Ciudadanos

Sánchez manda callar a los barones

Los líderes autonómicos no moverán ficha hasta la Ejecutiva del PP: los «rebeldes» de la zona sur exigen a Sánchez que «lidere» y no consulte a las bases para tantear la abstención

Después de la Ejecutiva del PP, Sánchez tendrá que enfrentarse a la responsabilidad que le achacan desde algunos sectores si no favorece un pacto de gobierno, y la decepción de la militancia si lo hace con las vascas y catalanas a la vuelta de la esquina
Después de la Ejecutiva del PP, Sánchez tendrá que enfrentarse a la responsabilidad que le achacan desde algunos sectores si no favorece un pacto de gobierno, y la decepción de la militancia si lo hace con las vascas y catalanas a la vuelta de la esquinalarazon

Los líderes autonómicos no moverán ficha hasta la Ejecutiva del PP: los «rebeldes» de la zona sur exigen a Sánchez que «lidere» y no consulte a las bases para tantear la abstención

«Presión intolerable». Así califica un barón socialista en conversación con este periódico su sentir respecto al inmediato protagonismo informativo que ha adquirido el PSOE después de que el PP y Ciudadanos hayan dado el paso en aras de un pacto de gobernabilidad. En este «parchís» político a cuatro, a cada partido le llega su turno en función de los movimientos de los otros, y no siempre en el momento deseado. Este miércoles tendrá lugar la Ejecutiva del Partido Popular que decidirá si se da luz verde o roja a las condiciones planteadas por Rivera para apoyar la investidura de Mariano Rajoy. Si vence la primera opción, la abstención del PSOE en la investidura de Rajoy será clave para evitar unas terceras elecciones. «No es no», ha sido el «leit-motiv» del secretario general socialista, Pedro Sánchez. No obstante, hay voces que no han tardado en salir, desde el ex presidente del gobierno, Felipe González, catalogando la decisión de Rivera como el «primer acto de responsabilidad política desde el 26-J», hasta el miembro del Comité Federal del PSOE, José Antonio Pérez Tapias, pidiendo ayer a Sánchez que busque «una alternativa de gobierno con Podemos y los nacionalistas».

«No ayuda que cada uno opine»

En este contexto, el partido socialista no está para atrevimientos. La ejecutiva ha ordenado el silencio y, el silencio se ha hecho para sorpresa del respetable, aunque en los mentideros parlamentarios no queda claro sobre si el motivo se debe a que están cundiendo las vacaciones. Es el caso de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, cuyo acostumbrado manojo de nervios ha de estar despertando hasta a las salamandras. Por si acaso, el mensaje oficial que trata de difundirse es el de la rectitud. «Creo que no ayuda que cada cual vaya aireando una opinión diferente a la versión establecida por el Comité Federal», explica una fuente cercana al órgano del partido andaluz. En un recorrido telefónico por las principales federaciones socialistas, o «no se va a comentar nada», o «no puede responder porque está de vacaciones». Vacaciones que terminan en su mayoría el martes antes de que se celebre la Ejecutiva del PP; utopía sería pensar que por casualidad. Pies en polvorosa hasta que se sepa por dónde irán los derroteros políticos.

No obstante, los hay que no se muerden la lengua. «El balón continúa en el campo del PP. Este supuesto avance debería haberse llevado a cabo la primera semana tras las elecciones», asegura Ximo Puig, presidente del Gobierno de Valencia. «Aún así, la propuesta de Ciudadanos es manifiestamente insuficiente para un gobierno de mínimo cambio como el necesario». Consideración compartida por el líder autonómico socialista de Castilla y León, Luis Tudanca. «Nosotros hemos decidido por unanimidad que nuestro voto va a ser contrario a Rajoy», asegura. «Y estoy convencido de que la actitud de Pedro Sánchez no va a cambiar en caso de que Rajoy y Rivera finalmente negocien». Para Tudanca, el criterio socialista «no debe cambiar» porque, a su juicio, «es lo mejor para los españoles». Y, respecto a la responsabilidad vertida sobre la espalda de Sánchez de ser el causante de que no haya gobierno, zanja la cuestión. «Si no consigue Rajoy sus apoyos será su fracaso. Lo que no se puede es pedir que Sánchez y el partido se suicide políticamente al acabar con los principios socialistas de hace 138 años de historia».

A esta versión oficial, compartida por algunos y no tanto por otros, es a la que se ciñen públicamente los líderes autonómicos. Y hay un motivo de más: parte de la dirección socialista está planteando que se haga una consulta a las bases para que sean ellas las que decidan la dirección del voto en una segunda votación. Para pavor de los barones rebeldes de la zona sur española, que execran los amagos populistas del secretario general, el hombre que blande permanentemente la amenaza de una consulta a las bases. «El líder debe liderar», se desespera un alto cargo de la Junta. «La negativa está interiorizada», subraya un militante perteneciente a la Izquierda Socialista. «El planteamiento es más ideológico que táctico. Es Rajoy quien debe negociar con las fuerzas afines de la derecha», repite «a título personal» este militante. «Santificar la corrupción, dejar a un presidente corrupto gobernar otros cuatro años estaría en contradicción con los principios del partido». A pesar de no alzar la voz, en los tentáculos socialistas distribuidos por el mapa terirtorial fluye ese malestar por la forma en que Sánchez puede delegar lo que, a su juicio, es su responsabilidad.

Pero es que la «encerrona» de Pedro Sánchez tiene unos matices añadidos: elecciones vascas y catalanas. En Ferraz son muy conscientes de que una abstención en una segunda votación de Rajoy supone que no pocos votos vayan a parar a Podemos en dichas regiones, lo que significaría un empujón más en la pérdida de peso político de Pedro Sánchez. Así las cosas, mejor irse de vacaciones y guardar silencio.

Malestar con Ciudadanos

«Blandito», «chorra», son algunos de los calificativos que desde las filas socialistas se arrojan sobre las condiciones impuestas de Rivera a Rajoy para pactar. Sólo se salva la reforma de la Ley Electoral. «Es complicado que el Partido Popular la acepte. Es su mayor baza electoral, su piedra angular, ocurre votación tras votación», señalan, además de plantear que tal reforma obligaría a modificar la Constitución por el procedimiento de mayorías. Por otro lado, el partido que selló un acuerdo con la formación naranja para formar gobierno ahora no duda en catalogar al partido de Rivera de «derechas» por negociar su apoyo a Rajoy en su investidura.