Crítica de libros

La era digital no nos hará libres

La era digital no nos hará libres
La era digital no nos hará libreslarazon

Para Remedios Zafra –ganadora de la 45 edición del Premio Anagrama de Ensayo– la crisis económica sentó las bases de un nuevo escenario en el que la generación de quienes nacieron a finales del siglo XX y crecieron sin épica pero con expectativas, descubrieron un nuevo escenario que se ha hecho estructural: la precariedad y la desilusión. Sobre estos mimbres se construye este demoledor texto que estudia la era de la desilusión milenial. Y no tan milenaria. El ensayo, que examina el marco neoliberal y el mundo en red, evidencia que las pantallas nos han convertido en productores creativos que distribuimos nuestros trabajos en internet, pero, para la mayoría, no supone un encargo laboral en tanto que es considerado como una mera afición. Tal es el caso de los becarios sin sueldo, los trabajadores precarios, los colaboradores, los «freelancer», los investigadores en formación o los jóvenes conectados a quienes se les esquiva la contratación estable. Por supuesto, como en el mundo analógico, las mujeres son las que salen peor paradas. Una investigación, en definitiva, sobre las «zonas de sombra» del trabajo creativo en la era 2.0 –que ya será 9.0–, en la que, la democratización de la red produce la falsa ilusión de creación y libre circulación de cualquier bien cultural por dos motivos: la horizontalidad así como la volatilidad de las redes.

Más allá de la degradación del entorno laboral que supone caer en esta trampa, «la ilusión» de los creadores convertidos en hámsters metidos en una rueda histérica tiene otros efectos colaterales sobre la creación cultural, como la cantidad de trabajo irreflexiva llevados por la inercia de la velocidad, la ansiedad productiva del trabajador, el exceso de emotividad, felicidad impostada, irracionalidad o vociferación en la red... Por todo lo mencionado, los riesgos de amputar el camino a la verdadera producción intelectual o creativa son altísimos. Contra todo ello Zafra propone una estrategia: romper la inercia de la prontitud y abrir un tiempo de desconexión para el pensamiento, el arte, la literatura y esa olvidada disciplina llamada filosofía.