios de banca, ¿seguirán necesitando a los bancos?

Al más simple de los niveles, los bancos comerciales ofrecen tres gestiones básicas, concretamente:

• Aceptan depósitos y ofrecen al cliente un lugar seguro para almacenar su liquidez y obtener intereses, apoyándose en un seguro de depósito y una normativa importante.

• Facilitan pagos a través de una serie de sistemas, que incluyen el efectivo, las tarjetas y las transferencias.

• Prestan dinero.

Para un agnóstico de los servicios financieros, los mismos servicios los puede ofrecer la nueva generación de rivales basados en la tecnología. En términos de banca comercial, el dinero puede depositarse en bancos rivales, colocarse en tarjetas de prepago, almacenarse en cuentas de PayPal, invertirse en bitcoins o invertirse a través de sitios de crédito P2P.

El crédito está disponible en los nuevos bancos y en los prestamistas alternativos (incluyendo el sistema P2P), y los clientes tienen cada vez más opciones de pago, incluido PayPal, las tarjetas monedero electrónicas y los sistemas basados en el teléfono. Aunque muchas de estas opciones siguen utilizando la fontanería del sistema bancario, a medio plazo podemos ver mecanismos de pago y de cambio de divisas que superen totalmente los sistemas bancarios habituales.

Así, el riesgo mayor para los bancos habituales es que acaben siendo percibidos como pesadas empresas concesionarias que hacen poco más que proveer la infraestructura mientras las empresas de Fintech se llevan el mérito de ofrecer servicios innovadores y adaptados al consumidor, y, finalmente, se apropian de la relación con el cliente. Cuando esto ocurra, seguro que el valor de marca de los bancos sufrirá un duro golpe.

A diferencia de los bancos principales, que a menudo están condicionados por sistemas de IT y modelos operativos heredados, los nuevos actores han diseñado sus servicios digitales desde la base para adaptarse a las necesidades de grupos específicos de clientes. Los competidores Fintech pueden ser al mismo tiempo ágiles y estar totalmente centrados en los resultados positivos para los clientes.

Mientras los bancos tradicionales trabajan con capas cada vez mayores de cumplimiento de requisitos regulatorios, protección del cliente y sus propias estructuras burocráticas, los sistemas P2P tienen un enfoque transparente del sistema de crédito, basado en la transparencia de la compañía que busca crédito y en la asesoría de la comunidad de prestamistas (más que de un comité de crédito sin cara).

Este enfoque se dirige a una generación formada en las redes sociales y estos prestamistas suelen tener una buena valoración en cuanto a satisfacción de los clientes. Lo que es igual de importante, los sitios P2P tienen costes operativos menores que los bancos, y los requisitos de capital con que se encuentran son también menores.

El presidente y consejero delegado del BBVA, Francisco González, predijo a principios de 2015 que hasta la mitad de los bancos de todo el mundo desaparecerán a través de las brechas abiertas por la ruptura digital del sector.

Es posible que ocurra, pero yo diría que los bancos más preparados para el futuro no sólo sobrevivirán a la invasión de la disrupción digital, sino que prosperarán con nota a medida que estos competidores basados en la Fintech adquieran impulso. Los principales bancos comerciales del mundo tienen enormes ventajas, entre las cuales no hay que desestimar su base colectiva de clientes y los datos que tienen de los mismos.

Estos bancos capaces de prosperar en el nuevo entorno trasladarán a la mayoría de sus clientes a sus propios servicios de banca digital. Se reposicionarán en la cadena de valor desde su papel como proveedores de infraestructura y producto, a estar en el corazón de la relación con el cliente en un entorno digital seguro y holístico.

En efecto, se convertirán en app stores financieras que exhibirán un abanico de soluciones económicas de distintos proveedores. Al hacerlo, seguirán siendo importantes para los clientes como única fuente de las mejores soluciones financieras globales.

Así, en el futuro, una vez me haya conectado a mi banca móvil (presumiblemente mediante biometrías cardiacas o reconocimiento facial) tendré la posibilidad de tomar dinero prestado P2P vía Ratesetter, de hacer un pago internacional usando Transferwise, de cargar mi monedero electrónico de Starbucks, o de hacer un ingreso en mi fondo de inversión Alibaba. Para alcanzar una meta así, la colaboración deberá convertirse en norma. Las corporaciones no pueden igualar la velocidad en el mercado y la capacidad de innovación que los mejores diseñadores de Fintech ponen sobre la mesa. Así, más que tratar de volver a inventar la rueda desarrollando sus propias soluciones, los bancos tendrán que trabajar con innovadores para ofrecer nuevos servicios a sus clientes.

Desde las startups que comparten espacio de trabajo en el distrito tecnológico de Londres o de Johannesburgo, hasta los gigantes corporativos como Apple y Google, la Fintech es un sector dinámico. Pero aunque han aparecido líderes del mercado, nadie sabe realmente de dónde vendrá el próximo sistema fantástico de pagos o el siguiente monedero de bitcoins. Y por cada idea que llega al mercado, muchas otras fracasarán. Los servicios que acaban triunfando son los que facilitan realmente la vida del usuario, tal vez combinando la Fintech con otras tecnologías.

El banco del futuro podría ser un lugar no sólo para depositar dinero, por ejemplo, sino tus documentos médicos, tu testamento o los datos biométricos que se utilizan para poner en marcha tu coche. Con sus bases de datos de clientes y su experiencia manejando información personal de forma segura, los bancos tienen la posición ideal para crear soluciones holísticas para el cliente que combinen los servicios financieros con un abanico más amplio de ofertas digitales. Ésta podría ser la clave de su prosperidad futura [...].