Francia

El orgullo francés por Laurence Sailliet

La Razón
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En un momento histórico, Francia debe escoger un camino. Seguramente, desde la Segunda Guerra Mundial nuestro país en particular y el mundo occidental en general, nunca habían tenido tantos retos que afrontar en el mismo tiempo. El proyecto de Nicolas Sarkozy es el de una «Francia fuerte» que tenga confianza en el futuro y que esté orgullosa de sus valores. Sólo Sarkozy es capaz asegurar que Francia siga siendo la dueña de su destino y que permanezca a la altura de su historia y de su rango de gran nación europea.

Una Francia fuerte es una Francia que valora el trabajo y el mérito, la responsabilidad y la autoridad y que rechaza la asistencia social generalizada, el endeudamiento, el igualitarismo y el multiculturalismo.

Una Francia fuerte es una Francia más competitiva en una Europa mejor protegida, éstas son las dos caras de una misma política. Francia debe ser fuerte para fomentar, acompañar y motivar a quienes hacen posible que Francia tenga éxito en un mundo globalizado al mismo tiempo que pueda proteger a los que son amenazados por esta misma globalización, devolviéndoles también la capacidad de poder controlar su destino.

La «Francia fuerte» se construye también en el extranjero, a través de todos nuestros compatriotas que viven y trabajan fuera de nuestras fronteras, tanto de forma temporal como permanente.
Una «Francia fuerte» supone la difusión de la lengua francesa y una mayor influencia de la cultura francesa en el mundo.

Una «Francia fuerte» es una Francia que permite a cada uno de los hijos de franceses en el extranjero acceder a la educación francesa de calidad. He aquí lo que básicamente está en juego para Francia en los próximos años y que se decidirá en las urnas este domingo.

 

Laurence Sailliet
Candidata de la UMP a las legislativas