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El regreso del lobo a Cataluña un revulsivo para el turismo verde

La reaparición del lobo en determinadas áreas del Pirineo catalán puede convertirse en un próximo futuro en un revulsivo para el turismo de naturaleza en estas zonas, según expertos en la materia consultados por Efe, que valoran las positivas experiencias probadas en otras zonas de España y Europa.

Tras cerca de 70 años ausentes de las tierras catalanas, en los últimos años una docena de ejemplares llegados desde Francia se ha asentado en la zona pirenaica, aunque han hecho incursiones en el Vallés Oriental, y están en condiciones de volver a reproducirse.

En Cataluña, el lobo ocupa unos 1.400 kilómetros cuadrados en el macizo del Cadí y otras sierras limítrofes repartidas por las comarcas del Urgell, la Cerdanya, el Solsonès, el Berguedà y el Ripollès.

En general, se trata de espacios naturales protegidos incluidos en el Parque Natural del Cadí-Moixeró, en la red europea Natura 2000, en el Plan de espacios de interés natural y en las reservas nacionales de caza de Cadí, Cerdanya-Alt Urgell y Freser-Setcases, donde abunda el rebeco, el corzo, el jabalí y la liebre.

El doctor en Biología Jordi Ruiz Olmo, responsable del Servicio de Protección de Fauna y Flora de la Generalitat, ha señalado a Efe que "si se explota bien", la presencia de lobos puede representar ventajas para los territorios donde habitan".

"Hay una serie de trabajos que demuestran que es un revulsivo"para la atracción turística, y para ello, especifica Ruiz Olmo, "hemos trabajado mucho con el Consell Comarcal del Berguedà, el Consorcio de Turismo del Alt Berguedà, con el Parque Natural del Cadí y con algunos ayuntamientos", pues "la verdad es que es un recurso", añade.

Desde la administración catalana se prefiere no obstante que la explotación turística de esta novedad "sea iniciativa del territorio", y pone como ejemplo algunos cámpings donde se han programado actividades formativas sobre el lobo y, de este modo, "comience a ser un elemento positivo en el territorio".

Jordi Ruiz previene no obstante que la reaparición del lobo no se consolidará si se abre "un conflicto permanente con los ganaderos", debido a los ataques a los rebaños, por lo que "nuestra actuación ha estado muy orientada a trabajar con ellos, compartir información y ayudarles a evitar los ataques, mas allá de pagar los daños que originan los lobos, que también se pagan".

Pese al miedo atávico que aún despierta este animal entre algunas personas, el biólogo subraya que los lobos evitan al hombre y, como prueba, indica que "en España hay unos 3.000 lobos y llevamos más de un siglo sin ningún ataque"a humanos.

Imma Espel, técnica de turismo del Consell Comarcal del Berguedà, ha explicado a Efe que "hay experiencias de otros lugares en Europa y en España en donde están sacando un rendimiento turístico de la presencia del lobo, como en la Sierra de la Culebra (Zamora), porque es una especie emblemática, difícil de ver y que despierta mucho interés".

En el Parque Natural del Cadí de momento "la concentración de individuos es tan pequeña que a nivel turístico no podemos plantearnos gran cosa", más allá de hacer pedagogía de que "el lobo no es un peligro, sino que es un gran privilegio tener a este animal viviendo en nuestro territorio, porque es un símbolo de que los ecosistemas están bien y de que tenemos un paisaje bien preservado".

Para hacer esta labor pedagógica, el Parque Natural del Cadí y el Consorcio de Turismo del Alt Berguedà organizan de abril a septiembre talleres dirigidos a familias con niños en los que, con el lobo como elemento central, se explican cuentos, se hacen dibujos o se preparan disfraces, entre otras actividades.

Para un público más adulto, se celebran en el Parque del Cadí y localidades de su entorno cursos teóricos y prácticos para conocer de cerca el mundo de los lobos, o presentaciones de libros en los que este animal es protagonista.

Imma Espel indica que estos talleres y cursos tienen éxito y que es una manera de avanzar a nivel turístico "previendo que esta especie se irá expandiendo"y que en el futuro puede ser un atractivo para organizar nuevas actividades, como itinerarios o "cazas fotográficas".

Espel expone que, por lo general, los jóvenes de la zona y los "urbanitas"que se desplazan a ella a se muestran contentos e interesados por la presencia del lobo mientas "quizás la gente mayor y quienes tienen ganadería están más a la expectativa", pero "como cuando ha habido cualquier problema se han dado indemnizaciones, no veo que haya un rechazo al lobo, a mí no me ha llegado".

"Tenemos experiencias de otros lugares donde (hombre y lobo) conviven sin ningún tipo de problema", subraya Espel, para quien lo esencial es hallar un equilibrio entre "los problemas generados por alguna pérdida de ganado y los beneficios que puede dar al turismo."