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Zapatos de boda

Zapatos de boda
Zapatos de bodalarazon

Una de las cosas más complicadas que hay cuando tienes una boda es la elección de los zapatos. A mí, lo primero que me entra por los ojos es el tacón, no lo puedo evitar, mis zapatos tienen que tener taconazo, un tacón de infarto. A veces me paso y parecen más andamios que zapatos.

La sensación cuando me los pongo es fabulosa, me los pongo y me siento como una reina, piso fuerte y con ganas, me como el mundo, tengo esa sensación que llaman empoderamiento. Es un subidón de endorfinas difícil de explicar, pero estoy segura de que hay muchas mujeres que saben de qué estoy hablando.

Pero eso son los primeros cinco minutos. A partir de ese momento me siento como una reina, pero esclava de los tacones. Me paso dos horas debatiéndome entre quedarme con los tacones o ponerme ya las manoletinas, la cabeza y los pies luchan entre sí por captar mi atención y doblegarme ante su voluntad. Los pies dan su órden: “¡Manoletinas a la voz de mando!”, y la cabeza ordena “¡Antes muerta que sencilla! ¡Esos tacones se quedan donde están!”.

Entre aperitivos y copas de cava suelo lograr posponer el conflicto hasta la hora de sentarse a la mesa. Interiormente me suelo dar una gran medalla olímpica (de oro, claro) cuando he pasado por todo el cóctel con los tacones y sin sentarme.

Pero hay otras veces, que llego a la mesa totalmente desesperada. Después de identificar dónde se va a sentar mi marido (y ponerme justo en frente, porque nunca nos sentamos juntos en cenas, fiestas y bodas), me presento y saludo uno a uno a todos los invitados que van a estar en mi mesa, si es que no los conocía de antes. Me siento, y discretamente, me cubro las piernas con el mantel XXL, y ahí disfruto del placer de sentarme en una silla.

Modelo Venecia de Salo Madrid

Este modus operandi me suele funcionar, porque después de ese descanso logro aguantar un rato más con los tacones durante el baile y después disfruto de esas maravillosas manoletinas que la pareja de novios ha preparado para sus invitadas con tanta consideración. La primera vez que vi las manoletinas en una boda se me saltaron las lágrimas.

Pero esto no puede seguir así, porque a finales del próximo verano tengo una boda que me hace muchísima ilusión, y no pienso ser esclava de los tacones nunca más.

Modelo salo de Salo Madrid

Decidida como estoy a atajar el problema, quedé a tomar café la semana pasada con mi amiga Salomé, que es una experta en el mundo del calzado. Le conté mis penas y mis dolores constantes con cualquier zapato que me pongo para las grandes ocasiones. Salomé, que es muy sabia, me escuchó pacientemente, y cuando terminó mi letanía me dijo: “Ana, tienes que venir a probarte mis zapatos, nunca más sufrirás por tus pies en una boda”. Claro que semejante afirmación hizo aparecer mariposas en mi estómago, y allá que nos fuimos a probarme zapatos.

Modelo Miami de Salo Madrid

Salomé tiene su espacio Salo Madrid en pleno barrio de Salamanca, en la calle Claudio Coello 109 (y he de decir que se suele aparcar muy bien, eso sí, zona verde). El showroom es acogedor y coqueto, y junto con sus zapatos ofrece también otros complementos para novias e invitadas, como tocados, pamelas y algún que otro clutch ideal.

Lo primero que me dice Salomé me encanta: todas sus creaciones son 100% al gusto de la clienta. El zapato que tengas en mente ella es capaz de crearlo exactamente como lo deseas. En segundo lugar, se trata de un trabajo completamente artesanal (no se trata de zapatos en un lineal de fábrica), fabricado por maestros artesanos que realizan todo el proceso a mano y con técnicas tradicionales. Además, la producción es 100% made in Spain. Con lo defensora que soy del producto nacional os habréis imaginado que esto último me ha terminado de encantar.

Modelo Lima de Salo Madrid

Lo primero que hacemos es elegir el modelo, después la horma que mejor se ajuste a mis pies. La altura del tacón. Ejem. Después debo elegir el material, la decisión no es fácil pues Salomé tiene una carta de colores de aproximadamente 1.000 tonos, ahí es nada. También hay la posibilidad de utilizar glitter (purpurina), terciopelo, ante y piel. Finalmente me decido por el color de moda este año, que ya sabéis que Pantone lo ha nombrado Greenery. Detalles y adornos son los complementos finales.

¡Listo! Ya tengo encargados mis zapatos para la próxima boda.

Modelo Oporto de Salo Madrid

Salomé me dice que el proceso de creación de los zapatos es de aproximadamente 3-4 semanas, y que si no pudiera venir a recoger los zapatos a su showroom ella me los puede mandar a cualquier parte del mundo. Eso está muy bien pensado, porque hay épocas en las que se viaja más que en otras y no tienes tiempo material para recoger los zapatos.

¿Pero sabéis qué es lo mejor de todo? ¡Que son unos zapatos comodísimos! ¡En la próxima boda voy a bailar hasta el amanecer con mis taconazos!

Ahora sólo me quedan un par de detalles para estar radiante para mi boda este verano, como son: cumplir esos objetivos de fitness, conseguir esa melena densa y larga con la que sueño y encontrar un vestido que me vaya con los zapatos.

Creo que de aquí a agosto me da tiempo, ¿no?