Víctimas del Terrorismo

Mari Mar Blanco: «Mi hermano era un símbolo de paz. Ahora lo es Otegi»

Cada rincón de Ermua le recuerda a él, cree que seguiría en política, como alcalde. Y dice que ya le ha contado a sus hijas lo que consiguió su tío en esas 48 horas

Mari Mar Blanco: «Mi hermano era un símbolo de paz. Ahora lo es Otegi»
Mari Mar Blanco: «Mi hermano era un símbolo de paz. Ahora lo es Otegi»larazon

Cada rincón de Ermua le recuerda a él, cree que seguiría en política, como alcalde. Y dice que ya le ha contado a sus hijas lo que consiguió su tío en esas 48 horas

Han pasado 19 años desde que el joven edil del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco fuera sentenciado a muerte en un plazo de 48 horas si no se reagrupaba a los presos de ETA. Su asesinato conmocionó al mundo y fue un punto de inflexión en la lucha contra el terror y el miedo

Cada año, del 10 al 12 de julio mira el latido del reloj con angustia. Da igual el tiempo que haya pasado. Su tictac le sigue trasladando a ese «cuánto le quedaría» o «qué haría» su hermano Miguel Ángel cuando ETA le sentenció a muerte en 1997.

–¿El recuerdo de un día como hoy sigue siendo el mismo?

–Llevo todo el día pensando qué estaba haciendo en este momento hace 19 años, recordando la manifestación de Bilbao donde por primera vez la inmensa mayoría de los vascos salieron a la calle para intentar salvar la vida de mi hermano. Pienso mucho en esos días y en los de después. La mirada de mis padres, cuando llega esta fecha, refleja con más profundidad el dolor; y es así cada año durante cinco días.

–¿Mantuvo la esperanza todo el tiempo?

–Yo la mantuve desde el minuto cero. Era muy inocente, creía que no podían dar la espalda al grito de libertad que reclamaba toda una sociedad vasca y española. Ese día llegué a casa y le dije a mi madre: «Hemos salvado a Miguel Ángel». Hay una frase de ella que nunca he olvidado. Una de mis primas le dijo que tenía que comer, porque llevaba cinco días sin hacerlo y mi madre le respondió: «¡Cómo voy a comer si en estos momentos están matando a mi hijo!». Sí que creo que algo movimos. Por primera vez ellos se vieron como verdugos y no como víctimas y por primera vez sintieron el miedo de toda una sociedad. Habíamos ganado muchísimos espacios de libertad.

–Diecinueve años después, ¿qué queda del Espíritu de Ermua?

–Lamentablemente no queda mucho. Vemos cómo el PNV, que entonces gritaba que no sólo pagarían las consecuencias los asesinos y sus cómplices, 19 años después, siguen en esa teoría del conflicto, de la equidistancia, del todo vale, de la ambigüedad, de la verdad histórica de todo lo que hemos sufrido y padecido... Luego tenemos otras opciones políticas que no estaban entonces. Estoy convencida de que mucha de la gente que hoy vota a Podemos estaba en muchas manifestaciones hace ahora 19 años. En aquellos momentos mi hermano era un símbolo de paz, de convivencia, y hoy vemos que quienes han pasado a ser un símbolo son quienes aplaudieron el asesinato de mi hermano. Me da mucha pena cómo se ha ido desnaturalizando esa unidad que fue política y social, que fue en definitiva lo que significó el espíritu de Ermua. Hoy sigo pidiendo esa unidad no sólo para derrotar al terrorismo sino para la disolución incondicional de ETA y para ganar la batalla del relato, de la verdad histórica de lo que ha sucedido a lo largo de esos 50 años, y que lamentablemente no la tenemos por parte de muchos agentes sociales y políticos que se están prestando a hacer el juego a la izquierda abertzale.

–¿Hay alguna manera para combatir el odio? Porque sigue existiendo...

–Es muy importante el hecho de que en los colegios se estudie la historia del terrorismo, de lo que hemos sufrido, lo que hemos padecido en nuestro país. Por eso también es importante la presencia de las víctimas en los colegios para crear la empatía de los jóvenes con las víctimas, porque nosotros lo que queremos es que se conozca la verdad, sin odio y sin rencor. Hay que hacer una labor muy importante educativa, en los colegios, en las universidades y la realización de actividades en favor de que esa memoria pueda contribuir en contra del odio que hay en determinados sectores hacia las víctimas del terrorismo. En el País Vasco, ante la pregunta de a quién prefería de vecinos, si a una víctima o a un terrorista, aún hay un porcentaje que dice que prefiere de vecino a un terrorista.

–EH Bildu en los Ayuntamientos, Otegi paseando por las instituciones, Podemos justificándolo... ¿Sienten que han perdido la batalla?

–No, no y no. Me niego. Si hemos ganado la batalla al terror de ETA estoy convencida de que ganaremos la del relato histórico porque la verdad no es la verdad de las víctimas sino de la democracia. Se lo debemos a todas y cada una de las víctimas del terrorismo, para que nadie más pueda legitimar cada tiro en la nuca o cada coche bomba.

–Ahora que se negocian pactos de investidura, PNV ha pedido la competencia de los presos vascos y su agrupamiento. ¿Le preocupa teniendo en cuenta que su hermano fue asesinado con ese chantaje?

–Me preocupa y me indigna. Cuando estamos todas las víctimas aún trabajando para que se establezca ese relato de la verdad me parece humillante que al PNV le preocupen más los derechos de los presos vascos que las propias justificaciones legítimas que realizamos las víctimas del terrorismo.

–En octubre se celebran elecciones vascas y Podemos parece que ha recogido el testigo de las políticas de la izquierda abertzale...

–En el País Vasco, Podemos mantiene el discurso de los presos vascos, de la equidistancia, del olvido y lo hacen más atractivo porque le incorporan además el tema económico, social... Me preocupa mucho este auge y más aún que podamos tener un lendakari de Podemos o de la izquierda abertzale.