Presidencia del Gobierno

Temporada de rebajas por Ángel Del Río

La Razón
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La nueva temporada de rebajas presentada por Mariano Rajoy ha llegado a la «pasarela» Cibeles, es decir, al Ayuntamiento de Madrid. Ana Botella ha sido rápida en vestir a la administración municipal con el nuevo modelo presentado por el Gobierno central, con menos escotes de días libres y con amplios recortes en el largo de los sueldos. La alcaldesa ha anunciado que los funcionarios se quedarán sin la paga extra de Navidad, como corresponde a lo dictado por el gobierno de Rajoy para todos los funcionarios de todas las administraciones públicas. Los vendedores de turrón, Papá Noel y los mensajeros de los Reyes Magos, han entrado en una especie de desconsuelo porque ven de cerca el fantasma del paro. Si a esto sumamos que los altos cargos municipales van a ver también reducidos en un 7,1 por ciento sus salarios, la depresión se acentúa, porque la merma en la capacidad adquisitiva de funcionarios, altos cargos y ediles puede ser letal para el comercio, sobre todo en época tan propicia para el consumo como son las Navidades.
Al desosiego del comercio en general, se une el del turismo, porque a los funcionarios se les rebaja un 70 por ciento los «moscosos», con lo que perderán capacidad de construir «puentes» a la medida del ocio apetecido, al tiempo que los días de libre disposición, es decir, aquellos que se pueden tomar sin necesidad de justificarlos, pasarán de 10 a 3. Gracias a esta campaña de rebajas, los administrados nos enteramos de la cantidad de días libres remunerados que tienen nuestros probos funcionarios, y en general nos parece lógico que en tiempo de apreturas todos perdamos parte de lo que llamamos derechos adquiridos. Pero no hay otra manera de profundizar en los ajustes que necesita este país para salir del pozo en el que nos metieron. Medidas duras cuando tocan el sueldo y los derechos adquiridos, y eso conlleva un efecto colateral: la toma de la calle, el secuestro de la movilidad pública. Comprendemos a los funcionarios en su dolor económico, pero sin olvidar el dolor propio de quienes en la empresa privada hemos visto rebajado los salarios hasta un 12 por ciento, y no nos han recortado «moscosos».