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F. C. Barcelona

La suerte está con el Barça

Un gol en propia meta permite a los de Valverde ganar en Lisboa en un partido en el que, con Messi apagado, mostraron un fútbol plano

La suerte está con el Barça
La suerte está con el Barçalarazon

Un gol en propia meta permite a los de Valverde ganar en Lisboa en un partido en el que, con Messi apagado, mostraron un fútbol plano.

Buscaba Messi el lugar por el que podía hacer año. Tiene libertad para moverse por donde quiera: por la izquierda, por la derecha, más centrado, más retrasado... Pero lo más peligroso que encontró fue un remate con la derecha que Coentrao despejó lanzándose al suelo. Lo celebró casi como un gol, sacando los puños. Con tan poco del argentino al Barça le faltó chispa en Lisboa. El equipo de Valverde ofreció ayer esa versión tan sobria como sosa en la que parece esperar la genialidad de su «10» para desequilibrar el choque. Trabajó bien e intentó la presión tras pérdida de forma sincronizada, pero se quedó en una especie de ni fu ni fa. No sufrió en exceso en su área, pero tampoco llegó mucho a la contraria, equivocado en el último pase y sin profundidad por las bandas. Ni en corto ni en largo, con balones a la espalda de la defensa portuguesa, enganchaba la jugada el equipo azulgrana, pero todo parece irle de cara en este arranque del curso, Supercopa de España aparte. Lo que no consiguió con el pase lo logró con la suerte como aliada, al comienzo del segundo acto. Una falta lanzada por Messi acabó dentró de la red, empujada entre Luis Suárez y Coates, que pareció ser el último en tocar la pelota en dirección a su portería. Si en el último partido que había jugado el Barça, en Girona, los rivales se metieron dos autogoles,ayer fue uno, el primero, el que suele calificarse como el más difícil. Suficiente con eso para conseguir una victoria importante para dejar la clasificación para octavos un poco más cerca.

«Poco exigido» o «hizo lo que debía», puede decirse del encuentro de ayer. Pero el triunfo no puede justificarlo todo. Necesita mostrar más el conjunto de Valverde, que está en proceso de construcción, para cuando lleguen compromisos mayores. El Sporting de Portugal fue un oponente manso, mejor en defensa que en ataque, donde se precipitaba, empezando por Gilson, que a veces corría más rápido con las piernas que con la cabeza, para acabar trastabillándose. Pese a todo hubo diez minutos de la segunda parte en los que el resultado peligró. Después del 0-1 Iniesta se adueñó de la pelota y el partido pareció morir. Todo controlado. Pero en esos diez minutos nefastos la posesión cambió de dueño y al Barcelona ahí le cuesta. Una pérdida de Sergi Roberto propició el remate de Bruno Fernandes ante el que Ter Stegen respondió de forma fantástica. Fue notable la actuación del portero, en esa oportunidad con las manos y toda la noche con los pies, obligado a tocar muchas pelotas por los pases atrás de sus compañeros para intentar romper la presión del Sporting.

Sin el mejor Messi la fantasía no apareció. Era una jornada más para el esfuerzo de Luis Suárez, que con apenas un remate a portería destacó por su pelea. Corrió a por todas y en una de sus recuperaciones regaló a Messi la segunda oportunidad, que tuvo que chutar de nuevo con la derecha. Esta vez fue Mathieu quien despejó. El ex azulgrana firmó un encuentro destacable, aunque su venganza no pudo ser completa porque no se llevó el triunfo.

La entrada de Paulinho devolvió la tranquilidad al Barcelona. Messi estaba cada vez más desesperado, chocando contra un muro, negado, pero su compatriota devolvió el empaque en el centro del campo. Aunque también él falló su remate, en una de sus famosas llegadas desde la segunda línea. Fue la mejor ocasión del Barcelona en todo el encuentro, pero disparó demasiado centrado.

El Barça se las está apañando para sacar los resultados. La vía Messi es la primera opción, pero cuando al argentino le cuesta está encontrando otros recursos. La mejor noticia para ellos es que volvió a dejar su portería a cero. Ernesto Valverde tiene trabajo para intentar combinar esa seguridad con la fantasía que se le exige siempre a un conjunto como el Barcelona.