Asia

Pekín

Cárcel sin barrotes para Ai Weiwei

Con aspecto desmejorado, el artista se ha recluido en su casa tras la liberación. Evita hablar y tiene prohibido salir de su país. Todo el mundo se pregunta cuál va a ser su futuro.

En chino y en inglés. Activistas chinos mostraron ayer su solidaridad con Ai Weiwei en la puerta de su domicilio
En chino y en inglés. Activistas chinos mostraron ayer su solidaridad con Ai Weiwei en la puerta de su domiciliolarazon

«Yo mismo me he cortado el pelo, ahora luce más y está brioso». Esta intrascendente declaración pública fue la única que dejó ayer el artista y activista chino Ai Weiwei, en el que fue su primer día en casa después de casi tres meses retenido en paradero desconocido por la Policía. Al menos de momento, el régimen chino ha conseguido acallar a una de las voces más críticas del país, un hombre que nunca perdía ocasión para señalar con el dedo los abusos del régimen, convirtiendo la denuncia social en inspiración artística, e incluso en un modo de vida. La propaganda oficial le acusa de evasión de impuestos, aunque los cargos no han sido presentados por los cauces ordinarios.Ai Weiwei se limita por ahora a comentar su corte de pelo y pidecomprensión. Ayer se asomó por segunda vez a la puerta de su casa y, aunque teóricamente ninguna ley se lo impide, insistió en que no puede hablar en público de su detención y mucho menos ofrecer entrevistas.

Arresto cautelar
Su abogado, Liu Xiaoyang, desbordado por las preguntas de los periodistas, colgó ayer en internet el artículo 56 del Código Penal chino, bajo el cual su cliente permanece bajo una forma de arresto cautelar que podría traducirse como «libertad bajo fianza a la espera de juicio». Otro amigo suyo, el también abogado Pu Zhiqiang, accedió a interpretar el significado del texto, después de haber mantenido una breve conversación telefónica con Ai. «Básicamente, no puede dejar la ciudad ni el condado en el que reside, en este caso Pekín. Por supuesto, no puede desplazarse al extranjero.

Tampoco puede influir a los testigos bajo ninguna circunstancia y, finalmente, está prohibido que falsifique o destruya pruebas. Además, está obligado a acudir a declarar cada vez que sea citado. Podría haber un juicio en un plazo de entre seis meses y un año. La Ley dice que, si cumple todo lo anterior, se le devolvería la fianza. Eso es todo». Entonces, ¿qué le impide hablar? En el contexto de un sistema queimpone serias trabas a la libertad de expresión, la pregunta adquieredimensiones retóricas. Se da por hecho que Ai Weiwei ha llegado a un acuerdo con las autoridades y que el silencio es una de las parcelas de libertad que ha cedido a cambio de regresar a su hogar.

Nada sesabe sobre su supuesta confesión y su compromiso a pagar lo que presuntamente evadió, algo de lo que por ahora sólo han hablado laagencia de noticias estatal Xinhua y un portavoz del Ministerio deAsuntos Exteriores. Liu, su abogado, insiste en destacar la falta de transparencia de todo el proceso. «¿Cómo se supone que evadió impuestos? ¿De cuánto dinero estamos hablando? ¿Por qué Hacienda no nos ha dado todavía ninguna información al respecto?». Su colega, Pu, recuerda que debería tener derecho a una apelación en la que, entre otras cosas, se explique lo que ha pasado durante su detención. Especialmente, si ha habido abusos policiales o no. En apariencia, Ai Weiwei sólo está más delgado y algo demacrado y no hay síntomas evidentes de violencia física.

Motivaciones políticas
Como tantos otros, el analista de la ONG «Human Right Watch» en Hong Kong, Nicholas Bequelin, está convencido de que todo obedece a motivaciones meramente políticas. Su organización opina que Ai Weiwei ha sido puesto en libertad, entre otras cosas, por una mera estrategia de oportunismo político. Y recuerdan que la noticia se ha dado pocos días antes de que el primer ministro chino, Wen Jiabao, emprenda una gira por Europa, donde visitará Alemania y Reino Unido, dos de los países que más han elevado la voz. Argumentos discutibles, contradicen otros expertos, teniendo en cuenta que en ocasiones anteriores, por ejemplo con el premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo, Pekín no ha dado su brazo a torcer. Sea como sea, el futuro del artista está plagado de dudas. En su entorno nadie tiene claro si podrá volver a trabajar, al menos en los próximos doce meses.

Últimamente, su proyección internacional y el cerco al que le había sometido la censura, habían condicionado notableente su carrera: aunque trabajaba en suelo chino, hace ya meses que su obra sólo se podía apreciar a través de la red o en el extranjero. Estuvo a punto de morir hace dos años después de recibir una paliza a manos de la Policía. Tras ser operado de urgencia, volvió a la carga, más vehemente que nunca. Ha demostrado que tiene serios problema para mantener la boca cerrada. Sólo el tiempo dirá si han conseguido sellársela para siempre.