El desafío independentista

Domingo de Brexit nacionalista

La Razón
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Entiendo perfectamente a los catalanes que se sienten españoles en uno de los momentos más cruciales de la Historia de España. Entiendo perfectamente a los catalanes que sufren el quebranto de todas las reglas del juego por parte de quienes tienen la responsabilidad de representarles, que viven el incumplimiento sistemático de la legislación y de la Constitución porque no es sólo una cuestión de Cataluña, es de todos los españoles.

Entiendo a los catalanes que, pese a que sepan que existen herramientas jurídicas para resolver esta situación, son conscientes de que es mucho más preocupante la fractura social y de las propias familias, donde incluso se ha decidido que se puede hablar de todo menos de política.

Entiendo a los catalanes que sufren con las manifestaciones de quienes han decidido salir a la calle a favor de la independencia, que sufren con el comportamiento hacia los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y que ven todos estos actos con profunda tristeza e indignación

Entiendo las implicaciones de una deriva secesionista sin igual en nuestra democracia y ello me reafirma más que nunca en mis convicciones, a favor de la justicia y de la libertad. Como he hecho siempre.

Por eso mismo, porque entiendo a los catalanes y orgullosamente españoles estuve presente en la manifestación de ayer domingo en Barcelona. Quise estar al lado de la sociedad civil catalana que se siente catalana y española por igual, quise estar al lado de mi amigo Xavi García Albiol, y quise estar al lado de todos los que piensan que la manifestación silenciosa de los que defendemos la libertad tiene que transformarse en la manifestación clamorosa de estar también en la calle defendiendo lo que la inmensa mayoría piensa. Y no sólo quise estar en demanda de un final feliz de una situación más que difícil, sino también porque no quiero que suponga el inicio de la misma situación en otros puntos de la geografía española. Digo que les entiendo con conocimiento de causa. Sé lo que es gobernar una comunidad autónoma con un creciente sentimiento nacionalista e independentista en los últimos años, entre otras cosas como consecuencia del uso de la educación y la lengua para cambiar la realidad e inocular el sentimiento nacionalista desde muy pequeños a los niños, que crecen con una historia que algunos se han inventado para sus propios intereses secesionistas.

Sé que, entre todos podemos conseguir que la magnífica manifestación de Barcelona suponga el inicio de un tiempo nuevo, un punto de inflexión que nos lleve a trabajar por una España unida, con vocación europea y que empiece a dejar atrás los nacionalismos excluyentes y empobrecedores. Quise estar al lado de los que sienten lo mismo que yo, sin necesidad de coincidir ideológicamente, para juntos mostar algo que nos une, el un orgullo ser españoles. Porque las cosas han cambiado, ya nada volverá a ser como antes. Por eso el domingo estuve en Barcelona enarbolando la bandera de la pluralidad y la unidad. La bandera de todos los españoles. La bandera de España.