Elecciones generales

Sánchez se aferra al «minuto yugoslavo» y despeja su agenda para negociar

Desde su entorno alientan la tesis de un movimiento de última hora y no se resignan a que el líder del PSOE le comunique al Rey que sólo cuenta con el respaldo de 131 diputados

La sala de prensa de Ferraz, durante el seguimiento de la intervención de Pedro Sánchez en el último Comité Federal
La sala de prensa de Ferraz, durante el seguimiento de la intervención de Pedro Sánchez en el último Comité Federallarazon

Desde su entorno alientan la tesis de un movimiento de última hora y no se resignan a que el líder del PSOE le comunique al Rey que sólo cuenta con el respaldo de 131 diputados

El «minuto yugoslavo». Se conoce así al último minuto de los partidos de baloncesto que jugaba la antigua selección de Yugoslavia, en el que conseguía dar la vuelta al marcador y ganar por una exigua ventaja a su adversario. A esta canasta en el tiempo de descuento es a la que se aferra el círculo más cercano al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que se resiste a asumir públicamente la tesis de las elecciones hasta que efectivamente el Rey constate –en la ronda de consultas que arranca hoy– que no existe entendimiento posible para evitarlas. Los socialistas, que se han mostrado en los últimos meses capaces de mantener la ficción de que el pacto con Ciudadanos era suficiente para llegar a La Moncloa, no están dispuestos a abandonar esta alianza por ahora, a pesar de que haya lastrado las opciones presidenciales de Sánchez en lugar de darles viabilidad. «En ningún caso se va a dejar de lado a C’s», reiteran.

Aunque oficialmente el plazo para que Sánchez cierre un acuerdo expira mañana, cuando se verá con Felipe VI, los tiempos internos que manejaba el secretario general socialista se agotaron este fin de semana. Según fuentes de su entorno, el líder del PSOE se puso hace un mes la fecha límite del 23 y 24 de abril para lograr articular una mayoría en torno a su candidatura a La Moncloa, algo que –salvo sorpresa– parece no haber conseguido. Durante el último acto público en el que ha participado estos días, la entrega del Premio Cervantes, Sánchez reconoció en una conversación informal con periodistas que tiene «muy difícil» conseguir este pacto de gobierno. No obstante, desde su círculo más cercano se apunta a que «no tira la toalla» y se niegan a desvelar qué le transmitirán al Rey en su consulta de mañana. «Hasta el último día hay margen», declaran. Este «optimismo moderado» en un giro inesperado de los acontecimientos cobra cierta relevancia si tenemos en cuenta que hace una semana y preguntadas por la misma cuestión –¿qué le iba a trasladar el líder del PSOE a Felipe VI?– las mismas fuentes reconocieron sin tapujos a LA RAZÓN que le comunicarían que Sánchez «sólo tiene el apoyo de 131 diputados» –la suma de PSOE, Ciudadanos y Coalición Canaria–, los mismos que votaron a su favor en la segunda votación de su infructuosa sesión de investidura.

Alienta esta tesis de un movimiento de última hora que, según fuentes consultadas por este diario, el núcleo duro del secretario general se haya despejado la agenda para los próximos días, con el objetivo de tener disponibilidad total para cualquier reunión que lo requiera. No obstante, en el entorno del equipo negociador socialista se remiten directamente a Ferraz para ofrecer cualquier información y reconocen, en contra de la tesis oficial, que «no hay nada que hacer». Ayer el portavoz de este gabinete, Antonio Hernando, se jactó en un acto en Murcia de que Sánchez sería hoy presidente si se hubiera lanzado en brazos de Podemos y los independentistas. De esta opinión son también otros sectores del partido, que reconocen un «desconocimiento total» de que se esté gestionando cualquier maniobra paralela al bloqueo externo que se exhibe e incluso el propio Miquel Iceta confiesa que sus contactos con Xavier Domenéch –En Comú Podem–, para explorar una posible solución al encuadre de la cuestión catalana, han cesado. El primer secretario del PSC lanzó la semana pasada el último llamamiento para sortear las urnas, que pasaba –en su opinión– por un gobierno en solitario del PSOE con independientes de otras formaciones, apoyado desde fuera por Podemos y C’s y sometido al control parlamentario. Una tesis que en Ferraz no quisieron entrar a valorar.

En las horas claves para evitar la repetición electoral las presiones se suceden. Desde el entorno socialista se apunta a que el PSOE debería abstenerse y permitir que gobierne el PP si tras el 26-J los resultados vuelven a dibujar un país ingobernable. Mientras que desde la izquierda, Podemos e IU ya sueñan con el «sorpasso» a los socialistas y buscan las fórmulas para articular una confluencia al gusto de ambos partidos. El objetivo de ambos bloques es conseguir hacer ver a su interlocutor la necesidad de entenderse, una forma de calibrar los riesgos de volver a las urnas. Los primeros podrían perder la hegemonía de la izquierda, los segundos cargarían con la responsabilidad de «perpetuar» al PP una legislatura más al frente de La Moncloa.

El 30 de abril, pistoletazo de salida para la campaña

A pesar de que la tesis oficial se basa en intentar evitar las elecciones a toda costa, el PSOE se prepara ya para poner a funcionar su maquinaria electoral de cara a los nuevos comicios del 26-J. El primer paso para engrasar los mecanismos de campaña se dará en el Comité Federal del próximo sábado, que se convocará formalmente en Ferraz el miércoles, cuando el Rey constate que no existe un candidato para la investidura. En el máximo órgano entre congresos del partido se dará curso al proceso de primarias entre la militancia por el que se elegirá al candidato del PSOE a las generales. No se espera que Sánchez cuente con oposición en el partido.