País Vasco

El voto del miedo

La Razón
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Apoco menos de nueve meses para la celebración de las elecciones en el País Vasco, la realidad política ha sufrido un retroceso respecto a la anterior convocatoria, que deparó la victoria a las fuerzas constitucionalistas. La legalización de las marcas proetarras por parte de los magistrados del Tribunal Constitucional propuestos por el PSOE fulminó los progresos en la recuperación de las libertades y la supresión de los espacios de impunidad. Sortu se ha convertido en un arma más con la que asegurarse el mejor resultado electoral. Según adelanta hoy en exclusiva LA RAZÓN, el grupo batasuno explotará el discurso del miedo y trasladará a la sociedad que sólo Sortu es garantía de paz y de que los atentados no vuelvan. El fondo del mensaje será concluyente, aunque las formas sean más sutiles: la paz no está asegurada, sobre todo porque la banda ya avisó sobre la «prolongación del sufrimiento». Sortu es una pieza de un engranaje planificado, desarrollado y eficaz. Con ETA ejerciendo el control de múltiples instituciones de la comunidad autónoma, algunas tan relevantes como el Ayuntamiento de San Sebastián o la Diputación de Guipúzcoa, la democracia se abre camino con demasiadas dificultades. ETA no mata de momento, es cierto, pero gobierna, maneja e intimida como en tiempos que creíamos superados y hasta olvidados. El factor miedo fue siempre determinante en el País Vasco. Sin los asesinatos, los secuestros y la extorsión, el electorado habría sido otro radicalmente distinto, entre otras cosas porque la diáspora de decenas de miles de vascos no se habría producido. El terrorismo distorsionó y condicionó votaciones, y con ellas gobiernos y políticas, hasta configurar la realidad actual. La banda no pudo evitar una mayoría constitucionalista en 2009, pero las perspectivas son muy distintas ahora. El sondeo de NC Report para LA RAZÓN, que publicamos hoy, refleja un giro muy preocupante en la intención de voto con la irrupción de la marca proetarra de Eusko Herria Bildu (EHB). La suma de fuerzas nacionalistas sería del 55,7% y la de las fuerzas constitucionalistas se quedaría en el 38,5%. El PNV sería el partido más votado (22/24 escaños), aunque perdería entre seis y ocho parlamentarios, seguido de EHB, con 21/22. La estrategia de Patxi López y Eguiguren sufre un descalabro y el PSE pierde de nueve a diez escaños, mientras que el discurso coherente y serio del PP gana apoyos y crece uno hasta los 14. Con esta distribución de fuerzas, el PNV tendrá la llave y ETA puede ser decisiva en un escenario político amenazante que exigirá del Gobierno la misma firmeza que la demostrada hasta ahora. En cualquier caso, que el miedo sea de nuevo protagonista en unos comicios vascos demuestra que la estrategia de la banda funciona.