Terrorismo yihadista

Bagdali rechaza las adhesiones que no le suponen consolidar nuevos territorios

Bagdali rechaza las adhesiones que no le suponen consolidar nuevos territorios
Bagdali rechaza las adhesiones que no le suponen consolidar nuevos territorioslarazon

El Daesh ha consolidado su presencia en veinte provincias iraquíes y sirias, o «wilaayats», y ha proclamado otras diez en otros siete países o regiones. (Ver gráfico). Aunque son numerosos los grupos que han anunciado su adhesión a Abu Bark al Bagdadi, desde la India hasta Filipinas, el Estado Islámico sólo ha aceptado como franquicias a diez. Esta resistencia a aceptar las «adhesiones incondicionales» forma parte de la estrategia del grupo para sólo reclamar algo que no es probable que pierda o que difícilmente será recuperado. Para el Daesh es algo aceptable ceder una ciudad porque siempre puede retomarla . No ocurre lo mismo con otras zonas. Ocho de las diez «wilaayat extranjeras» se encuentran en lugares donde no hay un fuerte control gubernamental ni ninguna expectativa razonable de dicho control. Los dos restantes («wilaayat» Haramayn y la Nayd, recientemente anunciada en Arabia Saudí), donde hay un fuerte control del Gobierno, son excepciones a esta regla. Se debe a que es muy importante para el Daesh mantener o, al menos, aparentar, una cierta operatividad en esa nación. Las «wilaayat» centran los objetivos de sus atentados en el enemigo cercano o interno.

Las diez «wilaayat» ya existentes varían en capacidades operativas y asentamiento territorial. Las tres de Libia (Trípoli, Fezzan, y Barqa) mantienen y controlan al menos un territorio y han establecido un cierto nivel de gobernabilidad por parte del Daesh. La «wilayat» Sinaí es bastante letal y activa, aunque en realidad no posee territorio. Su forma de actuar en la zona consiste en golpear a los servicios de seguridad egipcios y las instalaciones de gas natural y huir a continuación. Sobrevive porque el Gobierno nunca ha ejercido un control sostenido en la zona. Las «wilaayat» de Argelia y Yemen (Wilaayat al-Jazair y Wilaayat al-Yemen) son mucho menos cohesionadas y capaces que las de Libia, en particular en Argelia, donde debe lidiar con su rival que sigue las consignas de Al Qaeda: Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). El núcleo de la «wilaayat» argelina es un grupo conocido como Jund al-Khilafah (los Soldados del Salifato), que se ha cobrado el crédito por el ataque de marzo en el Museo del Bardo en Túnez, así como ataques del lobo solitario del día 26 de mayo a un cuartel militar de Túnez en el que mataron a siete soldados. Respecto de la «wilaayat» en Yemen, los expertos destacan que se aprovecha de los conflictos y el caos existente en el país, lo que le permite organizarse y mantenerse, incluso frente a las lucha tribales y a un «muy capacitada» franquicia de AlQaeda: Al Qaeda en la Península Arábiga. Hay poca o ninguna posibilidad de que los gobiernos de Yemen y Argelia puedan cambiar de manera fundamental las condiciones sobre el terreno, como para desalojar de manera efectiva o erradicar los grupos extremistas. De hecho, el Daesh se siente cómodo y operativo y proclama esos territorios como estados o provincias. La «wilaayat» de más alto perfil es también la que está más retirada del núcleo central de la lucha del grupo: Boko Haram en Nigeria y los países vecinos. Después de que su promesa de adhesión a Bagdadi fuera aceptada en marzo, el grupo se hizo conocido en el califato como Wilaayat Gharb Afriqiyah o El Wilayat África Occidental. Desde su aceptación, Boko Haram se ha enfrentado a una serie de derrotas por una coalición de países vecinos. La «wilaayat» Khorasan tiene su sede en Pakistán, con territorios de Afganistán y los países del norte. El grupo tiene capacidad operativa a lo largo de las zonas fronterizas entre Afganistán y Pakistán. El anuncio de una «wilaayat» en esa región puede ser visto como un movimiento más de propaganda contra Al Qaeda en el corazón del grupo que como un intento serio de tomar territorio significativo.