Sánchez marca territorio en los bastiones de Díaz y Puig

El líder del PSOE acudirá a sus congresos para dar imagen de «normalidad».

El PSOE cerrará con el mes de julio una etapa de convulsión interna sin precedentes en la que la pugna por el liderazgo de la formación lo ha reducido todo al enfrentamiento fraticida. La victoria de Pedro Sánchez en las primarias del pasado 21 de mayo sacudió los cimientos de la clase dirigente de un partido que se había confabulado para derrocarle meses atrás. Estos movimientos espolearon a las bases militantes que blandieron su derecho al sufragio para devolver al PSOE a su orden anterior, esto es, al otrora secretario general a la dirección del partido. Con su apabullante victoria en las primarias, Sánchez alcanzó cotas de poder desconocidas para sus antecesores y por mensajes poco afortunados de personas de su equipo se anticipaba que los congresos regionales podrían visualizar el nuevo equilibrio de poder. Sin embargo, tampoco estos cónclaves sirvieron para alumbrar cambios en los liderazgos del partido y los pedristas fueron incapaces de articular con éxito alternativas a los dirigentes críticos con el secretario general. Desde la derrota en las primarias, el sector no afín a Sánchez se ha desdibujado. Quienes lo integran prefirieron retirarse a sus cuarteles de invierno para lidiar con su reelección territorial y no ser acusados de desleales ni de poner palos en las ruedas en la andadura de la nueva dirección.

30 de julio. Esa es la fecha en la que, después de todas las cuitas internas, podrá verse de nuevo la foto de Pedro Sánchez y Susana Díaz. Una instantánea que no se produce desde la noche del 21 de mayo y en la que el rictus circunspecto de la presidenta andaluza contrastaba con el rostro pletórico del nuevo líder. Sánchez acudirá al cierre del congreso andaluz en el que la sevillana será investida sin oposición. Aunque la dirección federal quiere encuadrar su presencia dentro de la «normalidad» para intentar dar una imagen de «unidad», lo cierto es que Sánchez busca con su presencia marcar impronta en los territorios críticos. También lo hará –esta vez en la apertura– del cónclave de los socialistas valencianos, en el que se reelegirá a Ximo Puig como secretario general del PSPV y donde la opción pedrista fracasó estrepitosamente: Rafa García, alcalde de Burjassot, sólo obtuvo un 42,3% de los votos, frente al 57,6% de Puig. De cerrar las agendas de sendos encuentros se encargó el secretario de Organización, José Luis Ábalos, con sus homólogos andaluz, Juan Cornejo, y valenciano, Alfred Boix. Ambos le reiteraron al número tres de Ferraz su disposición a contar con Sánchez en sus cónclaves.

Desde el PSOE andaluz se apresuraron también ayer a señalar que «están encantados» de que el secretario general asista a su congreso y reiteraron su total disposición a que esto ocurra. El domingo 30 será también el reencuentro entre Sánchez y Díaz después de la tensa reunión de apenas cinco minutos de duración que mantuvieron durante el 39º Congreso Federal el 17 de junio. De la cita, Díaz salió visiblemente consternada ante la actitud de un Sánchez que le manifestó que no tendría capacidad de influencia ni negociación en los integrantes andaluces de su equipo.

Sánchez también estará hoy junto a la presidenta balear, Francina Armengol, en el cónclave de los socialistas baleares. Armengol pivotó durante las primarias entre Sánchez y López, aunque finalmente volvió al redil pedrista ante las nulas perspectivas de victoria del ex lendakari. Donde no estará el secretario general –como ya ocurrió con las Juventudes Socialistas y Castilla y León– es en los congresos de Extremadura, ya que con Guillermo Fernández Vara la relación es fluida, ni en los de La Rioja, Cantabria y Navarra. A éstos acudirán en representación de la dirección José Luis Ábalos, Adriana Lastra o Cristina Narbona.