Sección patrocinada por sección patrocinada

Entrevista

Ana Belén: "Para la gente de izquierdas es muy triste lo que está pasando"

Siete años después de su último trabajo publica «Vengo con ojos nuevos», que ya presenta de gira por España

La artista Ana Belén
La artista Ana BelénAlberto R. Roldán

Madrileña de Lavapiés, actriz de cine y teatro y cantante, Ana Belén (1951) ha pasado una vida entera encima de un escenario desde que, con 13 años, apareciese en «Zampo y yo», de Luis Lucia. Su inmensa carrera incluye 35 discos, 40 películas y otros tantos montajes teatrales a los que ahora se añade «Vengo con ojos nuevos», su primer disco en 7 años, que ya está tocando en una gira que tiene 27 fechas y que culmina en Madrid en diciembre.

¿En qué momento artístico se siente?

Bien, como siempre. Con el mismo entusiasmo de siempre. Ahora tienes un poquito más de cuidado, para que no te caigas y te rompas una cadera (ríe). Porque nadie me obliga. Nadie. No tengo ni compañía discográfica, como antes, que me haya obligado.

Teatro, cine, TV, canta boleros y baladas, ¿nada se le resiste?

Muchas cosas. Soy consciente de mis limitaciones como artista. Hay cosas que no puedo hacer, que no puedo cantar.

Ha hecho una bachata.

Bueno, y hace años grabé con Juan Luis Guerra y «Derroche»... y tengo mucha relación con ese país, República Dominicana.

¿Por qué no está ahora mismo en Punta Cana bajo una sombrilla en vez de sacando disco y gira? ¿Cuál es esa energía?

Es una necesidad... Tengo la suerte de hacer en la vida lo que más me gusta y vivir de ello. Puedo incluso decir que me voy a coger unas vacaciones en verano, esa es la suerte que tengo.

¿Hay algo de adicción al aplauso?

No hay otra profesión que en cada tres minutos te estén aplaudiendo. En teatro es al final, pero cada tres minutos... Ya me contarás.

Canta sobre el paso del tiempo. ¿Cómo lleva eso?

Bien, bien, no soy demasiado nostálgica. Eso de que era todo mejor antes... no sé, creo que lo que hay es que yo era joven antes y todo cuando eres joven las cosas te parecen mejor. Y ahora, a ratos. Pero te adecúas a lo que te toca vivir, lo aceptas con naturalidad. No me levanto diciendo: «joer, qué putada, que estoy mayor. Cuántas canas tengo. Me duele esto...». La otra opción es estar muerto, así que no me como el coco.

Otra canción dice, en cambio, que no es tan distinta a como era de niña, no sé si se aplica.

A los actores que estamos desde niños trabajando nos pasa que ves imágenes antiguas y... Pero yo me sigo reconociendo. Esa canción, que la ha escrito Víctor Manuel, se llama «Vengo con los ojos nuevos». Y me gusta porque vuelvo a grabar un disco con la sabiduría de una persona con su edad, pero, al mismo tiempo, con la mirada de inocencia y de curiosidad que yo tenía. Ahí me reconozco mucho.

Lo normal es volverse cínico, pesimista.

Y amargado. Pero eso es porque no aceptas y hay que aceptar muchas cosas cuando te haces mayor. Y no pasa nada.

Canta a las mujeres predecesoras que abrieron camino. Pero queda mucho por hacerse.

Queda mucho. Pienso que el feminismo ha sido la revolución más importante. Estamos en el camino.

Hay hipocresía entre los aliados del feminismo, que dicen apoyarlo pero tienen conductas poco consecuentes.

Me estás preguntando por lo que me estás preguntando...

Pienso en Errejón, en Ábalos, sí, y en muchos otros.

En todos los sitios cuecen habas y a veces a calderadas. Eso es verdad. Yo recuerdo la época de la militancia, en el PCE. Todos hablaban de compañeros y se luchaba por la democracia y se peleó mucho en muchos ámbitos. Se hablaba de la fuerza de las mujeres en ese momento y, mientras, las militantes de barrio siempre hablábamos de que una cosa era eso que se decía, pero que lo que se daba en las casas, cuando se cerraba la puerta con un padre muy de izquierdas y muy obrero, era puro machismo. Hay un componente machista en toda la sociedad.

Se está consiguiendo.

Sí, y cuando ves las encuestas de que las mujeres han ascendido a puestos importantes de la sociedad, sí, pero en las grandes grandes empresas, ¿qué mujeres hay? Poquísimas. Y hay otra cosa: en todos los casos de corrupción...

Son hombres. ¿Qué lectura hace de eso?

Es significativo, porque el machismo es una cuestión de poder y la corrupción también. Como esta es mía, yo hago lo que quiera. Están ambas cosas relacionadas.

Adriana Lastra decía lo que le hizo Ábalos. ¿Qué le parece el escándalo de corrupción en el Gobierno?

Triste. Para toda la gente de izquierdas es muy triste.

Hay canciones de amor tóxico. ¿No aprendemos a querer?

Esto tiene que ver con lo que estamos hablando. Con el poder, con la posesión, con la falta de igualdad en las relaciones. Me preocupa la gente muy joven, pero muy joven, que empieza a tener relaciones. Y las chicas consienten tantas cosas... que te da mucho miedo. Porque eso es muy difícil de deshacer.