¿Lo ves? Ahora no lo ves

Cristiano Ronaldo hizo una elástica con caño para regatear a David López en el lateral del área. Fue el mejor regate de un futbolista que está recuperando sus mejores sensaciones.

David López se mide con Cristiano Ronaldo cerca del área del Espanyol. Ronaldo está de cara, con el balón controlado, pero muy cerca de la línea de fuera: es decir, su única salida es hacia atrás, para buscar un pase atrás o hacerse un hueco y poner el balón en el área.

Primer amago

Lo que hace el defensa del Espanyol es de manual: tapar el hueco por dentro e invitar al rival a que se aleje de la línea de fuera sin dejarle pasar hacia el área. En realidad, David López piensa que tiene a Cristiano Ronaldo controlado. El jugador del Real Madrid no tiene apoyo de ningún compañero a quien pasar el balón para hacer otra jugada. Un pase atrás es una solución muy socorrida para estos momentos sin salida. Ronaldo, sin embargo, tiene muy claro lo que va a hacer. Su primer paso es tocar el balón con el exterior del pie, hacer el movimiento previsible, salir hacia fuera, como David López y la lógica esperaban que sucediese.

Con el interior

Y entonces ocurre lo inesperado, lo que muy pocos futbolistas pueden hacer y que es casi imposible para los amateurs: consiste en un rápido movimiento del pie, cambiar el exterior por el interior con la intención de variar la dirección de la pelota y de la jugada. Ronaldo parecía que se iba hacia fuera y eso hizo que David López moviera la pierna derecha en ese sentido, pero con su cambio en el pie, con ese toque de interior inmediatamente después de su toquecito con el exterior, sorprende al rival y al espectador.

Por debajo

En su leve movimiento de la pierna derecha, David López ha dejado un espacio que antes no existía. Como Ronaldo ha hecho dos toques tan rápidos, Davi López ha perdido el control de la situación. Pensaba que Ronaldo iba a alejarse de la línea de fuera, pero de repente, ha vuelto para dentro, justo por entre las piernas del jugador del Espanyol, que no se había dado cuenta de que por ahí abajo se podía pasar.

Y en el Bernabéu se oyó un espontáneo y unánime: ¡oh!