El desafío independentista

Puigdemont prepara una aproximación a Rajoy «en breve»

El titular de la Generalitat quiere forzar un movimiento del presidente del Gobierno

Puigdemont, en una imagen de archivo, se vio con Rajoy el 11 de enero
Puigdemont, en una imagen de archivo, se vio con Rajoy el 11 de enerolarazon

El titular de la Generalitat quiere forzar un movimiento del presidente del Gobierno.

Carles Puigdemont guarda celosamente sus cartas para jugar las últimas manos del proceso soberanista con Mariano Rajoy, inmutable en su postura hasta el momento. El titular de la Generalitat planea una aproximación «en breve» al presidente del Gobierno con la que pretende forzar un movimiento de Rajoy para desbloquear la situación política. La iniciativa de Puigdemont se hará esperar sólo unas semanas y se producirá a rebufo de los trabajos del Pacto Nacional por el Referéndum, una entidad que intenta estos días allanar el camino al presidente de la Generalitat y que está haciendo acopio de miles de firmas ciudadanas para impulsar una votación sobre el futuro político de Cataluña.

La posición de Rajoy es conocida: no rifará la soberanía nacional y, por tanto, no permitirá la autodeterminación de Cataluña. Puigdemont, por su parte, intentará hacer valer las rúbricas obtenidas por el Pacto Nacional por el Referéndum para que el Gobierno acceda a algún tipo de votación. El problema para el presidente catalán es ser esclavo de sus compromisos, solemnizados con toda pompa el pasado 21 de abril en el Palau de la Generalitat. «El Govern reafirma su determinación de preparar, convocar y celebrar el referéndum que quiere la inmensa mayoría de los catalanes», proclamó Puigdemont, rodeado de todos sus consellers.

El proceso soberanista encara en este contexto su recta final. Tan sólo faltan, en principio, cuatro meses para activar el referéndum de autodeterminación. No existe ningún indicio, ninguno, que lleve a pensar en una maniobra del Gobierno para facilitar una salida al «procés». Pero las presiones se suceden. «El Gobierno haría bien en abrir los ojos a la realidad, descolgar el teléfono e intentar encontrar soluciones políticas a un conflicto que es político», insistió ayer el coordinador del Pacto Nacional por el Referéndum, Joan Ignasi Elena.

El tiempo se agota para los soberanistas, que han convertido el Palau de la Generalitat en el palacio de los secretos. Se ha decretado la ley del silencio sobre los términos de la ley de transitoriedad jurídica –que debe amparar la convocatoria del referéndum–; sobre los preparativos de la votación –colegios electorales, funcionarios, mesas, censo–; e incluso sobre la fecha y la pregunta de la votación.

Las prisas y las pausas

Este último aspecto es el único abierto a las especulaciones. Las hace el propio Puigdemont, que incluso ha sugerido algunos interrogantes aunque asegura que no hay nada decidido. En todo caso, no será un escollo porque las posibilidades para llegar a un acuerdo en este punto con la CUP son muy altas.

Lo que sí es un problema es la gestión del calendario. Sus socios anticapitalistas insisten desde hace varias semanas en que los preparativos del referéndum «van tarde». Y sus únicos socios potenciales –Catalunya Sí que es Pot (la marca de Podemos e ICV– plantean que haya aplazamientos para conseguir el aval de la Comisión Europea para la Democracia a través del Derecho, más conocida como la Comisión de Venecia.

Puigdemont no puede contentar a todas las partes. Su compromiso es con la CUP y el único calendario vigente es el que establece como fecha límite para la celebración del referéndum la segunda quincena de septiembre. ¿Hay tiempo suficiente para cumplir con lo prometido? La pregunta provoca contrariedad en el movimiento soberanista. El Govern sostiene que sí, que hay muchos preparativos realizados aunque no explicados. La CUP, impaciente, reclama anunciar la fecha y la pregunta, imprimir las papeletas y comprar las urnas. Reclama, en suma, la aceleración final. Pero el presidente de la Generalitat maneja tiempos algo distintos. Quiere proyectar ante los observadores de la escena catalana un esforzado intento por dialogar con el Gobierno.

Que se sepa, Rajoy y Puigdemont sólo se han reunido en una ocasión (11 de enero) y fue en un formato discreto. El presidente del Gobierno pidió, sin éxito, al titular de la Generalitat que acudiera a la Conferencia de Presidentes autonómicos. No hubo ninguna aproximación sobre el referéndum. Desde entonces, Rajoy y su gobierno intentan acercarse a la sociedad catalana sin mediadores, tratando de demostrar que el Gobierno de España lo es también de todos los catalanes.